Los protegidos fans

¡Toda la información sobre la mejor serie del momento! NO te olvides de visitar la nueva sección: Sandra y Culebra FANFIC, comentalá y opina sobre el blog y la serie. ¡Ahora también podrás ver el último capitulo emitido en televisión!

¡Hola! Escribo para informaros de que tengo nuevo blog: Coleccionista de Deseos. En la primera entrada que he hecho hablo de todo lo relaccionado con él, pero lo que destaco es que es donde voy a publicar mi nueva historia (que aún no tiene nombre)
Saludos.
http://coleccionistadedeseos.blogspot.com/

Sandra y Culebra FANFIC.


43. EL FINAL.

Narra Culebra:

Silvestre nos reunió a todos para contarnos su plan:

Si- El plan es muy simple. Tres de nosotros vamos y les metemos por el conducto de ventilación un gas cuyos efectos son que cuando despierten no recuerden nada.
C- ¿Quién va?
Si- Voy a ir yo con Mario y Jimena. Ya os habéis arriesgado bastantes tú y Sandra.
C- Me da igual tener que arriesgarme de nuevo.
Si- Créeme, lo mejor será que vayamos nosotros tres.

Mario y Jimena cogieron sus abrigos y se fueron junto a Silvestre para acabar de una vez por todas con los secuestradores de niños con poderes. Vi que Chispitas subió arriba y me dispuse a seguirla pero Alex me llamó:

A- Culebra, siento todo lo que te he echo en todo este tiempo.
C- Ya te he dicho que no te guardo rencor.
A- Se que no me he portado como un hermano.
C- Tampoco es para ponerse dramático. Anda ven aquí.

Le abrí mis brazos y nos abrazamos con fuerza. Después del abrazo subí arriba, Sandra no estaba en su cuarto así que fui al baño para ver si se encontraba allí. Efectivamente estaba en el baño peinándose. Entré y cerré la puerta de nuevo:

C- Para no variar, nos volvemos a encontrar aquí.
S- Pues ahora que lo dices, tienes razón.
C- ¿Te has dado cuenta lo que puede dar de si un habitación como esta? Puede que parezca la peor de toda la casa pero es como más nuestra que de los demás ¿no crees?
S- ¿Te pones sentimental estando en el baño?
C- No. Me pongo sentimental estando a tu lado.

Me acerqué poco a poco a ella y nuestros labios se volvieron a encontrar por tercera vez, pero aquel beso no fue como los demás, Chispitas no estaba tensa pensando en controlar su poder, simplemente disfrutaba el momento. Nuestros labios se separaron y nos sonreímos mutuamente:

C- ¿Sigues pensando que necesitas los guantes?

Le cogí la mano izquierda y le quité el guante con delicadeza, después le quité el guante de la mano derecha y los tiré al suelo:

C- No te rayes, hace tiempo que ya no los necesitas.

Esta vez fue Sandra la que se abalanzó sobre mí para besarme y así acaba nuestra particular historia. Acaba donde empieza una nueva entre nosotros dos, una en la que ya hemos aprendido a controlar nuestros sentimientos y ni Claudia ni el Cara Cartón pueden interferir.

Narra Sandra:

Silvestre nos reunió para decirnos en que consistía su plan:

Si- El plan es muy simple. Tres de nosotros vamos y les metemos por el conducto de ventilación un gas cuyos efectos son que cuando despierten no recuerden nada.
C- ¿Quién va?
Si- Voy a ir yo con Mario y Jimena. Ya os habéis arriesgado bastantes tú y Sandra.
C- Me da igual tener que arriesgarme de nuevo.
Si- Créeme, lo mejor será que vayamos nosotros tres.

Mario, Jimena y Silvestre se fueron a acabar con todo esto de los secuestradores y yo subí arriba para peinarme porque aún era temprano y no me había dado tiempo. No se porqué, esperaba que Culebra me siguiera pero no fue así. Cogí en cepillo y empecé a cepillarme el pelo y de repente vi que la puerta del servicio se abrió y entró, como no podía ser de otra manera, Culebra:

C- Para no variar, nos volvemos a encontrar aquí.
S- Pues ahora que lo dices, tienes razón.
C- ¿Te has dado cuenta lo que puede dar de si un habitación como esta? Puede que parezca la peor de toda la casa pero es como más nuestra que de los demás ¿no crees?
S- ¿Te pones sentimental estando en el baño?
C- No. Me pongo sentimental estando a tu lado.

Se acercó a mí y nuestros labios se fundieron en un dulce beso. Al separarnos nos sonreímos mutuamente y Culebra empezó a mirar mis guantes, esos guantes de los que yo ya estaba harta de tener que verlos todos lo días:

C- ¿Sigues pensando que necesitas los guantes?

Me agarró la mano izquierda y me quitó el guante muy lentamente, después hizo lo mismo con el guante de la mano derecha y los tiró al suelo con fuerza. Yo observé cada movimiento de Culebra y me puse un poco nerviosa al ver que los guantes no rozaban mis manos:

C- No te rayes, hace tiempo que ya no los necesitas.

Ese comentario me dio las fuerzas necesarias para dejar de pensar por un momento en freír a la gente así que me tiré a sus brazos y lo besé.

Con ese beso acaba esta historia aunque no fue ni la última historia ni por supuesto el último beso. Aunque, la verdad sea dicha, desde que acabó todo el tema de los secuestradores, tanto Culebra como yo estábamos más unidos, quizás por todo lo que habíamos pasado juntos o quizás porque ya no teníamos porque estar pensando en que cualquier día en cualquier lugar, nos podían raptar.


42. EL HOTEL.

Narra Culebra:

Si- Para que creyesen que estaba muerto me inyecté una medicina muy potente. Entiendo de medicina porque hice la carrera de enfermero, por eso sé como salvar a Mario y Jimena, es muy sencillo.
C- ¿Por qué no nos has buscado en todo este tiempo?
Si- Porque los malos también me buscaban a mi. Cuando me llamaron por teléfono para quedar en el parque sabía que eran ellos pero me hice el tonto porque también sabía que os enviarían a vosotros.

Llegamos a casa. La tropa se encontraba comiendo, Lucía se tiró a los brazos de Silvestre en cuanto lo vio:

L- ¡¡Papá!!
M- ¿Traéis a más gente? Pues yasta, todos para dentro. Esto parece un hotel.
J- Cállate Mario. Es Silvestre, ¿cómo es que estás vivo?

Sandra y yo nos fuimos al salón mientras Silvestre les contaba la verdad sobre su "muerte" a Mario y Jimena:

C- Oye, con todo el lio no me has dicho nada de mi sorpresa.
S- ¿Qué quieres que te diga? Que es lo mejor que me podías regalar.
C- Me alegra oírte decir eso.

Silvestre me llamó y fui a la cocina:

Si- Culebra tu eres el que ha contagiado a Mario, Jimena y a mi ¿no?
C- ¿A ti?
Si- Te recuerdo que te toqué al saludarte.
C- Tienes razón.
Si- Es fácil que nos salves la vida, solamente tengo que extraerte un poco de sangre e inyectárnosla a nosotros.
C- ¿Agujas?
Si- No me irás a decir que te dan miedo.

La verdad era que le tenía un poco de pánico a las agujas pero no podía permitir que los demás se enteraran:

C- ¿Miedo? Que va. Pincha cuando quieras.

Silvestre cogió tres agujas distintas y con las tres me extrajo sangre para inyectárselas después a Mario, Jimena y a él mismo.

J- El virus ya no es un problema, pero seguirán raptando.
Si- Lo tengo todo controlado.
J- ¿Qué piensas hacer?

Narra Sandra:

Mientras llegamos a casa Silvestre nos contó como logró "resucitar":

Si- Para que creyesen que estaba muerto me inyecté una medicina muy potente. Entiendo de medicina porque hice la carrera de enfermero, por eso sé como salvar a Mario y Jimena, es muy sencillo.
C- ¿Por qué no nos has buscado en todo este tiempo?
Si- Porque los malos también me buscaban a mi. Cuando me llamaron por teléfono para quedar en el parque sabía que eran ellos pero me hice el tonto porque también sabía que os enviarían a vosotros.

Cuando llegamos a casa todos estaban comiendo pero todos pararon al ver a Silvestre. Lucía se tiró a sus brazos y lo abrazó como si fuese un osito de peluche:

L- ¡¡Papá!!
M- ¿Traéis a más gente? Pues yasta, todos para dentro. Esto parece un hotel.
J- Cállate Mario. Es Silvestre, ¿cómo es que estás vivo?

Culebra y yo fuimos al salón:

C- Oye, con todo el lio no me has dicho nada de mi sorpresa.
S- ¿Qué quieres que te diga? Que es lo mejor que me podías regalar.
C- Me alegra oírte decir eso.

Silvestre llamó a Culebra y este no tardó nada en ponerse rumbo a la cocina. Yo iba a ir con él pero tocaron a la puerta y tuve que abrir, para no variar era Rosa Ruano:

R- Hola Sandra. No es que yo sea cotilla, pero es que he salido un momento a coger la cartas que había en el buzón y he visto que traíais a otra persona y me dicho ¿y este quién es ahora? Total, que he acabado viniendo. Y no es que a mi me interese quien sea pero os recuerdo que es mi casa.
S- ¿Estabas recogiendo el correo a las dos y media? ¿A la hora de comer?
R- Es que por la mañana hace mucho frio y como estoy resfriada no salgo a la calle ni para abrir el buzón. Dime ¿Quién es ese?
S- Es el padre de Alex.
R- Que ha venido a llevárselo ¿no?
S- Supongo.

Definitivamente acababa de estropearlo todo porque lo más seguro es que Alex no se fuera de la casa, es más casi seguro que Silvestre también se quedaba con nosotros:

R- ¿Puedo entrar a saludarle?
S- No.
R- Cuchi, ¿y eso por qué? tengo derecho ¿si o no?
S- Ya, pero es que el hombre es muy caluroso y ha puesto el ventilador y como estás resfriada creo que lo mejor va a ser que no entres.

Rosa se quedó sin palabras al oír mi respuesta y que se largo sin despedirse ni nada.


41. LA MISIÓN.

Narra Culebra:

Los raptadores nos ordenaron que cogiéramos a un hombre que llevaban tiempo buscando. Sabían que hoy ese hombre estaría en un parque de Valleperdido así que nos mandaron a Chispitas y a mí, recordándonos que si hacíamos algo que no entraba en los planes dejarían de enviarles la medicina a Mario y Jimena. Chispitas estaba muy nerviosa:

C- ¿Qué te pasa?
S- A lo mejor ese hombre al que vamos a raptar nos podría ayudar.
C- ¿Y si en vez de ayudarnos nos perjudica?
S- Si ese hombre nos hiciera daño estaría con los secuestradores ¿no crees?
C- Mira yo que se, pero estamos jugando con la vida de Mario y Jimena. Lo mejor es obedecer.

Llegamos al parque, no había nadie:

S- Aquí no hay nadie.
C- Estará a punto de llegar. Tranquilízate. Oye en cuanto llegué le das una descarga pequeñita para que se desmaye y no ponga resistencia.
S- Lo veo absurdo, pero en fin.

El hombre seguía sin llegar:

C- A ver si no va a venir.
S- Yo creo que es aquel, lleva mirándonos un buen rato.

Miré al hombre que me señalaba Sandra y me quedé boquiabierto, no me lo podía creer, era Silvestre. Cuando me quise dar cuenta Sandra ya corría como una loca hacia Silvestre dispuesta a soltarle un calambrazo:

C- ¡¡No!! ¡¡Para!!

Chispitas se detuvo y espero a que yo llegara a donde se encontraba ella:

C- Es de los nuestros.

Silvestre se levantó del banco y me saludó:

Si- Cuanto tiempo.
C- ¿Qué haces vivo?
Si- Es una historia muy larga. Os llevaré a casa.
C- Pero no podemos porque...

Silvestre me interrumpió:

Si- Lo tengo todo controlado. Sé como salvar a Mario y Jimena.

Nos montamos en el coche de Silvestre y nos pusimos rumbo a casa de los Castillo Rey.

Narra Sandra:

Los malos nos habían encomendado la misión de raptar a un hombre, si no lo hacíamos dejarían de mandarle la medicación a Mario y Jimena, así que no tuvimos otra opción. A mi no me hacía ninguna gracia aquello, en cambio Culebra parecía que lo llevaba algo mejor:

C- ¿Qué te pasa?
S- A lo mejor ese hombre al que vamos a raptar nos podría ayudar.
C- ¿Y si en vez de ayudarnos nos perjudica?
S- Si ese hombre nos hiciera daño estaría con los secuestradores ¿no crees?
C- Mira yo que se, pero estamos jugando con la vida de Mario y Jimena. Lo mejor es obedecer.

Nos sentamos en un banco del parque donde se suponía que debía estar el hombre pero allí no había nadie:

S- Aquí no hay nadie.
C- Estará a punto de llegar. Tranquilízate. Oye en cuanto llegué le das una descarga pequeñita para que se desmaye y no ponga resistencia.
S- Lo veo absurdo, pero en fin.

Culebra parecía que no se había dado cuenta pero yo me percaté de que en uno de los bancos del parque se había sentado hace poco un hombre que parecía sospechoso:

C- A ver si no va a venir.
S- Yo creo que es aquel, lleva mirándonos un buen rato.

Salí a correr hacía el hombre preparada para darle una descarga eléctrica pero un poco antes de llegar hacia donde se encontraba, Culebra me dio una voz:

C- ¡¡No!! ¡¡Para!!

Culebra empezó a correr como un loco hacía mí:

C- Es de los nuestros.

¿Es de los nuestros? no entendía nada. El hombre se levantó del banco y saludó a Culebra:

Si- Cuanto tiempo.
C- ¿Qué haces vivo?
Si- Es una historia muy larga. Os llevaré a casa.
C- Pero no podemos porque...

El tal Silvestre cortó la explicación de Culebra:

Si- Lo tengo todo controlado. Sé como salvar a Mario y Jimena.

Nos subimos en el coche de Silvestre para volver de nuevo a casa.


40. NOCHES FRÍAS.

Narra Culebra:

Aquel día nos llegó una nueva carta en la que decía que si dos de los niños especiales nos entragábamos a ellos les darían a Mario y Jimena la cura contra el virús. Decidimos ir Chispitas y yo ya que éramos los más grandes de los siete, mi hermano era mayor que yo pero sabía que si iba él lo controlarían como a una marioneta. Entrámos en la guarida de los secuestradores:

C- Ya estamos aquí.
S- ¿Crees que saldremos?
C- Te lo prometo.

Un hombre vino a nuestro encuentro y nos llevó a una especie de despacho donde nos esperaba el hombre mayor que me había contado lo de la inmortalidad:

X- El chico invisible y la chica calambres.
C- Prefiero que me llamen Culebra.
X- Cállate David.

Chispitas se quedó mirándome, era la primera vez que escuchaba mi nombre. El hombre sonrió disfrutando el momento y tras darle una calada a un puro que sostenía en su mano derecha siguió hablando:

X- Les mandaremos a Mario y Jimena la cura ahora mismo, con la instrucciones de como la tienen que tomar. Eso sí, le daremos la dosis de hoy, si os escapáis no les llegará la dosis de mañana. No os recomiendo jugad con nosotros, David, ya te expliqué que aunque no podáis morir si podéis pasad hambre, sed y dolor, así que cuidadito.
C- No nos vamos a escapar.
X- Tu palabra no vale mucho, pero en fin. Para que veáis que no somos unos ogros os encerraremos en la misma celda. Mañana iré a visitaros y espero que sigáis allí. Todos los que trabajan en esta organización mandan en vosotros, todos, incluyendo al chico que friega el suelo, si le faltáis el respeto o los desobedecéis seréis castigados. ¿Os ha quedado claro?
S- ¿Para qué nos queréis?
X- Digamos que somos como una gran familia, si a alguna de las personas que trabajan para mi le sucede algo nos vengamos utilizándoos. Tenéis que estar preparados en cualquier momento para actuar. Seguid al hombre que hay en la puerta, os llevará a vuestro nuevo hogar.

Como nos dijo el cabecilla de la organización, seguimos al hombre que nos esperaba en la puerta y nos llevo a una celda muy parecida a la que días atrás había ocupado yo:

S- ¿De verdad crees que escaparemos?
C- Confía en mí. No se cuanto tiempo me llevará idear un plan pero vamos a salir de aquí.
S- Pero si salimos no les darán el medicamento a Mario y Jimena.
C- Algo se me ocurrirá.

Aquella noche dormimos en el suelo, bajo una manta que apenas llegaba para cubrí a uno de nosotros, fue por eso por lo que le dije a Sandra que no tenía frio, para que se arropara solo ella sin remordimientos.

Narra Sandra:

Llegó una carta de los secuestradores de niños donde decía que si dos de nosotros acudíamos a donde estaban ellos les mandarían la medicina a Mario y Jimena. Decidimos ir Culebra y yo. Entramos en aquel oscuro lugar, por mi mente pasaban recuerdos en los que Alex, Culebra y yo corríamos para intentar que no nos pillaran:

C- Ya estamos aquí.
S- ¿Crees que saldremos?
C- Te lo prometo.

Un hombre que iba completamente vestido de negro se acercó a nosotros y nos guió hasta el despacho del que parecía ser el jefe de la organización:

X- El chico invisible y la chica calambres.
C- Prefiero que me llamen Culebra.
X- Cállate David.

Al principio no entendí porque dijo David, pero después lo entendí todo, al parecer ese era el verdadero nombre de Culebra. El hombre le dio una calada a un puro y continuó hablando:

X- Les mandaremos a Mario y Jimena la cura ahora mismo, con la instrucciones de como la tienen que tomar. Eso sí, le daremos la dosis de hoy, si os escapáis no les llegará la dosis de mañana. No os recomiendo jugad con nosotros, David, ya te expliqué que aunque no podáis morir si podéis pasad hambre, sed y dolor, así que cuidadito.
C- No nos vamos a escapar.
X- Tu palabra no vale mucho, pero en fin. Para que veáis que no somos unos ogros os encerraremos en la misma celda. Mañana iré a visitaros y espero que sigáis allí. Todos los que trabajan en esta organización mandan en vosotros, todos, incluyendo al chico que friega el suelo, si le faltáis el respeto o los desobedecéis seréis castigados. ¿Os ha quedado claro?
S- ¿Para qué nos queréis?
X- Digamos que somos como una gran familia, si a alguna de las personas que trabajan para mi le sucede algo nos vengamos utilizándoos. Tenéis que estar preparados en cualquier momento para actuar. Seguid al hombre que hay en la puerta, os llevará a vuestro nuevo hogar.

Hicimos lo que el "cabecilla" nos dijo y un hombre nos guió hasta nuestra celda. Tan solo había una bombilla colgada del techo y un manta, nada más, ni si quiera estaba el interruptor para encender o apagar la luz a nuestro antojo aunque eso para mi no era ningún problema, creo que esa fue la primera vez que me di cuenta de que mi poder servía para algo:

S- ¿De verdad crees que escaparemos?
C- Confía en mí. No se cuanto tiempo me llevará idear un plan pero vamos a salir de aquí.
S- Pero si salimos no les darán el medicamento a Mario y Jimena.
C- Algo se me ocurrirá.

Intentamos arroparnos con la manta pero era demasiado pequeña para los dos. Culebra me dijo que no tenía frio y aunque yo le insistí para que él también se arropara no me hizo caso.


39. ES UNA VÍBORA

Narra Culebra:

Aquel día todos estábamos preocupados por Mario y Jimena, llegó una carta en la que los secuestradores nos explicaban que cuando yo aún estaba inconsciente me inyectaron un virus, un virus que mata lentamente a las personas. La carta decía que aquel virus no nos afectaría a los "niños especiales" pero sí afectaría a todos los humanos a los que yo tocara, por suerte Mario y Jimena no lo podías transmitir pero yo sí.

Aquella noche yo estaba tumbado en el sofá intentando dormir, cuando de repente oí un ruido en el patio trasero. Me asomé y vi a Claudia en el suelo:

C- ¿Qué haces ahí tirada?
Cl- Que saltando me he caído.
C- ¿Y para qué saltas?
Cl- Me enterado de que duermes solo en el salón y pensé en que te gustaría que una persona tan estupenda como yo te hiciera compañía. ¿No vas a darme la mano para que me levante?
C- Tú puedes sola.
Cl- Que poco cortés...

Claudia se levantó y yo puse la tele para que no se aburriera aunque yo estaba deseando que se fuera para poder dormir un poco:

Cl- ¿Por qué no has ido hoy al instituto?
C- Estoy enfermo.

La verdad era que habíamos decidido que lo mejor era que yo no saliera de casa para no contagiar a más personas. Claudia se acercó poco a poco a mí con intenciones de besarme pero yo eché mi cara hacia atrás:

C- Es que tengo la varicela, te la puedo pegar.
Cl- Yo ya la pasé de pequeña.
C- Ya pero ¿sabes que hay médicos que afirman que se puede llegar a pasar hasta dos veces? Mejor no me toques. Es más yo si fuera tú me iría, no vaya a ser que te contagie.

Claudia se fue y yo me quedé solo. Cuando aún no había cogido la postura en el incomodísimo sofá, llegó Sandra:

S- ¿Cómo llevas tu primer día sin poder tocar a nadie?
C- Pues mal.
S- Tú por lo menos puedes tocar a la gente que tiene poderes, yo ni eso.
C- No es verdad, tú puedes tocar a todo el mundo. Hace ya tiempo que te dije que te quitaras los guantes pero no me haces caso.
S- Necesito estar segura de mi misma.

Sandra se fue, al parecer bajo expresamente por verme a mí y no para otra cosa.

Narra Sandra:

Lucía me despertó:

L- Ha entrado alguien en casa.
S- ¿Quién?
L- No lo se pero ¿y si le vuelven a hacer daño a Culebra?
S- Haber, tranquilízate y léele la mente.

Lucía arrugó su frente:

S- ¿Qué piensa?
L- En besar a Culebra. Es Claudia Ruano.
S- ¿En besar a Culebra? ¿Y qué piensa Culebra?
L- Está deseando que se vaya porque tiene sueño.

Lucía, ahora más tranquila, volvió a su cama pero se quedó preocupada por mí:

L- Culebra no la quiere a ella, te quiere a ti y te ha querido siempre, aunque a veces intentaba convencerse de que no era así.
S- Ya pero ¿Y si Claudia intenta besarlo? ¿Qué le va a decir? No le puede decir que está saliendo conmigo.
L- Pero se inventará algo porque no puede tocar a nadie normal

Las palabras de Lucía me hicieron recordar que a Culebra le habían inyectado un virus que se transmitía a todos los humanos que él tocara. Al pensar aquello bajé a verle sin importar que allí estuviese Claudia, yo más que nadie sabía lo que era tener que estar sin tocar a nadie. Cuando bajé Claudia ya se había ido y Culebra intentaba acomodarse en el sofá que desde una semana atrás se había convertido en su cama:

S- ¿Cómo llevas tu primer día sin poder tocar a nadie?
C- Pues mal.
S- Tú por lo menos puedes tocar a la gente que tiene poderes, yo ni eso.
C- No es verdad, tú puedes tocar a todo el mundo. Hace ya tiempo que te dije que te quitaras los guantes pero no me haces caso.
S- Necesito estar segura de mi misma.

Me fui y lo dejé dormir. Cuando subí Lucía me esperaba impaciente:

L- Te dije que no se besarían. Debes confiar más en Culebra, él confía en ti.
S- Yo también confío en él pero Claudia en una víbora. Tú no la conoces.


38. NUEVO INQUILINO.

Narra Culebra:

Logramos salir de aquel lugar y llegamos a casa:

M- ¿Más gente?
C- Es mi hermano.
M- Pero no estaba mu...
C- No.
M- Pues no se donde va a dormir, no quedan más camas libres, lo único que nos quedaba era que Jimena no durmiera sola y ahora duerme con Blanca.
C- Dormirá en mi cama.
M- ¿Y tú?
C- En el sofá.

Mi hermano y yo subimos a mi habitación:

C- Aquí dormirás.
A- No, no es justo, yo dormiré en el sofá.
C- ¡Dormirá donde yo te diga que duermas!

Esto último lo dije gritando, la verdad es que me precipité pero después de lo ocurrido tenía mis motivos para cabrearme con él, aunque en el fondo estaba deseando abrazarle. La tensión que había entre los dos se mascaba y yo intenté tranquilizarme:

C- Perdona, tú más que nadie sabes que no soy así.
A- Tranquilo, te entiendo. He sido un cabrón y un cobarde toda mi vida, me lo merezco.
C- Eso no es verdad. Cuando se supone que te maté fue porque tú te interpusiste entre "papá" y yo.
A- Tú no fuiste el que me hiciste daño aquel día, fue papá.
C- Mejor dejamos el tema, no quiero hablar de eso.

Lucas llegó:

L- ¿Quién es este?
C- Es mi hermano y es tu nuevo compañero de habitación.
L- ¿Y tú?
C- Ya se que me echarás de menos pero para lo que necesites estaré en el salón.

Bajé las escaleras y Sandra me llamó:

S- Lo primero, Alex es un amigo tuyo, que Rosa ya ha venido a preguntar. Y lo segundo, tú hermano me dijo que el que entraba en ese lugar no salía y si lo hacía era porque le convenía a los secuestradores ¿no te parece raro qué hayamos podido salir?
C- No, algunos niños se les escaparan y nosotros hemos tenido esa suerte.
S- Yo creo que no es normal ¿y si nos han puesto micros a nosotros también? Ellos saben que nos habíamos enterado de que Blanca tenía uno, habrán supuesto que se lo hemos quitado y ahora nos habrán puesto a nosotros.
C- Venga ya Chispitas, no te crees historias. Hemos ganado.
S- No es bueno creer que esta lucha haya sido tan tranquila y fácil. Yo se lo he contado todo a Mario y Jimena por si acaso tenemos que salir corriendo de aquí.
C- No va a pasar nada, y si pasa yo lo impediré.

Llegaron los peques y dejamos de hablar aunque yo creo que a esas alturas de la película ellos también sabían todo lo que había pasado, no les resultaba muy difícil saberlo, bastaba con que Lucía leyera alguna de nuestras mentes y se lo contara todo a los otros dos.

Narra Sandra:

Con el primero que nos encontremos al llegar a casa fue con Mario:

M- ¿Más gente?
C- Es mi hermano.
M- Pero no estaba mu...
C- No.
M- Pues no se donde va a dormir, no quedan más camas libres, lo único que nos quedaba era que Jimena no durmiera sola y ahora duerme con Blanca.
C- Dormirá en mi cama.
M- ¿Y tú?
C- En el sofá.

Culebra y Alex subieron a la planta de arriba y yo reuní a Jimena y a Mario para contarles todo lo ocurrido estos últimos días. Había una cosa que no me cuadraba, si los secuestradores no dejaban escapar a ningún niño a no ser que eso les beneficiara a ellos ¿por qué nosotros pudimos escapar sin ningún problema?:

J- Estas cosas hay que contarlas conforme van sucediendo y no cuando ya ha pasado todo ¿y si no hubieseis podido escapar? De todas formas yo también sospecho un poco de lo que dices, registra tu ropa por si tienes algún micro y diles a Culebra y a Alex que hagan lo mismo.

Tocaron a la puerta y abrió Mario. Era Rosa Ruano:

M- Rosa ¡qué alegría verte! ¿Cómo tú por aquí?
R- Que he visto que traéis a otro niño y me dicho “esto no puede ser” es que en vez de una casa esto se va pareciendo a un colegio.
M- Hay una explicación lógica, el niño es… es…
R- ¿Quién es?
J- Un amigo de Poli, se conocen desde muy pequeños y ha venido para estar juntos unos meses…
M- O años…
R- ¿Años? Eso no es una visita, eso es un ocupa. En fin, yo me voy que tengo el aceite encendido y no vaya a ser que a mi Borjita le de por meter la mano en la sartén.

Culebra bajó justo cuando Rosa se fue y yo lo llamé para que se reuniera conmigo:

S- Lo primero, Alex es un amigo tuyo, que Rosa ya ha venido a preguntar. Y lo segundo, tú hermano me dijo que el que entraba en ese lugar no salía y si lo hacía era porque le convenía a los secuestradores ¿no te parece raro qué hayamos podido salir?
C- No, algunos niños se les escaparan y nosotros hemos tenido esa suerte.
S- Yo creo que no es normal ¿y si nos han puesto micros a nosotros también? Ellos saben que nos habíamos enterado de que Blanca tenía uno, habrán supuesto que se lo hemos quitado y ahora nos habrán puesto a nosotros.
C- Venga ya Chispitas, no te crees historias. Hemos ganado.
S- No es bueno creer que esta lucha haya sido tan tranquila y fácil. Yo se lo he contado todo a Mario y Jimena por si acaso tenemos que salir corriendo de aquí.
C- No va a pasar nada, y si pasa yo lo impediré.

Los peques llegaron y Culebra y yo dejamos la conversación a un lado y atendimos a los tres mosqueteros.



37. EL PADRE VERDADERO.

Narra Culebra:

Llevaba un rato solo, sin poder moverme y empezaba a tener sed. Un hombre de más edad que el de la otra vez entró:

X- Por fin te tenemos con nosotros.
C- ¿Para qué me queréis?
X- Básicamente para beneficiarnos a costa de tu poder.
C- No os vais a salir con la vuestra.
X- Esa es tu opinión y ahora mismo tu opinión no vale nada.
C- Tengo sed.
X- Escupiste a tu padre en la cara, aquí las faltas de respeto se castigan, he decidido que pasarás el resto del día atado a esta silla, sin agua y sin comida:
C- No podéis hacerme eso, ¿y si muero desidratado? A vosotros os conviene que esté vivo.
X- Con todo lo qué has pasado cuando vivías en la calle ¿y aún crees que no has muerto por qué tienes suerte? Eres inmortal, tú y todos los niños con poderes.

El hombre se me acercó y me puso un cuchillo en la garganta:

X- Pero que seáis inmortales no quiere decir que no sintáis el dolor, así que pórtate bien.

El hombre salió de la celda donde yo me encontraba y volví a quedarme solo. Si mi hermano tenía poderes y los niños con poderes éramos inmortales mi hermano debía de estar vivo, esta vez estaba más convencido que nunca. Oí que alguien intentaba abrir la puerta, miré hacia atrás y allí estaban Sandra y el chico que acompañaba a Iván cuando me secuestraron. Entraron y yo advertí a Sandra:

C- ¡Huye ahora que puedes!
S- No grites, he venido a salvarte.
C- ¿Con este? Este chico me secuestró. Aléjate de él.
S- Este chico es tu hermano.

Me quedé mirándolo y él también clavo su mirada en mí:

A- Lo siento, solo obedecía órdenes.
C- ¿Solo obedecías órdenes? Parece que la cosa sigue igual, la lías tú y los golpes los recibo yo.
A- Te he buscado durante mucho tiempo, e intentado escaparme pero no he podido. Papá me trajo aquí cuando tú te fuiste de casa.
C- ¿Lo llamas padre? Eso no es un padre. Yo he sabido lo que es tener un padre hace poco, una persona que aunque no sea mi padre biológico me quiere y aunque yo mantenga una relación con una chica que ponga en peligro a la familia entera él lo entiende y lo acepta.

Podría haber estado hablando de Mario durante horas pero Sandra me interrumpió:

S- Dejad las peleas para luego, ahora tenemos que salir de aquí.

Narra Sandra:

S- ¿Estás seguro de que se va por aquí?
A- Sí, he vivido aquí durante mucho tiempo. Tranquila no voy a engañarte, créeme.
S- No es eso, es solo que...

El chico me interrumpió:

A- Sí, sí es eso. He sido un cabrón, mi hermano recibía palizas de pequeño, unas por trastadas suyas, otras por trastadas de los dos pero algunas también por trastadas mías y el pagaba el pato siendo el pequeño y yo solamente me limitaba a mirar la escena: Mi hermano gritando de dolor y mi padre haciendo oídos sordos a sus gritos y a sus súplicas. Muchas de esas palizas me las merecía yo pero mi padre le guardaba rencor a mi hermano por dos cosas: ser raro por tener poderes y que él era de los dos el que más apego tenía a mi madre, cuando mi padre gritaba a mi madre o le pegaba, Culebra se metía en medio de la discusión y más de una vez mi padre le pegó por ello, a mi tampoco me gustaba que maltratara a mi madre pero nunca tuve valor para ponerme delante de mi padre cuando estaba enfadado. Culebra quería mucho a mi madre y mi madre nos quería a los dos.
S- Es una historia muy dura.
C- No, dura ha sido para mi hermano, para mi no, yo no he sido otra cosa que el tonto que tan solo miraba como pegaban a mi hermano y a mi madre y no hacía nada.

Andamos unos largos pasillos oscuros que parecía que no llevaban a ningún sitio pero al parecer era una especie de laberinto y escogiendo en cada momento el camino adecuado llegamos a la celda donde se encontraba Culebra. Alex sacó una llave:

S- ¿Tienes llave?
A- Yo fui el que lo metió aquí, no devolví la llave a los jefes para poder sacarlo.

Cuando entramos y Culebra nos vio se puso a gritar como loco:

C- ¡Huye ahora que puedes!
S- No grites, he venido a salvarte.
C- ¿Con este? Este chico me secuestró. Aléjate de él.
S- Este chico es tu hermano.

Se miraron el uno al otro ¿qué escondería la mirada de Culebra hacia su hermano? Podía sentir felicidad, alegría, emoción... pero creo que más bien sentía algo parecido al odio, me costaba creerlo pero había que entender que su propio hermano le había tendido una trampa:

A- Lo siento, solo obedecía órdenes.
C- ¿Solo obedecías órdenes? Parece que la cosa sigue igual, la lías tú y los golpes los recibo yo.
A- Te he buscado durante mucho tiempo, e intentado escaparme pero no he podido. Papá me trajo aquí cuando tú te fuiste de casa.
C- ¿Lo llamas padre? Eso no es un padre. Yo he sabido lo que es tener un padre hace poco, una persona que aunque no sea mi padre biológico me quiere y aunque yo mantenga una relación con una chica que ponga en peligro a la familia entera él lo entiende y lo acepta.

Se me saltaron las lágrimas al oír a Culebra hablar así de Mario pero ninguno de los dos estaba atento a mí como para darse cuenta. Seguían sin apartarse la mirada:

S- Dejad las peleas para luego, ahora tenemos que salir de aquí.


36. TODA LA VERDAD.

Narra Culebra:

Cuando me desperté estaba atado a una silla. Iván estaba vigilándome:

C- Era una trampa.
I- Todo esto no es mi culpa, si no te hubiese engañado ahora me estarían pegando.
C- ¿Por qué me queréis a mí?
I- No es que te quieran a ti, quieren a todos los niños con poderes y como tu eres el que más problemas das han decidido raptarte a ti primero para que no puedas defender a los demás. La niña no la encontraste, ellos la pusieron en tu camino y ahora mismo están escuchando todo lo que hay alrededor de Blanca porque tiene un micro. Me voy. Ahora llegará un hombre al que te recomiendo que le guardes respeto.
C- Espera, ¿todo lo que me dijiste era mentira?
I- Todo no, lo de Alex era verdad si es eso a lo que te refieres.

Iván se fue y al poco tiempo llegó un señor mayor:

X- ¿Con qué tú eres el chico invisible?
C- Puede.
X- Conmigo no te servirá disimular, te conozco desde que naciste.
C- ¿Desde que nací?
X- Sí, lo se todo sobre ti, te he estado observando desde que naciste. Te gusta que te llamen Culebra, yo prefiero llamarte asesino.
C- No soy un asesino.
X- Sí, sí lo eres y no un asesino normal, tu victima fue tu propio hermano.

Recordé las palabras de Iván "lo de Alex era verdad", Iván ya me había engañado una vez y podía volver a hacerlo pero al fin y al cabo solo cumplía órdenes, además ¿por qué no creerle? si me había dicho que lo único que era cierto es que Alex estaba vivo. No me quedaba otra cosa a la que agarrarme para defenderme de aquel señor así que no me quedó otra que creer a Iván:

C- Mi hermano está vivo.
X- No se lo que has oído por ahí pero no es verdad, tu hermano está muerto.
C- Está vivo.
X- Imaginemos que está vivo ¿crees que te seguiría creyendo después de que intentaras matarlo?
C- Yo no intenté matarlo.
X- Sí lo hiciste David.

Solo había tres personas en el mundo que sabían mi verdadero nombre: mi hermano, mi madre y mi padre. No podía ser cierto ¿estaba hablando con mi padre?

C- ¿Quién eres? ¿De qué me conoces?
X- Veo que ya has empezado a sospechar. Soy tu padre.

El hombre puso su cara frente a la mía y empezó a reírse, yo le escupí y entonces me pegó un guantazo en la cara:

X- Por tu vida, espero que no hagas esto con Gabriel.

El hombre (me niego a llamarlo padre) salió de la especie de celda donde yo me encontraba.

Narra Sandra:

Cuando estaba apunto de entrar en ese lugar un chico me impidió el paso:

X- No pases.
S- ¿Quién eres?
X- Me llamo Alex, es difícil de explicar, soy el hermano de Culebra. Ya os he jodido bastante, no puedo dejar que entres, el que entra no sale.
S- Blanca ha salido después de haber estado aquí mucho tiempo.
A- Era una trampa, la niña lleva un micro.
S- Además no puedes ser el hermano de Culebra, el hermano de Culebra esta...

El chico me interrumpió:

A- ¿Muerto? Más quisiera yo, nunca podré saber lo que es estar muerto.
S- ¿Por qué?
A- ¿Sabes por qué mi hermano no murió cuando cayó al suelo después de haber usado mucho tiempo su poder?
S- ¿Cómo sabes eso?
A- Aquí se sabe todo sobre los niños con poderes. El caso es que no murió porque es inmortal, al igual que yo, y que tu, y que Blanca, y que todos los niños con poderes, es imposible que nos destruyan. Además cuando logramos controlar nuestro poder al cien por cien dejamos de crecer y nos quedamos con la misma edad para siempre. Ningún niño ha logrado controlar su poder al cien por cien pero cuando alguno lo consiga su cuerpo se quedará con la edad en la que consiguió controlarlo.
S- Tu hermano ha vivido todo este tiempo con el sentimiento de culpa.
A- Entiéndeme, yo no podía hacer nada, me tenían aquí encerrado y cuando me permiten que salga para verlo es para secuestrarlo. Imagínate lo duro que ha sido para mí hacerle esto a mi propio hermano.
S- ¿Por qué te eligen a ti para esa tarea?
A- No se, podrían haber enviado a otro que le diera igual pero el que ordenó esa misión fue mi padre y supongo que se lo pasaría en grande viendo a los dos hermanos enfrentados.
S- ¿Tu padre está metido en esto?
A- Sí, cuando éramos pequeños él pensaba que mi hermano era el único con poderes y lo maltrataba por ser distinto, Culebra es el pequeño de los dos y sin embargo ha sido el que más palizas ha tenido que soportar de mi padre. Cuando pasó el accidente y mi padre vio que no morí descubrió que yo también tenía poderes, pero sin embargo no me pegó ni me dijo nada, simplemente me trajo aquí. Al parecer mi padre tenía pensado traer a Culebra pero como se fue de casa no pudo hacerlo, descubrir que yo tenía poderes fue una salvación para él, los secuestradores evitaron que fuera a la cárcel.
S- Entiendo que todo esto ha sido duro para ti pero tienes que dejarme entrar, si es verdad que los que estáis aquí dentro lo sabéis todo sobre lo que estamos fuera sabrás lo que significa tu hermano para mi.
A- Te dejaré entrar pero yo iré contigo.


35. SUEÑOS.

Narra Culebra:

Aquel sábado tan solo estábamos levantados Blanca y yo:

B- Ellos no me hacían daño, tan solo me querían para hacer daño a otras personas.
C- ¿Estás segura de que no conoces de nada a Alex?
B- No pero va a venir, lo he soñado.
C- ¿Para qué va a venir?
B- No se, pero no es algo bueno.
C- No creo que sea capaz de hacer nada malo.
B- Si está con los malos y le piden que haga algo malo, lo hará.
C- ¿Por qué?
B- Nos obligan, nos prometen que si lo hacemos nos llevarán con nuestras familias y si no lo hacemos nos castigan, nos dejan sin cenar, nos regañan y a veces nos pegan.
C- Pero ¿no decías que no os hacían daño?
B- Si les obedecemos no, pero si les contradecimos...
C- Bueno, pero no creo que Alex sea capaz de hacerme algo malo.

Blanca fue al servicio y sin darme cuenta me encontraba en el patio de atrás, no estaba solo, conmigo estaban Iván y otro chico:

I- Si pones de tu parte no te pasará nada.

Iván sacó una jeringuilla y yo me hice invisible, el otro chico me agarró del brazo y sentí como si estuviera ardiendo por dentro, al sentir el calor por mi cuerpo volví a ser visible e Iván se acercó a mí para inyectarme aquella cosa:

C- ¿Qué es eso?
I- Es una droga muy potente, pero tranquilo tan solo te dormirá, mañana despertarás.

Intenté que no me pinchara pero mis esfuerzos fueron en vano porque al parecer Iván paró el tiempo y lo siguiente que recuerdo es a mí con la jeringuilla clavada en mi brazo y yo haciendo fuerza para sacármela. Ya no recuerdo más de ese día, al parecer había sucedido lo que Iván me explicó, gracias a aquella droga me quedé dormido.

Narra Sandra:

Salí al servicio y me encontré a Blanca en el pasillo:

S- ¿Cómo has pasado la noche?
B- Bien excepto por los sueños.
S- Nadie dijo que tener poderes fuera fácil. ¿Qué has soñado?
B- Mi sueño era confuso, pero un tal Alex va a venir.
S- ¿Alex? ¿Quién es Alex?
B- No lo se, al parecer Culebra sí lo conoce.

Entré en el servicio y seguí dándole vueltas al nombre ¿quién sería Alex? ¿Y de qué lo conocería Culebra?, bajé las escaleras para preguntarle al propio "Poli", pero abajo solamente estaba Blanca viendo la televisión:

S- ¿Y Culebra?
B- La última vez que hablé con él estaba en la cocina.
S- Volví a mirar en la cocina pero no estaba allí. Salí al patio trasero, allí tampoco había nadie, pero me sorprendió el detalle de que hubiera una jeringuilla en el suelo.

Fui al salón y me encontré a Lucía bajando las escaleras como una loca:

L- ¡¡Culebra!! ¡¡Culebra!!

La pequeña salió a la calle y empezó a llorar:

S- ¿Qué te pasa?
L- ¡Se han llevado a Culebra!
S- ¿Cómo se lo van a llevar?
L- Hace poco había en esta casa dos personas más que yo no conocía les he escuchado pensar y estaban pensando en hacerle daño a Culebra y llevárselo.
S- ¿A dónde?
L- Con los señores malos.

Lucía me preocupó pero delante de ella tenía que disimular para que no se diera cuenta:

S- Seguro que ha salido a por tabaco.

Lucía frunció el ceño y se quedó mirándome fijamente, me estaba leyendo la mente:

L- No piensas eso de verdad, estás tan preocupada como yo, además él ya no fuma.
S- Tienes razón. Pero, tranquila, no voy a dejar que le pase nada malo. Blanca ¿me puedes decir dónde esta el escondite de los señores malos?


34. NUEVO HOGAR.

Narra Culebra:

Entré a casa con Blanca cogida en brazos, al primero que me encontré fue a Mario:

M- ¿Pero quién es esta criatura?
C- Es... Blanca

Al oír aquello Jimena salió de la cocina y vino al salón que es donde yo estaba. Jimena empezó a llorar y abrazó fuertemente a su hija, Blanca también lloraba y Mario y yo nos fuimos viendo que allí sobrábamos. Me fui directamente para la habitación de Sandra, y allí estaba haciendo los deberes como de costumbre:

C- En vez de estar preocupada por mi, estás haciendo los deberes.
S- No seas tonto, lo he pasado muy mal pensando en que quizás no te volvería a ver.
C- Aquello no estaba vigilado y nadie me ha visto, no he tenido ningún problema.
S- ¿Y tu hermano?
C- Pues no se, cuando lo estaba buscando me encontré con la hija de Jimena y me la he traído.
S- ¿Blanca?
C- Sí.
S- ¿Está bien?
C- Perfecta. Ya se que es cambia muy bruscamente la conversación pero ¿no piensas seguir viniendo a mis clases?
S- ¿Para qué? Según tú ya no necesito guantes y antes lo he podido controlar mientras te besaba.
C- ¿Crees que lo podrás controlar otra vez?

Sin esperar respuesta alguna me fui acercando lentamente a sus labios con intención de besarla pero llegó Jimena:

J- Culebra tengo que hablar contigo.

Suspiré hondo por el momento que acababa de interrumpir Jimena pero no le podía reprochar nada así que me quedé a solas con ella para hablar:

J- ¿Cómo has encontrado a mi hija?
C- No creo que importe mucho, ya la tienes a tu lado, eso es lo importante.
J- Culebra por favor.
C- Conocí a un chico con poderes y me llevó a la guarida de los secuestradores. Allí la encontré.
J- ¿No te vio nadie?
C- Aquello estaba desierto, solo vi a tu hija.
J- ¿Para qué querías entrar en ese sitio?
C- A eso no te voy a responder.
J- Necesito que me lo digas.
C- No, eso no te lo voy a decir. Además ¿y a ti qué? Querías estar con tu hija y ya estás con ella, disfruta de su compañía.
J- No podemos permitir que sigan secuestrando. Necesito saber porque entraste allí, corrías un gran riesgo, por algo lo harías.

Me volví invisible e ignoré a Jimena. La única que sabía que quizás mi hermano no estaba muerto era Sandra, no quería que se enterase nadie más porque lo más seguro es que no fuese verdad. Todas las noches su recuerdo llenaba mi mente, no había noche que no pensara en él, recordaba aquel fatídico día como si hubiese sido ayer, recordaba perfectamente el día que... lo maté.

Narra Sandra:

Andaba preocupada por Culebra pero como ante los demás tenía que aparentar normalidad subí a mi habitación y me puse a hacer lo deberes. Cuando mi mente se hallaba sumergida en describir un organismo unicelular apareció Culebra:

C- En vez de estar preocupada por mi, estás haciendo los deberes.
S- No seas tonto, lo he pasado muy mal pensando en que quizás no te volvería a ver.
C- Aquello no estaba vigilado y nadie me ha visto, no he tenido ningún problema.
S- ¿Y tu hermano?
C- Pues no se, cuando lo estaba buscando me encontré con la hija de Jimena y me la he traído.
S- ¿Blanca?
C- Sí.
S- ¿Está bien?
C- Perfecta. Ya se que es cambia muy bruscamente la conversación pero ¿no piensas seguir viniendo a mis clases?
S- ¿Para qué? Según tú ya no necesito guantes y antes lo he podido controlar mientras te besaba.
C- ¿Crees que lo podrás controlar otra vez?

Culebra se acercaba poco a poco a mí y yo esperaba con impaciencia su beso pero por desgracia Jimena nos interrumpió:

J- Culebra tengo que hablar contigo.

Culebra arqueó las cejas y se fue con Jimena, mientras Culebra iba dejando atrás mi habitación me dio tiempo a maldecir miles de veces a Jimena, cosa de la que luego me arrepentí, tenía que entender que de repente se había encontrado con su hija después de haberla buscado durante casi un año y hoy sin comerlo ni beberlo se presenta Culebra con su hija.

Los peques vinieron hacia mí corriendo, esta vez no eran dos, eran tres porque Blanca venía con ellos:

Ca- Hemos venido a presentarte a Blanca. Blanca ella es Sandra y tiene el poder de controlar la electricidad.
S- Bueno, eso de controlar sobra.
Ca- Blanca ve el futuro en sus sueños.
B- Encantada.

La pequeña me extendió la mano y yo se la estreché con mi guante:

S- Seguro que os lo pasaréis muy bien los tres.
L- Sí, y tenemos que gastarle bromas a Borja Ruano, y también a Cara Cartón porque siempre está pensando en partirle la cara a Culebra.
B- ¿Quién es Borja Ruano?
Ca- ¿Quién va a ser? El hijo de la vecina cotilla.
B- ¿Quién es la vecina cotilla?
S- Parece que te queda mucha gente que conocer. Por cierto a los ojos de los demás ¿quién eres?
B- Mi mamá dice que si me preguntan diga que soy la hermana de Lucas.

Los pequeños salieron de la habitación y yo me tiré en la cama y empecé a leer la canción de Culebra.


33. HACIA LA OSCURIDAD.

Narra Culebra:

Cuando estaba a punto de entrar en el parque sentí que alguien me llamaba, me di la vuelta y sin comerlo ni beberlo me encontré a Sandra besándome. Esta vez había sido ella la que me había besado y la verdad fue el beso más espectacular de mi vida quizás porque fue inesperado:

C- ¿Y esto?
S- Para darte fuerzas. Me da igual quien nos haya podido ver, necesitaba hacerlo.
C- Yo también necesitaba que lo hicieras.

Sandra giró su cuerpo y empezó a caminar en dirección contraria a mí. Me metí la mano en el bolsillo de mi pantalón y me encontré con la canción que le había hecho:

C- ¡Espera!

Me puse frente a ella y le di el papel donde había escrito la canción:

C- Creo que es el momento de que recibas mi sorpresa. Léela cuando estés sola.

Me despedí de ella y entré en el parque donde ya me esperaba Iván. Lo toqué y aunque me costó logré que los dos nos volviésemos invisibles. Aparecí en un lugar oscuro:

I- Yo ya te he traído, ahora me voy, no quiero que me encierren de nuevo.

Iván salió de aquel lugar y yo me quedé solo ¿habría alguna posibilidad de que encontrara a mi hermano allí? Caminé por un pasillo largo y oscuro, allí no había nada, tan solo paredes de ladrillo y oscuridad, empecé a pensar que aquello era una trampa. Cuando ya llevaba un buen rato caminando me encontré con una niña, me volví invisible para que no me viera pero me vio y parecía que me conocía de antes:

X- ¿Culebra?

Me volví visible al escuchar mi apodo, al fin y al cabo solo era una niña pequeña, no me haría ningún daño:

C- ¿De qué me conoces?
X- Aparecías en mi sueño.
C- ¿En tu sueño?
X- Veo el futuro en mis sueños.

¡No podía ser! ese era el poder que Jimena decía que tenía su hija:

C- ¿Cómo te llamas?
X- Blanca.

Era la hija de Jimena no había duda:

X- ¿Me vas a llevar con mi mamá? En mi sueño me llevabas con ella.

¿Cómo me iba a negar a aquella mirada? Además me recordaba un poco a Lucía y a Lucía no podía negarle nada, así que olvidé cual era mi verdadera misión allí y la cogí de la mano:

C- Intentaré llevarte con tu madre, pero no te prometo nada.

Narra Sandra:

En el camino de vuelta a casa no pude más con la presión y le conté a Lucas toda la verdad sobre la ausencia de Culebra:

L- Si es verdad que va a ese sitio correrá peligro. La otra vez cuando se peleó te aparté de él, pero ahora te consejo que vayas a despedirte. No quiero llevar razón en esto pero como lo pillen lo pueden raptar y no lo verás nunca. Si yo fuera tú ahora mismo estaría corriendo hacia ese parque.

Al oír las palabras de Lucas eché a correr hacia el parque donde se habían citado Iván y Culebra. Ya me faltaba poco para alcanzar a Culebra pero no aguanté más y lo llamé a voces, entonces se dio la vuelta y yo salí corriendo a sus brazos y sellando el momento con el más dulce de los besos que jamás he imaginado:

C- ¿Y esto?
S- Para darte fuerzas. Me da igual quien nos haya podido ver, necesitaba hacerlo.
C- Yo también necesitaba que lo hicieras.

Volví hacia atrás y comencé el camino hacia la casa, eso sí, ahora eufórica por poder haber controlado mi poder en ese momento. Cuando aún no había andado mucho Culebra me llamó la atención:

C- ¡Espera!

Ahora fui yo la que detuve mi paso y él quien vino hacia mí. Observé que su cara tenía mejor aspecto que esta mañana pero aún seguía con el ojo hinchado. Sacó un papel de su bolsillo y me lo entregó:

C- Creo que es el momento de que recibas mi sorpresa. Léela cuando estés sola.

Llegué a casa lo antes que pude, tenía tantas ganas de leer aquel papel que ni saludé a los demás, mientras subía las escaleras hacia mi habitación oí a Mario decirme con voz sarcásticas:

M- ¡Buenas tardes a ti también!

Me encerré en mi cuarto y abrí el papel, la letra sin duda era de Culebra, no era perfecta y se veían varios fallos de ortografía a primera vista pero lo importante es que era su letra, la única letra de la que yo deseaba leer cualquier cosa, porque aunque no fuera la letra perfecta, era su letra. Aquello era una especie de canción, seguramente sería rap, a Culebra le apasionaba el rap pero no sabía que hacía sus propias composiciones. La canción era la siguiente:

Que suerte la de tenerte Tu mirada,
eres como una luz me llega al alma,
que parece que se apaga y me quema,
pero siempre resplandece. cuando despierto al alba
y veo que no estás a mi vera.
Eres más que eso,
eres la clave del acceso No dejaré que nada nos separe,
de mi vida, lucharé como un marine por los mares.
haces que mire atrás Te defenderé hasta que no me queden fuerzas.
ignore mi pasado Te amaré hasta que mi vida se detenga.
y deje que mi camino prosiga,
eres mi amiga. Te escribo esto porque te quiero,
y por que te quiero escribo esto,
Me obsesionas, porque tú eres la melodía
con tan solo una mirada. de mí día a día.
Me enloqueces, Tú eres el sol,
si me pides que te bese. Y yo el planeta que gira en torno a ti,
eres la culpable de que yo aún siga aquí.
Por favor,
amor, (estribillo)
no hagas daño a este corazón,
que en cada latido Deja que te enseñe el mundo,
lleva escondido un suspiro en un segundo.
en el que pide perdón Deja que te cante al oído,
por cada error que cometió. mi pensamiento más profundo.
Déjame enseñarte las estrellas,
(estribillo) te prometo volar y llevarte hasta ellas.

Deja que te enseñe el mundo, (fin del estribillo)
en un segundo.
Deja que te cante al oído, Te juro,
mi pensamiento más profundo. que mi amor no se extinguirá.
Déjame enseñarte las estrellas, no será una llama que fácilmente se apagará,
te prometo volar y llevarte hasta ellas. si la quieren apagar tendrán que luchar,
y aún así, te juro que no podrán.
(fin del estribillo)
Si quieres volar, vuela,
No quieras, yo te pongo las alas.
que te diga todo lo que te amo, Si quieres soñar, sueña,
es imposible, estaré allí cuando despiertes.
esa palabra no la han inventado. Si quieres amar, ama,
Espero ser tu ser amado.

Esa era el mayor regalo que me habían hecho en mi vida, mucha personas me habían regalado bienes materiales pero nadie me había abierto el corazón de aquella manera. Cada día que pasaba estaba más y más enamorada de Culebra y detalles como estos me demostraban que mi amor no era en vano.

32. PELEA.

Narra Culebra:

En la puerta del Astoria me esperaba Leo y los tres amigos que siempre le acompañaban. Uno de ellos me pegó un puñetazo en la barriga antes de que me diera tiempo a hacer algo. Me cogieron y me llevaron a un descampado que había cerca del instituto, veía a Sandra ir detrás mia pero Lucas se la llevó. En el descampado me empezaron a pegar, no veía por donde me venían los golpes, tras intentarlo varias veces me puse en pie delante de Leo:

L- Vaya parece que todavía te puedes levantar.
C- Te vas ha acordar de esta pijo de mi**da.

Tras decirle esto le escupí en la cara y le pegué un puñetazo en la boca, el Papa Natas cayó al suelo y sus "súbditos" vinieron a por mi, en ese momento pensé en hacerme invisible pero no lo hice porque eso quizás conllevaría a tener que decirle adiós a mi plan. Los tres amigos cada vez estaban más cerca y yo me preparaba para los golpes, entonces apareció Sandra, no podía dejar que ella me viera encajar golpes así que saqué fuerzas como pude. El primero venía hacia mí, me lanzó un puñetazo pero yo me agaché para esquivarlo y le pegué con el codo en el estómago. El segundo se tiró encima mia y se puso a pegarme puñetazos en la cara, uno de esos puñetazos lo paré con la palma de mi mano derecha y con mi puño izquierdo le di un buen golpe en la nariz. El tercero me empezó a pegar patadas antes de que me diese tiempo a levantarme pero me las apañé para levantarme y pegarle una patada en sus partes nobles. Después de librarme del último me fui hacia Sandra, mi nariz derramaba sangre y uno de mis ojos estaba hinchado pero delante de ella había demostrado tener valor y poder con Leo y sus amigos. Se quedó mirándome y yo la miré a ella:

C- ¿Qué te ha parecido?
S- ¿Desde cuando sabes luchar?
C- Es una de las asignaturas claves de la calle, si no la aprendes estás perdido.

Le sonreí y volvimos al instituto, antes de entrar en clase Sandra me llevó con Mario que en ese momento estaba dando clase con los peques. Al entrar en la clase de los párgulos, Lucía y Carlitos se levantaron de sus pupitres y vinieron hacia mí:

Ca- ¿Qué te ha pasado?
C- He chocado contra una puerta.
M- Debía de ser una puerta muy grande. Niños haced un dibujo de vuestra familia que ahora vuelvo.
L- Yo voy con vosotros, quiero curar a Culebra.
M- Te tienes que quedar aquí.
L- No es justo.

Mario me dijo que esperara en el servicio mientras el iba a la sala de profesores a por el botiquín. Cuando volvió empezó a curar mis heridas:

M- ¿Quién te ha hecho esto? Tienes la ceja que parece un salchichón.
C- ¡Mario no me toques que me duele!
M- ¿Cómo no te va a doler?, si te han dado tortas hasta en el carné de identidad.
S- Créeme, él a repartido más.
M- ¿Con quién te has peleado?
C- Con cuatro pijos.
M- ¿Y has ganado? ¡Qué tío! pero no es motivo para que te metas en más follones.
C- ¡Escuece!
M- No seas quejica. Anda volved a clase que esto ya está. Y no te metas en más lios.

Narra Sandra:

Tal y como habíamos oído Lucas y yo el día anterior, Leo y sus amigos esperaban a Culebra en la puerta del Astoria. Nada más llegar uno de ellos le pegó un buen golpe en la barriga, Culebra se echó las manos al estómago por el dolor que le había causado y ahí aprovecharon para cogerlo y llevárselo, según decían se lo llevaban al descampado que hay detrás del instituto. Yo los seguí para no dejar a Culebra solo pero Lucas me obligó a entrar en clase:

L- ¿Y si te hacen daño a ti?
S- No podemos dejarle solo.
L- Se las arreglará.
S- Culebra va de chulito y de ser el mejor, pero si empiezan a pegarle entre cuatro él no puede hacer nada.
L- Tengo que ir a mi clase. Por favor no vayas.

Lucas se marchó y a mi me faltó tiempo para salir a correr e ir al descampado. Cuando llegué Leo estaba en el suelo tocándose la boca y los amigos del pijo iban uno detrás de otro con propósitos de pegar a Culebra, este se quedó quieto y no reaccionó hasta que el primero le intentó pegar en la cara, fue entonces cuando Culebra se agachó y le dio un buen golpe en la barriga, el chico gimió de dolor y cayó al suelo. El segundo se tiró encima de Culebra y los dos cayeron al suelo, eso sí Culebra debajo del amigo de Leo que le atizaba con ganas, pensé que ahí acababa la suerte de Culebra, pero nada de eso, le agarró el puño al matón y le pegó un puñetazo con la mano que le quedaba libre. El tercero, aprovechando que Culebra estaba en el suelo empezó a pegarle patadas pero Culebra se levantó y le dio de su propia medicina pegándole en los "cataplines", este último fue el que más se quejó de dolor. Culebra vino hacia mi, parecía una estampa, uno de sus ojos estaba hinchado al igual que una de sus cejas, de la nariz le salía sangre y el uniforme lo tenía sucio de haber caído al suelo. Aún así me sonreía:

C- ¿Qué te ha parecido?
S- ¿Desde cuando sabes luchar?
C- Es una de las asignaturas claves de la calle, si no la aprendes estás perdido.

Antes de ir a clase fuimos a por Mario para que curara las heridas de Culebra, quiso la casualidad que en ese momento estuviese dándole clase en el aula de Carlos y Lucía, que al ver a Culebra de aquellas maneras se levantaron rápidamente y fueron junto a él:

Ca- ¿Qué te ha pasado?
C- He chocado contra una puerta.
M- Debía de ser una puerta muy grande. Niños haced un dibujo de vuestra familia que ahora vuelvo.
L- Yo voy con vosotros, quiero curar a Culebra.
M- Te tienes que quedar aquí.
L- No es justo.

Culebra y yo esperábamos a Mario en el servicio, no podíamos entrar en la sala de profesores, que era donde estaba el botiquín, porque no podíamos dejar que vieran a Culebra de esas maneras. Culebra no dejaba de quejarse y aún más lo hizo cuando Mario empezó a curarle:

M- ¿Quién te ha hecho esto? Tienes la ceja que parece un salchichón.
C- ¡Mario no me toques que me duele!
M- ¿Cómo no te va a doler?, si te han dado tortas hasta en el carné de identidad.
S- Créeme, él a repartido más.
M- ¿Con quién te has peleado?
C- Con cuatro pijos.
M- ¿Y has ganado? ¡Qué tío! pero no es motivo para que te metas en más follones.
C- ¡Escuece!
M- No seas quejica. Anda volved a clase que esto ya está. Y no te metas en más lios.


31. EL PLAN PERFECTO.

Narra Culebra:

En la calle me esperaba Leo dispuesto a partirme la cara, la verdad es que yo le tenía ganas desde hacía mucho tiempo, pero tenía que reunirme con Iván y no podía entretenerme con el Papa Natas, así que me hice invisible y pasé por su lado sin que se diera cuenta. Cuando llegué al parque vi que Iván ya me estaba esperando:

I- Nos vamos a colar sin que nadie se de cuenta.
C- ¿Cómo?
I- ¿Tú me podrías hacer invisible?
C- Aunque me costará creo que sí pero aguantaré poco.
I- Por el tiempo no te preocupes. Este es el plan: tú nos haces invisibles a los dos y yo paro el tiempo, te cojo como pueda y nos introducimos en su guarida y cuando estemos dentro hago que el tiempo vuelva a transcurrir con normalidad.
C- Me parece bien, vamos.
I- ¿Vamos? no, hoy no.
C- No puedo esperar.
I- Iremos mañana, cuando salgas del instituto ven, yo estaré esperándote como hoy.
C- De acuerdo, hasta mañana.

Por lo menos esta vez no tenía que esperar ninguna nota, sabía que mañana a esas horas ya estaría rumbo a ¿mi hermano?, intentaba no creer que estaba vivo, lo más probable es que no fuera así. Llegué a casa y me reuní con Sandra, le conté lo que había sucedido y también le conté lo del plan. Ella también tenía algo que contarme:

S- Leo esta furioso porque no has acudido a la cita ¿por qué no me dijiste que ibas a pelearte con él?
C- Porque no iba a ir. Quedé con él, eso es verdad, pero reunirme con Iván es más importante que romperle la cara al pijo.
S- Bueno, el caso es que Leo te va a esperar mañana en la puerta del Astoria para pegarte.
C- Eso no me preocupa.
S- No va ha esperarte solo, sus amigos también estarán allí.
C- Me da igual cuantos sean, ellos no tienen mi don.
S- De eso quería hablarte, por favor no uses tu poder.
C- ¿Y que hago? ¿Dejar que me peguen entre cuatro?
S- Por favor, es importante que no desaparezcas en mitad de la pelea. Hazlo por mí.
C- Chispitas lo siento pero si tengo ocasión...

Sandra me interrumpió dándome donde más me dolía:

S- Hazlo por tu hermano, estás muy cerca de volver a verle, si usas tu poder no lo verás jamás.
C- Parece que la niña sabe por donde atacar. ¿No eras tú la que me decías que no me hiciese ilusiones?
S- Ya pero ¿qué son las ilusiones? No son más que sueños.
C- Tu lo has dicho, son sueños, y los sueños, sueños son.
S- Prométeme que no te volverás invisible.
C- Se hará lo que se pueda.

Jimena nos llamó para cenar. Esa noche entre la paliza que me esperaba y la "misión" no podía dormir y Lucas lo sabía:

L- ¿Nervioso antes de la pelea?
C- Eso serías tú, yo afronto los problemas de cara.
L- Ya... Oye es injusto un cuatro contra uno, si quieres te hecho una mano.
C- Seguramente más que ayudar, estorbarías. No me hace falta ayuda pero gracias de todos modos.

Narra Sandra:

Volví a casa sin Culebra y todos se sorprendieron:

Ca- ¿Por qué Culebra viene a casa en invisible? ¿Es que no nos quiere ver?
S- No es por eso, además cuando él está en invisible aunque tú no lo puedas ver él a ti sí.
Ca- ¿Es qué está jugando al escondite con Lucas?
S- No, es que simplemente no está, no es que esté desaparecido, bueno sí, está desaparecido porque no le veis, pero no es porque esté en invisible... Carlitos me has liado.

Carlitos se disponía a soltar otras de sus preguntas pero Jimena al ver sus intenciones se adelantó:

J- Haber, Carlitos, Culebra no está en modo invisible, simplemente no está ¿es eso lo que quieres decir?
S- Sí.
J- ¿Y por qué no está?
S- Se ha quedado castigado, pero yo creo que volverá pronto.
J- ¿Qué ha hecho esta vez?
S- Hacer, lo que se dice hacer, no ha hecho nada. Por eso le han castigado.
J- ¿Le han castigado por no hacer nada?
S- Sí, ni estudia, ni hace deberes... En fin, no hace nada.
J- Entiendo. Un día de estos voy a hablar seriamente con él, esto no puede seguir así.

Por fin nos sentamos a comer y dejaron de hacerme preguntas. Poco tiempo después de que acabáramos la comida llegó Culebra y se reunió conmigo. Me contó como planeaban él y el tal Iván colarse en el escondite de los raptadores de niños. Yo también tenía que contarle algo y es que Lucas y yo no enteramos de que Leo le preparaba una trampa a Culebra:

S- Leo esta furioso porque no has acudido a la cita ¿por qué no me dijiste que ibas a pelearte con él?
C- Porque no iba a ir. Quedé con él, eso es verdad, pero reunirme con Iván es más importante que romperle la cara al pijo.
S- Bueno, el caso es que Leo te va a esperar mañana en la puerta del Astoria para pegarte.
C- Eso no me preocupa.
S- No va ha esperarte solo, sus amigos también estarán allí.
C- Me da igual cuantos sean, ellos no tienen mi don.
S- De eso quería hablarte, por favor no uses tu poder.
C- ¿Y que hago? ¿Dejar que me peguen entre cuatro?
S- Por favor, es importante que no desaparezcas en mitad de la pelea. Hazlo por mí.
C- Chispitas lo siento pero si tengo ocasión...

Tenía que decirle algo para convencerle de no usar los poderes, aunque eso conllevase herirle el corazón un poquito:

S- Hazlo por tu hermano, estás muy cerca de volver a verle, si usas tu poder no lo verás jamás.
C- Parece que la niña sabe por donde atacar. ¿No eras tú la que me decías que no me hiciese ilusiones?
S- Ya pero ¿qué son las ilusiones? No son más que sueños.
C- Tu lo has dicho, son sueños, y los sueños, sueños son.
S- Prométeme que no te volverás invisible.
C- Se hará lo que se pueda.

Aquella noche no podía dormir y Lucía aprovechó la ocasión:

L- ¿Por qué has mentido? Culebra no ha estado castigado, ha estado con otro niño con poderes.
S- Ya lo se, pero nadie puede sospechar, ni si quiera Mario y Jimena.
L- ¿Por qué?
S- Es difícil de explicar. Prométeme que no le vas a decir a nadie lo que sabes.
L- Lo prometo.


30. LEO A LA CARGA.

Narra Culebra:

Ya hacía una semana desde que me reuní con Iván y todavía no me había avisado de nada, quizás por eso me empecé a fiar más de él, si hubiese sido una trampa hubiera venido cuanto antes a por mí. Esta vez de camino al Astoria solo íbamos Sandra y yo, que, la verdad sea dicha, desde el beso hablábamos lo justo, solo le conté lo que pasó en mi reunión, en otras conversaciones yo intentaba sacarle palabras pero ella ponía fin por la vía rápida. Decidí que aquella era mi oportunidad y rompí el hielo de una forma brusca:

C- ¿Tan mal beso?
S- ¿Qué quieres decir?
C- Desde que nos besamos hablas menos conmigo.
S- Pero no es por eso, son otras cosas, no dejo de pensar en el tal Iván ese y en si es verdad que tu hermano... vive.
C- No sé si creerle, es muy poco probable. Lo maté, estoy seguro.
S- No te vengas abajo ni digas tonterías, tu no harías daño a nada, si a los peques los defiendes así y son tus hermanos de pega a él lo defenderías más aún. Lo que no quiero es que te hagas ilusiones.
C- Procuraré no hacérmelas.

Nos sentamos uno al lado del otro, como siempre, yo no tenía ganas de visitar a los peques antes de dar clase, aunque no lo aceptaba la posible vida de mi hermano me había afectado en mi día a día ya no tenía mi típica sonrisa a todas horas ni me hacía el graciosillo en momentos que nadie esperaba. Vi a Leo acercarse:

L- Sandra vete, esto es entre tu hermano y yo.

Sandra al principio siguió sentada como si no lo hubiese escuchado pero se fue de allí cuando yo se lo indiqué con una mirada. Me puse en pie y en frente de Leo:

L- Estoy casi una semana en observación por tu culpa y ni siquiera me vas a preguntar como estoy.
C- No, tengo cosas mejores que hacer y tú ya tienes a gente que te lame el culo con esas preguntitas.
L- No te soporto, todo este tiempo te he aguantado por tu hermana pero ya me da igual. Tú y yo solos en la calle cuando acabe el instituto, ni amigos, ni hermanos, ni ninguna ayuda.
C- ¿Te ha gustado el hospital y quieres volver?
L- No sabes que ganas te tengo.

Leo se fue y Sandra volvió a mi lado.

S- He salido un momento al pasillo y de buenas a primeras me he encontrado con este papel en la mano.
C- ¿Es del chico?
S- Sí, dice "Culebra te espero en el mismo lugar del otro día, ven en cuanto salgas del instituto"
C- Joder, para un día que hago planes.
S- ¿Qué planes?
C- Nada, nada, vuelve a casa sola con Lucas, si te preguntan que donde estoy les dices que me han castigado.

Sandra asintió con la cabeza, me fijé en sus manos y vi que aún llevaba los guantes, no le quise decir nada al respecto lo mejor era que los dejara de utilizar cuando ella se sintiera segura.

Narra Sandra:

Él no lo admitía pero se le notaba que estaba ansioso por recibir otra señal del tal Iván del que me había hablado días atrás. No estaba igual, o quizás yo tampoco era la misma porque él seguía dándome sus peculiares clases, seguía sacando temas de conversación etc. Era yo la que me mostraba tajante e intentaba romper cualquier conversación pero ¿por qué? ¿Por el beso? si era lo que había estado esperando desde que lo conocí y cuando por fin se cumple yo voy y me muestro tímida. Aquella mañana íbamos para el instituto él y yo solos, Lucas se había ido con Mario:

C- ¿Tan mal beso?
S- ¿Qué quieres decir?
C- Desde que nos besamos hablas menos conmigo.
S- Pero no es por eso, son otras cosas, no dejo de pensar en el tal Iván ese y en si es verdad que tu hermano... vive.
C- No sé si creerle, es muy poco probable. Lo maté, estoy seguro.
S- No te vengas abajo ni digas tonterías, tu no harías daño a nada, si a los peques los defiendes así y son tus hermanos de pega a él lo defenderías más aún. Lo que no quiero es que te hagas ilusiones.
C- Procuraré no hacérmelas.

Nos sentamos, sí, él y yo, normalmente él se daba un paseo por el Astoria y después volvía pero estaba claro que no era el mismo desde que acudió a la cita. Para rematar la "alegría" que derrochaba Culebra estos días llegó Leo:

L- Sandra vete, esto es entre tu hermano y yo.

Ignoré las palabras de Leo pero Culebra me hizo un gesto en la mirada para que lo obedeciera. Salí al pasillo y empecé a mirarme los guantes, esos guantes que justo una semana antes Culebra me había dicho que no necesitaba pero que yo seguía usando. En las clases con Culebra podía controlar bastante bien mi poder pero todavía no estaba preparada para el día a día. De repente en mi guante derecho apareció una nota, seguramente Iván habría parado el tiempo y la había puesto allí, en mi mano. Abrí la nota "Culebra te espero en el mismo lugar del otro día, ven en cuanto salgas del instituto". Entré de nuevo en clase, Leo ya no estaba con Culebra, así que me acerqué a él para decirle lo de la nota:

S- He salido un momento al pasillo y de buenas a primeras me he encontrado con este papel en la mano.
C- ¿Es del chico?
S- Sí, dice "Culebra te espero en el mismo lugar del otro día, ven en cuanto salgas del instituto"
C- Joder, para un día que hago planes.
S- ¿Qué planes?
C- Nada, nada, vuelve a casa sola con Lucas, si te preguntan que donde estoy les dices que me han castigado.

Le dije que sí con la cabeza, esta era una cita a la que debía acudir el solo, no le podía poner ninguna pega.


29. REUNIONES Y REFRANES.

Narra Culebra:

Me desperté antes que los demás, debía ir al parque lo antes posible porque el chico no concertó ninguna hora en la nota y no sabía cuando nos encontraríamos. Me esperé a que se levantara Jimena, que era la que más madrugaba, para ponerle alguna excusa de porque salía tan temprano de casa. Jimena llegó a la cocina bostezando y puso cara de asombro al verme allí:

J- Unos días tarde y otros temprano.
C- No es eso, es que hoy me tengo que ir antes.
J- ¿Por qué?
C- Había que hacer un trabajo y yo lo tenía hecho pero se me olvidó entregarlo y lo tengo que llevar ahora.
J- ¿A las siete menos veinte?
C- Sí, los conserjes abren muy temprano el instituto.
J- Como quieras. Adiós.

Me despedí de Jimena y salí de casa, cuando apenas había dado unos pasos oí a Jimena llamarme:

J- ¿No te llevas la mochila?
C- ¡Que despistado soy!

Volví a casa y me eché la mochila al hombro. Llegué al parque y me senté en uno de los bancos, aquello estaba desierto excepto por un chico que había sentado en el banco de enfrente ¿podría ser el chico que me citó? efectivamente era él, se acercó a mí y yo me puse en pie:

C- ¿Qué quieres? ¿Quién eres? ¿De qué me conoces?
X- Tranquilo, vamos poco a poco, soy Iván y tengo el don de parar el tiempo, cuando ese chaval te iba a pegar lo paré y le pegué un puñetazo por detrás de forma que se quedó inconsciente, puedo parar el tiempo pero si hago un cambio brusco todo vuelve a la normalidad y pegarle a alguien de tal forma que quede inconsciente es un cambio brusco por eso os pareció a todos que Leo se había caído de repente.
C- ¿Por qué quieres reunirte conmigo?
I- Es complicado de explicar. A mi me raptaron unos señores y me metieron en una habitación junto a otro chico, ese chico me habó de ti y cuando pude escapar de los señores que me secuestraron te busqué.
C- ¿De qué me conocía ese chico?
I- No me lo dijo, solo me pidió que si alguna vez te encontrara te llamara Culebra y que te dijera que él es una especie de "muerto viviente" dice que así lo entenderías.
C- ¿Recuerdas el nombre del chico?
I- Sí, se llamaba Alex.

No me lo podía creer ese era el nombre de mi hermano pero no me podía dejar llevar por la emoción quizás era una trampa:

C- ¿Qué poder tiene ese tal Alex?
I- Casi nadie lo sabe, debe ser algo muy poderoso, él quería escapar para encontrarte pero le tienen muy vigilado.
C- ¿Me puedes llevar con él?
I- La verdad no creo que sea buena idea volver allí pero todo sea por Alex, es con la única persona que he hablado en diez años ahora tengo dieciséis, me raptaron cuando apenas tenía seis añitos.
C- Llévame.
I- ¿Ahora? No, esto hay que plantearlo bien, sería como meterse en la boca del lobo.
C- ¿Cuándo me puedes llevar?
I- No se, ya te avisaré, se por donde te mueves.
C- No tardes mucho en planearlo.

Me despedí del chico y me fui al Astoria no quería creer que lo que me había contado era verdad pero si de verdad mi hermano estaba vivo necesitaba verle.

Narra Sandra:

Cuando me desperté fui a la habitación de Culebra y vi que ya se había marchado a la cita con el chico misterioso, no quería pensar que era peligroso y que probablemente fuera una trampa pero tenía toda la pinta ¿por qué el chico lo buscaba ahora cuando hacía casi un año desde que nos mudamos? Me maldije una y otra vez, tendría que haber ido con él, si le pasaba algo llevaría el peso de la culpa toda mi vida. El día anterior Culebra me había dicho que me olvidase de los guantes pero como estaba nerviosa por lo que le pudiera pasar en su extraña cita me los puse "es mejor prevenir que curar" Cuando entré en la cocina y vi a los demás intenté aparentar normalidad:

J- ¿Por qué ha salido Culebra tan temprano?
S- Tenía que entregar un trabajo.
J- Pero es que ha salido demasiado temprano.
S- El Astoria lo abren muy pronto.

Esa fue toda mi conversación aunque me daba que Jimena no se había quedado muy conforme:

M- ¿Por qué no os venís tú y Lucas en el coche?
J- Me parece bien.

A trompicones llegamos al instituto ¿cómo podían ir los niños todos los días en el coche con Mario? a mí el viaje se me hizo eterno: iba muy despacio, frenaba de repente sin venir a cuento... Me metí en clase y vi que había un corrillo de personas hablando del enfrentamiento entre Culebra y Leo, Claudia llevaba la voz cantante:

Cl- Al parecer Leo se recupera en el hospital, pero es un poco raro ¿cómo le pudo pegar Culebra? si lo tenían cogido entre tres.
S- Perdona que te interrumpa Claudia pero creo que es más que evidente que no fue mi hermano quien le pegó.
Cl- ¿Entonces?
S- No se, vendría alguien por detrás, es imposible que haya sido Poli.
Cl- Entonces el que le pegó sería invisible porque nadie lo vio.
S- Pero tampoco visteis que Culebra le pegara, además el golpe fue por detrás y Culebra estaba enfrente de él.

Claudia ignoró mis últimas palabras y siguió narrando con lujo de detalle su versión de los hechos mientras toda la clase y parte de las vecinas venían a escuchar su relato. La ignoré como ella había hecho conmigo y me senté en mi pupitre pensando en el beso del día anterior, todavía podía sentir a mi corazón palpitando a mil por hora y por supuesto tampoco olvidaba la sorpresa que se estaba haciendo de rogar y hacía que cada vez estuviera más intrigada. Sin que yo me diera cuenta me encontré a mi lado a Claudia:

Cl- Tu dirás lo que quieras pero ayer se desmaya Leo por una pelea con tu hermano y hoy falta tu hermano, un poco raro si que es.
S- Ves cosas donde no las hay, haber ¿cómo ha podido ser mi hermano? es imposible lo tenían sujeto y no se podía mover, seguro que hay una explicación lógica.
Cl- Si estás tan segura de que lo que digo es mentira ¿por qué te cabrea tanto que lo diga?
S- Porque no es justo, mi hermano no ha hecho nada, no se merece que ahora le critique todo el colegio por algo que no ha hecho.
Cl- Si le critican es porque algo habrá hecho "cuando el río suena agua lleva"
S- ¿Ahora te vales de refranes?
Cl- Yo solo digo que si hablan será por algo.

La sirena sonó y Claudia volvió a su sitio, yo por mi parte no dejaba de pensar en que es lo que estaría haciendo Culebra y si le habrían hecho algún daño.


28. LA NOTA.

Narra Culebra:

Fui hacia Leo y le pegué un puñetazo en toda la cara, más por la sorpresa que por la fuerza con la que iba Leo cayó al suelo aunque tardó poco en levantarse:

L- ¿Pero qué haces anormal?

Mientras me decía esto sus tres amigos se tiraron a por mi, al primero y al segundo les esquivé el golpe pero el tercero logró darme en la barriga y ahora era yo el que permanecía en el suelo, entre los tres guardaespaldas del Cara Cartón me agarraron impidiéndome movimiento alguno y mientras tanto Leo preparaba su puño para darme en la cara, vi acercarse el puño lentamente cuando de pronto Leo cayó al suelo. Todos se quedaron mirándome y los amiguitos de Leo me soltaron, ¿qué le había ocurrido al pijo? ¿Le habría electrocutado Sandra? miré hacia atrás y vi que Sandra seguía sentada en su pupitre, entonces corrí y me asomé al pasillo donde vi alejarse a gran velocidad a un niño, le seguí pero al tomar la curva me encontré de frente con el director:

D- Castillo por Dios, es primera hora de la mañana ¿se puede saber qué hace corriendo por los pasillos?
C- Es que estoy buscando a un profesor, porque se ve que el nuestro ha faltado y no viene nadie de guardia.
D- Vuelva a clase, ya enviaré yo a alguien.

Volví a clase y me senté al lado de Sandra, esta tenía un papel en la mano y me lo dio:

C- ¿Qué es esto?
S- Me lo ha dado el chico que ha salido corriendo, en el papel pone "Culebra, te espero mañana en el parque, ven tu solo".
C- ¿Quién era ese chico?
S- No se, pero lo que ha pasado a sido muy raro, Leo estaba bien y de repente ha caído al suelo.
C- ¿Crees que ese chico puede tener poderes?
S- No lo puedo afirmar pero no lo descarto.

Me quedé con el papel y el resto de las clases le estuve dando vueltas a lo del chico misterioso ¿quién era? ¿De qué me conocía? ¿Por qué quería reunirse conmigo? y sobre todo ¿por qué me defendió? Aquel día no estuve todo lo simpático que podía estar, no sabía si fiarme e ir a la cita o no ir y dejarlo pasar, le pedí a Sandra que no le contase lo ocurrido a nadie porque no quería que otra persona tomara una decisión que debía tomar yo.

Llegó la hora de las clases, intenté estar más simpático para darle confianza a Sandra, esta vez las clases serían en el salón y los peques serían mis ayudantes. Sandra se sentó en el sillón y yo hice un poco el tonto:

C- Señorita Castillo, me enorgullece decirle que hoy cuento con la participación de Carlos y Lucía son unos profesionales del sector y le harán la clase más amena.
Ca- Eso es verdad, hemos estudiado mucho para tener este trabajo.
C- Estos ayudantes los he contratado yo, así que a usted no le subirá el precio a pagar.
Ca- ¿Sandra te paga?
L- Le tiene que dar un beso de novios.
Ca- ¡Que guay como en las películas!

Sandra se sonrojó al escuchar la conversación de los peques:

C- Ya en serio, se me ha ocurrido que para la clase de hoy te vendaré los ojos y tú mediante el tacto tendrás que tocar a uno de estos dos pitufos, si aciertas y eres capaz de adivinar quien es has ganado y si no ganamos nosotros.

Le puse una venda en los ojos a Sandra y sin que ella se enterará les dije a los peques que salieran del salón. Me arrodillé y me puse frente a Chispitas aunque disimulé un poco para que no sospechara nada:

C- Sandra delante de ti hay uno de los peques, me tienes que decir quien es. Vosotros no habléis que la desconcentráis.

Sandra empezó a tocarme la cara, al principio con un poco de miedo, se lo notaba porque apartaba sus manos cada dos por tres pero luego se fue olvidando de que podía herir a uno de los peques y se centró más en el juego:

S- ¿Seguro que es un niño?
C- Seguro.
S- Lucía no puede ser porque ella tiene el pelo largo y a Carlitos no creo que le haya empezado a salir barba de buenas a primeras.
C- ¿Qué insinúas? Yo no tengo barba.
S- Porque te afeitas pero siempre algo se nota al tocar.
C- Entonces ¿quién dices que tienes en frente?
S- ¿A ti?

Le quité la venda y me encontré con sus ojos que relucían más que nunca, entonces sin pensarlo dos veces me acerqué a sus labios y los dos nos fundimos en un profundo beso, por fin la pude besar, había esperado mucho tiempo pero mereció la pena, e de reconocer que de vez en cuando me daba algún que otro calambre en los labios pero no era nada que pudiera interrumpir el gran momento. Terminé de besarla y me quedé mirándola fijamente:

C- Has acertado, era yo. Creo que no es necesario que lleves guantes mañana.

Narra Sandra:

Culebra no detenía su paso, iba directo hacia Leo y en cuanto llegó a sonde este se encontraba le lanzó un puñetazo con su mano derecha, Leo cayó al suelo pero tardó poco en levantarse:

L- ¿Pero qué haces anormal?

Los tres amigos de Leo se lanzaron a por Culebra, el chico invisible esquivó a los dos primeros pero el tercero le dio en el estómago y Culebra cayó, aprovechando la oportunidad los amiguitos de Leo sujetaron con fuerza a "Poli" y el ex de la Ruano se dirigía a pegarle a Culebra, pero entonces Leo cayó al suelo y todo el mundo quedó desconcertado. Alguien me dio algo y salió a correr, un segundo después Culebra se quedó mirándome y salió al pasillo. Me quedé mirando el papel, lo abrí había algo escrito "Culebra, te espero mañana en el parque, ven tu solo". A los pocos minutos legó mi hermanito y se sentó a mi lado. Le di el papel:

C- ¿Qué es esto?
S- Me lo ha dado el chico que ha salido corriendo, en el papel pone "Culebra, te espero mañana en el parque, ven tu solo".
C- ¿Quién era ese chico?
S- No se, pero lo que ha pasado a sido muy raro, Leo estaba bien y de repente ha caído al suelo.
C- ¿Crees que ese chico puede tener poderes?
S- No lo puedo afirmar pero no lo descarto.

Por la tarde llegó la hora de mis clases, esta vez la iba a dar en el salón y Culebra se ayudaría de los peques:

C- Señorita Castillo, me enorgullece decirle que hoy cuento con la participación de Carlos y Lucía son unos profesionales del sector y le harán la clase más amena.
Ca- Eso es verdad, hemos estudiado mucho para tener este trabajo.
C- Estos ayudantes los he contratado yo, así que a usted no le subirá el precio a pagar.
Ca- ¿Sandra te paga?
L- Le tiene que dar un beso de novios.
Ca- ¡Que guay como en las películas!

Me moría de vergüenza al escuchar a los peque hablar y Culebra se debió de dar cuenta porque cortó la conversación:

C- Ya en serio, se me ha ocurrido que para la clase de hoy te vendaré los ojos y tú mediante el tacto tendrás que tocar a uno de estos dos pitufos, si aciertas y eres capaz de adivinar quien es has ganado y si no ganamos nosotros.

Sentí las manos de Culebra rodear mi cabeza con un pañuelo y hacerme un nudo:

C- Sandra delante de ti hay uno de los peques, me tienes que decir quien es. Vosotros no habléis que la desconcentráis.

Empecé a tocar al niño que había delante de mi, al principio retiraba mis manos cada instante pero al ver que no pasaba nada cogí confianza. Toqué un pelo corto, no podía ser Lucía aunque también era demasiado corto para ser de Carlitos, llegué a la barbilla y palpé algo de vello:

S- ¿Seguro que es un niño?
C- Seguro.
S- Lucía no puede ser porque ella tiene el pelo largo y a Carlitos no creo que le haya empezado a salir barba de buenas a primeras.
C- ¿Qué insinúas? Yo no tengo barba.
S- Porque te afeitas pero siempre algo se nota al tocar.
C- Entonces ¿quién dices que tienes en frente?
S- ¿A ti?

Culebra me quitó la venda y casi sin que yo me diera cuenta me encontré con su beso, sentí como mi corazón palpitaba a no poder más y a la vez me moría de emoción, había esperado tanto ese momento, lo había intentado tantas veces... Y al final resulta que cuando pude besar a Culebra fue cuando él me soltó el beso de sopetón sin yo esperarlo. Nuestros labios se separaron y nos quedamos mirándonos fijamente:

C- Has acertado, era yo. Creo que no es necesario que lleves guantes mañana.


27. RECUERDOS DEL PASADO.

Narra Culebra:

Me desperté, Lucas ya se estaba cambiando:

L- ¡Vamos que se te hace tarde!
C- Ya voy.

Me puse el uniforme y fui al baño para peinarme, allí se encontraba Jimena cepillándole el pelo a Lucía:

J- Hay que levantarse antes.
C- Ya, ya lo se, lo siento.
J- Y otra cosa... ¿cuándo le vas a dar la canción a Sandra?
C- ¿Y tú cómo sabes eso?
J- Me lo ha dicho un pajarito.
C- Lucía te he dicho muchas veces que lo que oigas en mi cabeza no se lo debes contar a nadie.
L- Se me ha escapado.
J- Venga Lucía baja a desayunar que Carlitos te está esperando.

Empecé a peinarme y Jimena no salía del cuarto de baño:

C- ¿Necesitas algo?
J- Dásela pronto, ayer estaba con el ánimo por los suelos le vendrá muy bien.
C- Entre Lucas, Lucía y tú me estáis metiendo presión, dejadme que lo haga a mi ritmo.
J- Como quieras, pero no tardes mucho. Por cierto ¿desde cuándo compones?
C- Desde pequeño, vosotros no lo habéis sabido hasta ahora porque hace mucho que no escribo.
J- ¿Por qué dejaste de escribir?
C- El único que sabía que componía era mi hermano, estábamos muy unidos y él era el único que leía mis composiciones, dejé de componer el día que... lo maté.

Intenté contener mis lágrimas pero no pude, necesitaba desahogarme. Jimena al verme llorar me dio un abrazo:

J- Estoy segura de que no eres un asesino.

En ese momento entró al baño Sandra y nos vio abrazados:

S- Culebra se hace tarde tendrás que desayunar por el camino.
J- Espéralo en la calle, ahora baja.

Sandra se fue y Jimena y yo nos separamos, me limpié las lágrimas y bajé a la calle. No había nadie, ni Sandra, ni Lucas, ni los peques. Se suponía que Sandra me estaba esperando pero allí solo estaba yo así que fui solo al Astoria. Llegué apurado de tiempo y lo primero que hice al entrar en la clase fue encontrarme con Leo y sus amigos:

L- ¿A dónde vas tan rápido? Solo queremos hablar contigo.
C- Que fácil es hablar cuando tienes tres guardaespaldas, ayer a solas no te pusiste tan chulo.

Leo me empujó:

C- No me toques.
L- ¿Y qué me vas a hacer si lo hago?
C- Solo te estoy advirtiendo, no me toques.

Intenté seguir mi camino para llegar hasta Sandra pero dos de los matones de Leo me interrumpieron el paso:

C- No me dais miedo, solo sois cuatro niñatos pijos y creidos.

Los dos amigos de Leo se pusieron en posición para atacarme, pero Leo no les dejó:

L- No le hagáis nada, me da pena, no es más que un macarra de barrio.

Por fin pude llegar hasta Sandra que había observado atentamente el enfrentamiento:

C- ¿Chispas por qué no me has esperado?
S- Leo me ha obligado a venir con él.

Era lo último que me faltaba por oír, al escuchar aquello me fui hacia leo y hacia sus amigos dispuesto a partirle la cara al Papa Natas, no permitiría que un pijo como Leo obligara a mi chica a estar con él.

Narra Sandra:

Aquella mañana los únicos que desayunábamos éramos Mario, Carlos y yo y Lucía y Lucas que se incorporaron un poco después. Acabé mi desayuno y Culebra aún no había bajado, los peques se iban a ir ya:

S- Lucas vete en el coche con Mario, si alguien llega tarde tan solo seremos Culebra y yo, tu no tienes que pagar el pato.

Lucas me hizo caso y se fue al instituto en el coche con los peques y Mario, yo al ver que Culebra tardaba subí a buscarle. Lo encontré en el baño abrazado a Jimena y llorando, o al menos eso me pareció, porque no era muy normal verle llorar:

S- Culebra se hace tarde tendrás que desayunar por el camino.
J- Espéralo en la calle, ahora baja.

Sin querer interrumpir más en el emotivo momento que mantenían Jimena y Culebra fui y lo esperé sentada en el bordillo de la calle. Vi venir a Leo que se paró cuando llegó a donde yo estaba:

L- Levanta que te acompaño.
S- Estoy esperando a mi hermano, me va a acompañar él.
L- Pues es una pena.
S- ¿Por qué?
L- Seguro que el bocazas de tu hermano ya te habrá dicho de que hablé a solas con él.
S- Pues sí, me lo ha dicho, no sabes como me pude reír ¿se te ocurrió a ti solo la idea de que yo había sido la que te produjo la descarga eléctrica?
L- Que graciosilla eres. Acompáñame o le tendré que contar a más gente ese chiste que a ti te hace tanta gracia.
S- Me da igual a quien se lo cuentes, es una locura, nadie te va a creer.

Leo se acercó a mí para besarme y yo aparté la cara:

L- Si mis sospechas son falsas ¿por qué nunca quieres tocar a nadie?

Después de decir eso me cogió de la mano (llevaba los guantes) y tiró de mi hasta llegar al instituto. Una vez allí yo me senté en mi pupitre y él empezó a hablar con sus amigos. Culebra apareció por la puerta, estaría cabreado, pero al fin podría contarle porque no lo había esperado, aunque tuve que retrasar mi explicación porque Leo y sus compinches le taparon el paso:

L- ¿A dónde vas tan rápido? Solo queremos hablar contigo.
C- Que fácil es hablar cuando tienes tres guardaespaldas, ayer a solas no te pusiste tan chulo.

Leo miró a sus amigos y empujó con desprecio a Culebra:

C- No me toques.
L- ¿Y qué me vas a hacer si lo hago?
C- Solo te estoy advirtiendo, no me toques.

Leo se apartó del camino de Culebra pero dos de los amigos de Leo no se apartaron de la trayectoria de mi supuesto hermano:

C- No me dais miedo, solo sois cuatro niñatos pijos y creidos.

Los dos chicos dirigían los puños a la cara de Culebra pero este se mantuvo quieto con toda la sangre fría mientras que a mí me iba a dar algo, pero por suerte Leo paró a sus matones:

L- No le hagáis nada, me da pena, no es más que un macarra de barrio.

Culebra no contestó a Leo sino que se vino directamente hacia mí:

C- ¿Chispas por qué no me has esperado?
S- Leo me ha obligado a venir con él.

Yo creo que al oír mi respuesta tuvo una excusa para ir hacia Leo pero ya hacía tiempo que le tenía ganas, yo vi alejarse poco a poco a Culebra hasta que llegó al sitio donde se encontraban Leo y sus amigos.


26. EL MOMENTO ADECUADO.

Narra Culebra:

Sandra no me había dirigido la palabra en toda la tarde y yo me arrepentía cada vez más de lo imbecil que había sido con ella al salir de casa de Leo. Aquella noche todos estaban acostados mientras que yo veía la tele sin prestarle mucha atención porque mi mente tan solo pensaba en si Sandra estaría enfadada y en que hacer si a Leo le picaba la curiosidad y acababa descubriendo los poderes. Apagué la televisión y escuché como alguien bajaba las escaleras y entraba en la cocina, entré en la cocina y me encontré a Lucía:

C- Es muy tarde ¿qué haces aquí?
L- ¿Y tú?
C- Yo soy mayor, tú eres pequeña.
L- No es verdad ya tengo siete años, no soy tan pequeña.
C- Pero aunque tengas siete años yo sigo siendo diez años mayor, así que a tu cuarto.
L- Es que tengo sed.

Cogí una botella con agua y le llené un vaso a Lucía para que bebiera:

L- Gracias, ¿me acompañas a mi habitación?
C- No, ya eres mayor, puedes ir sola.
L- No es por mí.
C- ¿Entonces?
L- Sandra está triste, a lo mejor entre los dos podemos hacer que sonría.

Cogía a la pequeña en brazos y la solté en su cama, miré a Sandra y vi que dormía placidamente:

C- Eso no se llama estar triste, se llama estar durmiendo.
L- No está dormida, está despierta.

Me acerqué a Sandra y me quedé mirándola fijamente hasta que abrió los ojos:

C- Ya veo, te estabas haciendo la dormida ¿es qué no te apetece verme?
S- No es eso.
C- Se que no me he comportado como debía cuando he salido de casa de Leo pero es que tuve una pequeña disputa con él.
S- ¿Te has peleado con Leo?
C- No exactamente... Me dijo que le parecías rara y que creía que ocultabas algo y yo intenté defenderte, la cosa es que quizás me pasé defendiéndote.
S- ¿Qué quieres decir?
C- Lo cogí del cuello de la camisa y le amenacé diciendo que no se metiera con mi familia y eso quizás le ha hecho sospechar.
S- Estas loco ¿y ahora que vamos a hacer si le da por investigar?
C- Tranquila, sobreviviremos. Buenas noches.

Me fui a mi habitación, Lucas me esperaba despierto:

L- ¿Le has dado la canción?
C- No he tenido ocasión, tengo que esperar el momento adecuado.
L- Pues no esperes tanto.
C- ¿Me vas a presionar? anda déjame dormir primito, buenas noches.
L- Buenas noches.

Narra Sandra:

Había esperado toda la tarde una disculpa de Culebra y esta no había llegado, por ese motivo aquella noche estaba un poco depre y Lucía lo notó:

L- ¿Qué te pasa?
S- Que tu hermano mayor es algo estúpido.
L- No es verdad, nos quiere mucho y sobre todo te quiere a ti, cuando empezamos a vivir en esta casa pensó varias veces en irse pero nunca lo hacía porque quería estar contigo.
S- ¿Eso es verdad?
L- Lo he oído en su cabeza.

Vi que Lucía se levantó de su cama:

S- ¿A dónde vas?
L- Tengo sed.
S- Te acompaño.
L- Ya tengo siete años, puedo hacerlo yo sola.

A los pocos minutos Culebra y Lucía llegaron riéndose, el mayor dejó a la pequeña en su cama, yo no tenía ganas de hablar con él así que hice como que dormía:

C- Eso no se llama estar triste, se llama estar durmiendo.
L- No está dormida, está despierta.

Lucía podía oír mi pensamiento y seguramente por eso sabía que estaba despierta. Sentí los ojos de Culebra clavados en mí y entonces sin poder remediarlo abrí mis ojos para encontrarme con los suyos:

C- Ya veo, te estabas haciendo la dormida ¿es qué no te apetece verme?
S- No es eso.
C- Se que no me he comportado como debía cuando he salido de casa de Leo pero es que tuve una pequeña disputa con él.
S- ¿Te has peleado con Leo?
C- No exactamente... Me dijo que le parecías rara y que creía que ocultabas algo y yo intenté defenderte, la cosa es que quizás me pasé defendiéndote.
S- ¿Qué quieres decir?
C- Lo cogí del cuello de la camisa y le amenacé diciendo que no se metiera con mi familia y eso quizás le ha hecho sospechar.
S- Estas loco ¿y ahora que vamos a hacer si le da por investigar?
C- Tranquila, sobreviviremos. Buenas noches.

Culebra salió de la habitación:

L- ¿Has visto? no es estúpido te ha defendido de Cara Cartón y además te tiene preparada una sorpresa.
S- ¿Qué sorpresa es?
L- Si te lo dijera ya no sería una sorpresa, pero se que te va ha gustar cuando te la de.
S- Yo creo que él ya no se acuerda de que me prometió la sorpresa.
L- Sí se acuerda pero en su mente oigo que está "buscando el momento adecuado"
S- Bueno, ya basta de charla que mañana hay colegio, vamos a dormir. Que tengas dulces sueños.

En aquel momento mi mente estaba eufórica y a la vez triste, eufórica porque Culebra me había hablado y no se había olvidado de la sorpresa, y triste porque no quería ni pensar en lo que pasaría si Leo descubría lo de los poderes.


25. LA VISITA.

Narra Culebra:

C- ¿Estás segura de qué es aquí?
S- Sí, me ha traido varias veces a su casa.

Tocamos al timbre y abrió la puerta una mujer que debía ser la madre de Leo, la mujer nos indicó donde estaba la habitación de Leo y para ya fuimos Chispitas y yo. Cogí el pomo de la puerta pero entonces Sandra me agarró la mano con fuerza, eso sí, con el guante:

C- ¿Qué?
S- Digo yo que tendremos que tocar.

Sandra llamó a la puerta de la habitación:

L- Puedes pasar.

Entremos a la habitación, al Cara Cartón no le faltaba de nada, tenía la habitación llena de aparatos electrónicos: una mini cadena, un ordenador, una televisión de plasma etc. El pijito no vivía nada mal:

L- ¿Cómo vosotros por aquí?
S- Hemos venido a ver como estás.
L- No ha sido nada, soy fuerte.
S- Seguro... ¿De verdad no te duele?
L- Ahora no mucho, pero e de reconocer que al principio si que me dolía.
C- Quejica, si no ha sido nada.
L- Eso lo dices porque a ti no te ha pasado. ¿Queréis tomar algo?
S- Que va, si estás bien ya nos vamos.
L- Gracias por venir.

Sandra y yo íbamos a salir de la habitación, pero Leo me llamó:

L- Culebra, me gustaría hablar contigo, a solas.
C- Sandra espérame fuera, ahora voy.

Sandra se marchó de la habitación y yo me quedé a solas con Leo:

L- A lo mejor te resulta raro lo que te voy a decir, pero creo que fue tu hermana la que me electrocutó.
C- Cara Cartón ¿tú te escuchas cuándo hablas? Para mí que últimamente has visto muchas películas.
L- Solo digo que me electrocuté al tocarla y nunca quiere tocar a nadie, un poco raro si que es.
C- Si querías hablar conmigo para criticar a mi hermana que sepas que no soy de esos. Si no te toca será porque la tienes harta de tanta cita, haber si te vas enterando de que no te quiere.
L- No quiero discutir contigo, pero no lo veo claro, te advierto de que tu hermana esconde algo, es rara, admítelo.

Al escuchar aquello lo cogí del cuello de la camisa:

C- Yo tampoco quiero discutir, así que respeta a mi familia.

Lo solté y salí de la casa sin despedirme ni de él ni de sus padres. Fuera me esperaba Sandra. Me encendí un cigarrillo:

S- ¿No lo habías dejado? Anda suelta eso.

La ignoré y seguí fumando:

S- Pero ¿qué te pasa? deja de fumar.

Seguí sin tirar el cigarro y entonces Sandra me lo arrebató y lo tiró al suelo, me quedé mirándola:

S- ¿Se puede saber qué te pasa?
C- Déjame en paz.

Me fui a casa a paso rápido dejando a Sandra muy por detrás mía, no tenía que haberle contestado así pero es que salí bastante nervioso de casa de Leo.

Narra Sandra:

Al salir del colegio fuimos a casa de Leo:

C- ¿Estás segura de qué es aquí?
S- Sí, me ha traido varias veces a su casa.

Llamamos al timbre y nos abrió la puerta la madre de Leo y aunque sabía que yo había estado allí otras veces nos indicó donde se encontraba el dormitorio de Leo. Vi como Culebra se disponía ha abrir pero yo no le dejé ¿qué pensaría Leo si entrábamos sin avisar?:

C- ¿Qué?
S- Digo yo que tendremos que tocar.

Llamé a la puerta de la habitación y Leo tardó poco en contestar:

L- Puedes pasar.

Entramos a la habitación, había estado allí otras veces pero nunca me acostumbraría a ella, era una habitación mucho más grande que la mia y eso que Leo dormía solo y yo compartía el dormitorio con Lucía:

L- ¿Cómo vosotros por aquí?
S- Hemos venido a ver como estás.
L- No ha sido nada, soy fuerte.
S- Seguro... ¿De verdad no te duele?
L- Ahora no mucho, pero e de reconocer que al principio si que me dolía.
C- Quejica, si no ha sido nada.
L- Eso lo dices porque a ti no te ha pasado. ¿Queréis tomar algo?
S- Que va, si estás bien ya nos vamos.
L- Gracias por venir.

Parecía que nuestra visita había finalizado bien, Leo no había preguntado nada fuera de lo normal, pero justo antes de salir Leo llamó a Culebra:

L- Culebra, me gustaría hablar contigo, a solas.
C- Sandra espérame fuera, ahora voy.

Salí de la habitación, antes de salir de la casa la madre de Leo me ofreció un tentempié que no le acepté, prefería esperar a Culebra en la calle. El tiempo se me hacía eterno ¿para qué quería Leo hablar con Culebra? no tenía sentido. Al fin Culebra salió de la casa, lo notaba tenso y mis sospechas se confirmaron cuando lo vi encenderse un cigarro:

S- ¿No lo habías dejado? Anda suelta eso.

No me gustaba ver a la gente fumar y mucho menos a Culebra que se suponía que ya no lo hacía. Culebra no hizo caso de mis palabras y continuó su camino:

S- Pero ¿qué te pasa? deja de fumar.

Seguía sin hacerme caso, ni tan siquiera me dedicaba una mirada, así que no me quedó otra que quitarle el cigarro y tirarlo al suelo, entonces llamé su atención y se quedó mirándome:

S- ¿Se puede saber qué te pasa?
C- Déjame en paz.

Aceleró su paso y me dejó atrás ¿qué mosca le había picado? ¿Sería por lo que acababa de hablar con Leo?, no había quien entendiera a este chico unas veces es el hombre perfecto y otras veces te dan ganas de perderlo de vista para siempre. Continué mi camino a mi ritmo ni mucho menos iba a ir más rápido por ir a su paso, era él quien me debía una disculpa.


24. LA INVITACIÓN DE LEO.

Narra Culebra:

Desde que me desperté Sandra me había insistido una y otra vez para que le diera la sorpresa pero yo me había negado, se la quería dar en nuestras peculiares clases de por la tarde y ni ella me haría cambiar de opinión. Mario se fue al colegio con los niños mientras que Chispitas, Lucas y yo íbamos andando, Lucas me pegó un tirón de la mano y me habó en voz baja pero no lo suficientemente baja para que Sandra no se enterase:

L- ¿Se la has dado ya?
S- ¿Qué me tiene que dar?
C- Nada, no te tengo que dar nada.

Le pegué una colleja a Lucas y al poco tiempo llegamos al Astoria, yo fui a ver a los peques porque me agobiaba un poco si tenía que estar unos quince minutos sentado en clase esperando que llegara el profesor. Lucía se lanzó a mis brazos y Carlitos me saludó energéticamente y me hizo unas de sus raras preguntas:

Ca- Si Sandra y tu tenéis un hijo ¿a mi que me toca sobrino o hermano segundo?
C- Pues no se, pero creo que más bien sobrino, un sobrino raro, pero sobrino.
Ca- ¿Y qué poder tendría el niño el tuyo o el de Sandra?
C- Tendría el mío que mola más.

Carlitos se disponía a soltar otra pegunta pero Lucía se le adelantó:

L- ¿Le has dado ya la canción?
C- No se la he dado, pero Lucía, tenemos prohibido usar los poderes fuera de casa.
L- Es que la mente te la he leído en casa.

La pequeña me dejó sin palabras. Miré un reloj que había en la pared, apenas faltaban dos minutos para que comenzaran las clases, tenía que volver a mi aula:

C- Os dejo pequeñajos.

Cuando entré en clase vi a Sandra muy preocupada y casi a punto de llorar:

C- ¿Qué te pasa? Cuando te dejé aquí eras una persona feliz.
S- Leo sabe lo de... mi poder.
C- Pero ¿cómo?
S- Me ha cogido del brazo y... ya te imaginas el resto.
C- ¿Dónde está Leo?
S- Su madre ha venido a por él y se lo ha llevado a casa.
C- ¿Contará algo?
S- No se.
C- No te preocupes Chis... Sandra.

Ahora mismo no podía llamarla "Chispitas" o se derrumbaría más:

C- Cuando salgamos del instituto vamos a hacerle una visita, si no vas a verle sospechará más, no puedes esconderte o será peor, cuando salgamos vamos a su casa como dos personas normales para ver como se encuentra.
S- ¿Y si me pregunta por el chispazo?
C- No te va a preguntar porque esto ha sido solo una vez, cuando te besó no lo electrocutaste.

El director entró en clase:

D- Os comunico que vuestro compañero no corre ningún peligro así que no lo pongáis a él como excusa para no atender al profesor.

Narra Sandra:

Había estado toda la mañana intentando que Culebra me diera la sorpresa pero no había manera, decía que tenía que esperar y cuanto más le preguntaba y más me contestaba que todavía no me la daba mis nervios iban creciendo ¿qué sería aquella sorpresa? Los peques fueron al Astoria en coche con Mario y mientras tanto Lucas, Culebra y yo íbamos a pie, Lucas le dijo algo a Culebra y aunque se lo dijo bajito para que yo no me enterara yo tuve la oreja bien encendida:

L- ¿Se la has dado ya?
S- ¿Qué me tiene que dar?
C- Nada, no te tengo que dar nada.

Lucas sabía algo de la sorpresa eso seguro. Lleguemos al instituto, Culebra se fue a ver a los peques y yo me quedé sentada en mi pupitre, Leo apareció por la puerta y le faltó tiempo para ponerse a hablar conmigo:

L- ¡Cuánto tiempo sin hablar contigo! Esta vez tengo el plan perfecto, no te puedes negar.
S- Leo no lo hagas más difícil.
L- El mejor restaurante italiano de Madrid, tú y yo ¿qué me dices?
S- Leo lo siento, pero tu ya deberías saber la respuesta, no pienso ir contigo a ningún lado, si quieres podemos ser amigos pero no más.
L- Tenía que intentarlo. Sandra, soy muy cabezota, al principio me costaba hablar contigo por vergüenza pero ya me has rechazado tantas veces que me da igual cuantas veces me rechaces, sé que algún día acabarás aceptando.

Antes de irse para su pupitre me dio una palmadita en el brazo, como yo me había quitado el jersey del uniforme y la camisa me la había remangado, Leo cayó al suelo porque mi piel le proporcionó un calambrazo, todos los alumnos que en aquel momento se encontraban en clase fueron a levantarlo y él se quedó mirándome, como cuando un niño ve algo de lo que siente miedo. La gente rumoreaba que Leo estaba bien pero que de todas formas su madre se lo había llevado a casa, yo me puse muy nerviosa, Leo me había descubierto ¿y si se lo contaba a más gente? Culebra entró en clase con su típica sonrisa picaresca pero la cambio por una cara algo más seria al verme a mí al borde del llanto:

C- ¿Qué te pasa? Cuando te dejé aquí eras una persona feliz.
S- Leo sabe lo de... mi poder.
C- Pero ¿cómo?
S- Me ha cogido del brazo y... ya te imaginas el resto.
C- ¿Dónde está Leo?
S- Su madre ha venido a por él y se lo ha llevado a casa.
C- ¿Contará algo?
S- No se.
C- No te preocupes Chis... Sandra. Cuando salgamos del instituto vamos a hacerle una visita, si no vas a verle sospechará más, no puedes esconderte o será peor, cuando salgamos vamos a su casa como dos personas normales para ver como se encuentra.
S- ¿Y si me pregunta por el chispazo?
C- No te va a preguntar porque esto ha sido solo una vez, cuando te besó no lo electrocutaste.

La sirena sonó indicando el comienzo de las clases, pero esta vez en vez de un profesor entró el director:

D- Os comunico que vuestro compañero no corre ningún peligro así que no lo pongáis a él como excusa para no atender al profesor.


23. COMPONIENDO.

Narra Culebra:

Aquella noche no podía dormir, no dejaba de pensar en aquel sitio raro y en aquel "yo pequeño", cuando intento despejar mi mente no se me ocurre otra cosa que escribir canciones, así que cogí una hoja y un boli y al tema, pero ¿sobre qué escribir?, los compositores suelen escribir canciones que hablan de su vida, pero si en aquel momento empezaba a escribir sobre el tiempo que estuve muerto no dejaría que ese mal recuerdo se marchase de mi mente. Lucas se levantó:

L- ¿Puedes apagar la luz?
C- Me hace falta, además solo es una lamparita.
L- ¿Para qué te hace falta?
C- Para escribir.
L- ¿Escribir?
C- ¿Por quién me tomas primo?, tan inculto no soy, escribir si que se, aunque a duras penas y con mala letra.
L- No, si no lo digo por eso, es solo que no te veo a ti al estilo Cervantes.
C- Oye Lucas, que yo escribo cosas que no están del todo mal, tengo muy buena inspiración.
L- Y si es tan buena ¿por qué ahora no estás escribiendo?
C- Porque no se de que escribir.
L- Si te doy una idea apagas la luz ¿vale?
C- Sí.
L- De Sandra.
C- Pues al lio.
L- Apaga la luz.
C- No, además quédate despierto cuando acabe de escribir te lo voy a enseñar, necesito una opinión, aunque sea la tuya.
L- Me parece que ya van tres o cuatro favores, pero es igual, de todas formas ya estoy desvelado.

Escribir algo sobre Sandra, su nombre no era muy fácil de rimar, pero me gustaban los retos, haber que rimaba con Sandra... Pocas cosas se me ocurrían, por no decir nada, no se me daba nada mal escribir canciones y tenía que callarle la boca a Lucas, pero a la hora de escribir cosas relacionadas con el amor se me olvidaban todas las rimas y no era capaz de escribir nada. Lucas vio el poco movimiento que le daba al bolígrafo:

L- Vamos, que no tengo toda la noche.
C- No es tan fácil.
L- Parece que no eres tan bueno como dices.
C- Te vas a tragar tus palabras, espera y verás.

Empecé a darle vueltas a la cabeza y seguía sin encontrar nada bueno. Cogí el boli y el papel y me fui a la habitación de Sandra, quizás viéndola se me ocurriría algo, Chispitas dormía placidamente, yo me acerqué a la ventana para tener algo de luz, y aunque no era mucha porque era de noche, la luz de la calle me servía para ver algo. Al verla allí era imposible no escribir algo, las palabras llegaban a mi cabeza y yo las plasmaba en el papel. Poco a poco aquello se iba convirtiendo en algo más o menos bueno. Cuando iba a salir de la habitación desperté a Chispitas sin querer:

S- ¿Qué haces aquí?
C- Es una sorpresa, mañana verás, ahora duerme.

Salí de la habitación y cuando llegué a la mía Lucas seguía despierto:

L- ¿Ya la tienes?
C- Sí.

Le di el papel donde la había escrito y la leyó:

L- No está nada mal. ¿Se la vas a enseñar?
C- Mañana.
L- Me la esperaba mucho peor.
C- Uno tiene sus virtudes. Buenas noches.
L- Buenas noches.

Apagué la lamparita y me dormí, con el papel en la mano, repitiendo una y otra vez la canción en mi cabeza.

Narra Sandra:

S- Entonces ¿te vas a marchar?
C- No me queda otra.
S- ¿Nos volveremos a ver?
C- No creo, Claudia y yo nos vamos a vivir bastante lejos.
S- Leo dice que comprará una casa a las afueras para nosotros dos.

Culebra se iba de casa con Claudia, ya éramos mayores para poder hacer nuestras vidas lejos de Jimena y de Mario, hoy era él quien dejaba el hogar, pero pronto sería yo, Leo estaba buscando una casa para él y para mi y al parecer ya tenía casi decidido sonde viviríamos. Cuando menos me lo esperaba, Leo llegó y me dio un abrazo:

L- Ya la tengo.
S- ¿Qué?
L- Que ya tengo la casa, es perfecta.

Me tiré hacia él y lo besé:

S- Eso es una gran noticia ¿cuándo nos vamos?
L- De aquí a unos días, en menos de una semana estaremos allí.
S- No sabes como me alegro.
L- Claudia y tu hermano ya se han mudado ¿no?

Esa pregunta me dolió un poco, a fuerza de esquivarlo me había convencido de que no quería a Culebra, pero en el fondo lo seguía queriendo, ya era tarde, si en vez de discutir tanto cuando éramos adolescentes hubiéramos hablado las cosas y le hubiera dicho que le quería ahora la cosa sería distinta, no podríamos irnos a vivir juntos porque sería raro que dos hermanos se fueran juntos a vivir, pero quizás yo no tendría porque estar con Leo ni el con Claudia y al menos podríamos hablar y vernos:

L- Sandra, te he preguntado que si tu hermano y Claudia ya se han ido.
S- Sí, se han marchado poco antes de que llegaras.
L- Hay que ver, ¿quién lo iba a decir?, después de sus idas y venidas Culebra ha acabado con Claudia. Yo creo que hacen buena pareja.
S- Yo también lo pienso.

Esto último lo dije un poco para engañarme a mi misma, pero creo que no conseguí ni engañar a Leo:

L- No lo dices de muy buena gana, es normal, estabas muy unida a tu hermano, pero ya sois mayores y cada uno tiene que vivir su vida.
S- Tienes razón.
L- Tengo ahí el coche, súbete y te enseño la casa.

Nos subimos en el coche y llegamos a la casa, que más que casa era una mansión, aquello era grandísimo, si Carlos y Lucía no hubieran crecido y siguieran siendo los niños que eran cuando les conocí, les hubiera encantado aquel gran jardín, y aquella piscina, y aquel gran salón... La verdad es que toda la casa estaba muy bien.

En aquel momento un ruido me despertó, era Culebra, mi Culebra:

S- ¿Qué haces aquí?
C- Es una sorpresa, mañana verás, ahora duerme.

¿Una sorpresa? lo mejor era dormirse pronto para que se pasara rápidamente la noche y poder descubrir que se traía entre manos, aunque iba a ser difícil dormirse después de aquel sueño, pero no tenía porque preocuparme, el sueño podría pasar en la vida real si yo ignoraba a Culebra e intentaba esquivarlo, pero eso era algo que por el momento no iba a ocurrir.



22. CHARLAS.

Narra Culebra:

Llegó la charla de la que el día anterior me había hablado Jimena, a mí me tocaba hablar con Mario y a Sandra con Jimena:

M- Culebra yo lo que digo es, habiendo tantas chicas ¿por qué esta?
C- No me gusta ponerme romántico, pero, ¿has tenido alguna vez a tu lado a una persona con la que estando tan solo un segundo a su vera se te olvidan todos los problemas?

Mario se quedó callado, pero tardó poco en responderme:

M- Sé lo que es eso, ¿sabes que mi mujer murió hace unos años? Cuando estaba con ella era todo muy distinto a la vida que llevo ahora, yo no sabía nada de poderes, ni te conocía a ti, ni a Jimena ni a los demás, pero de repente un día muere y yo me quedo solo cuidando de un niño pequeño, más tarde descubro que mi hijo es telequinésico y ahora me veo aquí en una casa que no es la mia adoptando a niños y teniendo siempre el miedo en el cuerpo de que algún día esos señores nos encuentren. Mi vida tampoco es fácil, te pido por favor que acabes con todo esto.
C- Hace un tiempo me prometí a mi mismo que no acabaría con esta relación, lo siento Mario, tu lo ves como si tu vida fuera la peor, pero es que no conoces la mia.
M- No lo hagas por mi, ni por mi hijo, ni por Lucas, ni por Jimena, quien más te importa es Lucía, hazlo por ella, si os descubren volverá al orfanato.
C- Le prometí que no volvería, y no va a volver.
M- Eso son cosas que no las eliges tú. Por favor recapacita.
C- Me da igual lo que me digas, no lo voy a hacer.
M- ¿Tú me dirás qué hacemos? Ni Jimena ni yo vamos a permitir que en esta casa haya una pareja que no seamos nosotros dos.
C- Quieres decir que, si uno de los dos se sale de la casa la relación sería totalmente legal ¿no?
M- No se por donde vas.
C- Si yo me fuera de la casa podría estar con Sandra ¿no?
M- ¿Y los vecinos?
C- Muchas personas desaparecen, no sospecharían.
M- ¿Y si te vieran cuándo vinieras a verla?
C- Te recuerdo que me puedo hacer invisible, podría entrar a la casa sin que nadie me viera.
M- Esto se puede arreglar sin que te tengas que ir, no digas tonterías.
C- Sí, se puede arreglar, si nos dejáis estar juntos.
M- Ahora vuelvo, espérame aquí.

Mario salió del salón y se metió en la cocina donde Jimena estaba hablando con Sandra. Chispitas salió de la cocina y entró en el salón, se quedó mirándome viendo como yo desaparecía y me metía en la cocina para escuchar la conversación de Mario y Jimena:

M- Culebra dice que se va, eso si que no lo podemos permitir, nos ha sacado de más de un lio, es esencial si queremos que esto salga bien.
J- Sandra tampoco está dispuesta a dejarlo y también me ha comentado lo de la marcha de Culebra.
M- No nos queda otra.

Mario y Jimena se dirigieron a la puerta que daba al salón y yo al verlos con intenciones de salir volví a hacerme visible y me puse al lado de Sandra como si hubiese estado allí todo el tiempo mientras ellos hablaban:

J- Ustedes ganan, pueden estar juntos.

Sandra y yo nos sonreímos mutuamente y Jimena siguió hablando:

J- Pero, habrá reglas: primera, solo podéis ejercer de novios dentro de esta casa; segunda, en el instituto y en cualquier otra parte que no sea esta casa actuaréis como hermanos totalmente normales; tercera, si algún vecino sospecha algo se acabó definitivamente; y cuarta, esta va sobre todo para Culebra, si Mario y yo estamos hablando, queda prohibido escuchar la conversación echando mano de tu poder, te hemos visto volverte visible, ten más cuidado cuando uses tú poder. Mario y yo nos vamos a trabajar, ustedes si quieren pueden quedarse hoy aquí, Mario dirá que estáis con fiebre o algo.

Jimena y Mario salieron de casa y Sandra me miró con cara de sorpresa:

S- ¿Cómo han podido cambiar de opinión?
C- Al parecer no pueden prescindir de mí, hago demasiada falta.

Narra Sandra:

Mientras Mario hablaba con Culebra, a mí me tocaba hablar con Jimena:

J- Sandra, los dos deberíais saber que esto es muy peligroso para todos.
S- Que yo sepa no le hemos causado ningún daño a nadie.
J- Pero no hay porque arriesgar, además tú no soportabas a Culebra.
S- Quizás eso es lo que le hace especial, un día esta en plan súper buena persona y otro día esta chulito y un poco prepotente, pero tenga el día que tenga siempre me hace sonreír, y él es el único que consigue hacerme sonreír desde que descubrí mi poder
J- Los entiendo, y créeme se como es el amor, pero entendedme vosotros a mi, tengo una hija de tan solo siete años que no se donde esta, no se si estará viva, cuando mi pequeña desapareció me divorcié, te puedo asegurar que mi marido era el hombre perfecto y éramos una familia muy feliz, pero cuando desapareció mis hija todo fueron problemas y más problemas y tuvimos que aceptar que no estábamos hechos el uno para el otro. Si de verdad quieren que esto salga bien, dejen su historia de amor y vivan la vida.
S- Jimena entiendo tu historia y no me gustaría que por mi culpa se fuera todo al garete, pero entiéndeme tú a mi, sabes, yo llevaba una vida bastante fácil, para mi, el mayor problema era una discusión con alguien de mi familia, pero entonces conocí a Culebra, un chico criado en la calle que me supo enseñar que los problemas de verdad no son una discusión tonta, es más, me enseñó que a veces las peleas no son malas, a veces son necesarias para que la otra persona sepa como te sientes. Nunca he estado más segura de algo en mi vida y sé que Culebra tampoco, está dispuesto a volver a la calle porque estemos juntos.
J- ¿Piensa irse?
S- Sí, es algo que lo dijo hace algún tiempo.

Al oír mis últimas palabras la cara de Jimena cambió completamente, al poco tiempo llegó Mario:

M- Vete al salón Sandra.

Obedecí, en el salón estaba Culebra, quien desapareció y se coló en la cocina, al poco tiempo salió seguido de cerca por Mario y Jimena, esta última me miró a los ojos, a mi y a Culebra:

J- Ustedes ganan, pueden estar juntos.

Culebra y yo nos miramos y nos sonreímos el uno al otro, pero Jimena interrumpió el momento:

J- Pero, habrá reglas: primera, solo podéis ejercer de novios dentro de esta casa; segunda, en el instituto y en cualquier otra parte que no sea esta casa actuaréis como hermanos totalmente normales; tercera, si algún vecino sospecha algo se acabó definitivamente; y cuarta, esta va sobre todo para Culebra, si Mario y yo estamos hablando, queda prohibido escuchar la conversación echando mano de tu poder, te hemos visto volverte visible, ten más cuidado cuando uses tú poder. Mario y yo nos vamos a trabajar, ustedes si quieren pueden quedarse hoy aquí, Mario dirá que estáis con fiebre o algo.

Mario y Jimena se fueron a sus respectivos trabajos y Culebra y yo nos quedemos solos. Miré a Culebra, me parecía increíble el cambio de opinión de Mario y Jimena:

S- ¿Cómo han podido cambiar de opinión?
C- Al parecer no pueden prescindir de mí, hago demasiada falta.


21. EL CHISPAZO DE LA VIDA.

Narra Culebra:

Sentí que un chispazo entró por mis labios y llegó hasta mi corazón, entonces abrí los ojos y vi a Sandra separando sus labios de los míos ¿me había besado?, me quedé mirándola y ella abrió la puerta del dormitorio para salir:

C- Quédate.

Sandra se dio la vuelta y se sentó en la cama en la que yo permanecía tumbado:

S- ¿Estás mejor?
C- Sí, pero ha sido raro.
S- ¿Raro?
C- ¿Estoy... vivo?
S- Pues claro.

Sandra me respondió con cara de sorpresa, supuse que mi pregunta era algo tonta, pero es extraño verte vivo después de que se te aparezca un niño pequeño que resultas ser tú y te dice que has muerto y que no hay vuelta atrás:

S- ¿Recuerdas por qué te has desmayado?
C- Sí.
S- Entonces sabrás que se acabó.
C- ¿Se acabó?
S- Mario y Jimena han descubierto que estamos juntos.

No quise decirle nada a Sandra, pero supuse que ella sabía lo que significaba eso, ya le había dicho en una ocasión que no estaba dispuesto a renunciar a ella por pertenecer a una familia que no era la mia y si Mario y Jimena no aceptaban lo nuestro yo estaba dispuesto a volver a mi vieja vida, a volver a la calle. No dejaba de pensar en aquel beso que me había devuelto a la vida, pero, cuanto más tiempo pasaba de ese momento, yo me iba convenciendo de que no había habido beso alguno y que todo era fruto de mi imaginación, antes de decepcionarme con la idea de que no había sido un beso lo que me devolvió la vida, quise preguntarle a Sandra:

C- Quizás soy un poco directo, pero ¿me has besado?
S- No, ¿por qué lo dices?
C- Es extraño pero, yo estaba muerto y al sentir un chispazo que ha entrado por mi boca y ha llegado a mi corazón haciendo que este lata me he despertado, y ahí estabas tú, separándote de mí.
S- Tienes razón, es extraño lo que dices, pero te lo digo en serio, no ha habido beso.

Me quedé pensando y le dije sonriendo:

C- Entonces todavía no me has pagado las clases ¿no es así?
S- Algún día te las pagaré.

Sandra se levantó de la cama y salió de la habitación. Al poco tiempo llegó Jimena:

J- ¿Te encuentras mejor?
C- Sí.
J- Tenemos que hablar.
C- ¿De qué?
J- Ahora descansa, hablaremos mañana.

Jimena me dio un beso en la frente y se fue. Aunque yo disimulara, sabía perfectamente de que teníamos que hablar, no me asustaba ese asunto, era una decisión que había tomado algún tiempo atrás, si por amor me tenía que largar de allí, me largaría sin pensarlo dos veces.

Narra Sandra:

Me acerqué aún más a los labios de Culebra y cuando ya faltaba poco para que mis labios y los suyos entraran en contacto, yo me puse nerviosa, lo que ocasionó que un chispazo saliera de mis labios y conectaran con los labios de Culebra, este al sentir el calambrazo abrió los ojos, yo me separé de él y en un intento de salir del dormitorio escuché como Culebra me llamaba:

C- Quédate.

Me senté en los pies de la cama que él ocupaba en aquel momento, parecía como si no le hubiese pasado nada, estaba... tan normal:

S- ¿Estás mejor?
C- Sí, pero ha sido raro.
S- ¿Raro?
C- ¿Estoy... vivo?
S- Pues claro.

Aquella había sido una pregunta algo tonta incluso para Culebra, parecía que no estaba tan normal como pensé en un primer momento, ¿recordaría las cosas que le habían sucedido antes del accidente?:

S- ¿Recuerdas por qué te has desmayado?
C- Sí.
S- Entonces sabrás que se acabó.
C- ¿Se acabó?
S- Mario y Jimena han descubierto que estamos juntos.

No quise añadir nada más al respecto, a lo mejor no se acordaba de lo que días atrás había prometido, porque si cumplía su palabra y se iba de aquella casa, yo me sentiría mal por tener en parte culpa de su marcha. Los dos estuvimos un rato callados ¿de qué se habla con una persona que acaba de resucitar? ¿resucitar, acaso eso era posible? Culebra rompió nuestro silencio:

C- Quizás soy un poco directo, pero ¿me has besado?
S- No, ¿por qué lo dices?
C- Es extraño pero, yo estaba muerto y al sentir un chispazo que ha entrado por mi boca y ha llegado a mi corazón haciendo que este lata me he despertado, y ahí estabas tú, separándote de mí.
S- Tienes razón, es extraño lo que dices, pero te lo digo en serio, no ha habido beso.

Volvimos a callarnos los dos, pero esta vez tuve que esperar menos para que Culebra me sonriera y me dirigiera la palabra:

C- Entonces todavía no me has pagado las clases ¿no es así?
S- Algún día te las pagaré.

Parecía que sí se acordaba de las cosas. Salí de la habitación para dejarlo descansar y en mi camino hacia el salón me crucé con Jimena que subía las escaleras, quizás iba a hacerle una visita a Culebra. Me senté en el sofá con Lucas, los peques y Mario, este último no dejaba de mirarme y como yo sabía por lo que era no le hice caso y seguí viendo la tele como si nunca se hubiera producido el abrazo entre Culebra y yo.


20. ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE.

Narra Culebra:

Mario y Jimena no salían de la habitación y yo sentía como mi cuerpo se iba debilitando, ya no podía aguantar más en ese estado, tenía que volverme visible. Acerqué mis labios al oído de Sandra:

C- Te quiero.

Después de pronunciar aquellas palabras entré en un lugar oscuro pero a la vez agradable. La oscuridad iba desapareciendo poco a poco hasta llegar al punto de ser inexistente, pude ver que, donde antes solo veía oscuridad ahora veía árboles y plantas, miré a mí alrededor, en aquel lugar no había nada más, tan solo vegetales. Mi mente intentaba buscar respuestas a preguntas a las que no le veía la lógica: ¿Qué era aquel lugar?, ¿qué hacía yo allí?, ¿cómo había llegado?, preguntas a las que no encontraba respuesta. Vi como una persona se acercaba hacia mi, era un niño, pero no un niño cualquiera, era yo de pequeño, nada tenía sentido. El niño llegó a donde me encontraba yo:

Cn- Sígueme.
C- ¿Que es esto?

El niño no me respondió sino que empezó a andar y yo seguí sus pasos. Llegamos a una especie de lago:

C- ¿Qué hago aquí?
Cn- Mira el agua.

Me quedé mirando el agua clara de aquel lago que reflejó mi imagen:

C- No entiendo nada.
Cn- No hay nada que debas entender, sigue mirando.

Seguí mirando y el lago reprodució unas imágenes, me limité a verlas como el que va al cine a ver una película. En esta peculiar película me veía a mí de pequeño y a mi padre gritándome. El lago volvió a reflejar mi rostro y el pequeño me miraba:

Cn- ¿Recuerdas ese día?
C- No hay noche que no sueñe con aquel día, fue el día que maté a mi hermano.

Yo estaba un poco asustado, aquello no era algo normal, era como si hablara con mi pasado:

C- ¿Por qué estoy aquí?
Cn- Hemos muerto.
C- ¿Qué hemos muerto? ¿Pero cómo?
Cn- Al intentar que Mario y Jimena no se enteraran de lo que sentimos por la chica.
C- Ahora recuerdo, pero no puede ser, mi vida no puede acabar así.
Cn- Según el destino nuestra vida debió acabar mucho antes, simplemente esta vez la suerte no nos ha acompañado.
C- ¿Qué debería haber muerto antes? Tú estás loco.
Cn- Si yo estoy loco tú también, somos la misma persona.
C- No le encuentro el sentido a nada de esto.
Cn- No tiene sentido, es simplemente... la muerte.

Después de decirme eso el pequeño desapareció y yo me quedé allí solo, seguí mirando las aguas del lago que reproducían todos mis buenos y malos momentos.

Narra Sandra:

Culebra sudaba cada vez más y no dejaba de jadear. Se acercó a mí lentamente y me susurró al oído:

C- Te quiero.

Después de decirme aquello se soltó de mi cintura y cayó al suelo:

M- ¿Con qué ahí estabais?
J- ¿Qué hacéis abrazados y él sin camiseta?
S- Es largo de explicar. Culebra empieza tú.

Miré al suelo, allí se encontraba Culebra desvanecido debido al esfuerzo que había hecho, pero no hablaba:

S- Culebra, cuéntaselo.

Seguía sin hablar, me extrañó bastante así que me acerqué, no podía creer lo que estaba viendo, Culebra no se movía y su respiración era casi inexistente:

S- ¡Culebra! ¡Culebra! reexponedme, ¡Culebra!

Jimena y Mario se acercaron:

M- Está muer...

Jimena no dejó que acabara de decir la palabra maldita:

J- No, se habrá desmayado, seguro que no es nada.
M- ¿Qué no es nada? Jimena su respiración es más débil por momentos.

Mientras Jimena intentaba convencer a Mario de que Culebra no corría peligro yo me puse mis guantes, lo cogí de los brazos y lo tumbé en mi cama. Le medí el pulso, su corazón iba cada vez más despacio, no me podía creer lo que estaba viendo, resulta que al final, por tal de que no nos descubrieran Culebra iba a dar su propia vida. Yo empecé a llorar y Mario se alteró, Jimena intentaba calmarnos:

J- No le va a pasar nada, Culebra siempre ha vivido al filo y no sería justo que muriera.
M- ¿Jimena eres de los que piensan que las desgracias solo le ocurren a los demás? Ese chico está tendido en una cama y no respira ¡no hace falta ser forense!
J- Todavía respira, a duras penas, pero respira. Hay que llamar un médico.
S- ¡No! un médico no. Saliros.
M- Pero ¿cómo vamos a irnos? lo mejor es llamar a un médico mientras tenga esperanzas de vida.
S- ¡Qué os vayáis de aquí!

Jimena se quedó mirándome y tras unos largos y angustiosos segundos cogió a Mario del brazo y lo sacó de la habitación. No podía dejar que Culebra se muriera, y mucho menos que sus últimas palabras fueran "te quiero", pero tampoco es que yo pudiese evitarlo, si llamábamos a un médico no llegaría a tiempo, ya era tarde. No sabía lo que hacer, así que solo se me ocurrió una cosa, hablarle:

S- Recuerdo la primera vez que te vi, estabas sentado en un banco que había en frente del que yo ocupaba, me llamaste la atención desde el principio, me pareciste bastante atractivo, pero, para que engañarnos, en aquel momento no tenías buenas pintas. Más tarde te conocí y a pesar de tus idas y venidas con Claudia siempre pensé que, aunque fuera lo último que hiciese tenía que estar contigo, eras como una atracción. Luego llegó el día en el que nos dijimos la verdad a la cara y yo por un segundo me sentí persona, me sentí alguien normal. Empecemos a estar juntos y se nos ocurrió lo de las clases, quizás las clases no son más que un jueguecito entre tú y yo, pero es nuestro jueguecito y me hacen sentirme bien al ver que cada día controlo más. Culebra, la verdad es que somos muy distintos, yo soy el día y tu la noche, yo soy más de blanco y tu eres más de negro, tu eres norte y yo soy sur, pero a pesar de nuestras diferencias te quiero y te querré siempre. Culebra, no te puedes ir, no te vas a ir, porque no, porque esto no está escrito en la historia de tu vida y porque no nos puedes dejar así...

Seguía hablándole como si él estuviera escuchando atentamente cada palabra, por un momento dejé de hablar y le toqué el corazón, ya no había latido en él, se había acabado todo, solo me quedaba llorar y ver como reaccionaban los demás. Pero no podía dejar que se fuera al otro mundo sin que yo pagara mi deuda, así que me acerqué a él para besarle, de todas formas ya no le podría hacer daño alguno.


19. NUEVO PASO.

Narra Culebra:

Sandra ya llevaba unas semanas practicando y su piel ya reaccionaba cuando entraba en contacto con otra persona. Asta ahora siempre le había tocado la mano, pero hoy sería distinto, quería dar un paso más, cada vez que estaba con ella mi corazón palpitaba rápidamente y sentía muchas ganas de besarla, pero por otra parte no me quería arriesgar a que me hiciera daño y que todo lo que Sandra había aprendido en estos últimos días se echara a perder por mi impaciencia.

S- ¿Qué tienes preparado para la clase de hoy?
C- Hoy darás otro paso, ya basta de hacer manitas. Quítate la chaqueta.

Sandra me miró extrañada por mi petición pero me hizo caso, vi que debajo de la chaqueta llevaba manga corta, justo lo que necesitaba. Yo, debajo de la chaqueta tenía una camiseta de manga larga, así que me quité la camiseta y me quedé desnudo de cintura para arriba:

S- ¿Qué haces?
C- Confía en mi, venga cierra los ojos, respira hondo y piensa en un recuerdo agradable. Todo va a salir bien, no temas.

Chispitas cerró los ojos, yo me acerqué a ella y nuestros brazos entraron en contacto fundiéndose en un abrazo:

C- Ya puedes abrir los ojos.

Sentía las manos de Sandra en mi cuello y yo estaba allí frente a ella, si hubiese sido otra chica hubiera sido ese el momento idóneo para besarla, pero Sandra aún no estaba preparada. Chispitas se concentró en mis ojos como si allí fuera a encontrar algo que perdió hace tiempo:

C- No me mires así, que ya no hace falta que sientas el calor de un abrazo con una mirada.

Sandra no decía nada simplemente seguía apretando sus brazos como si yo me fuera a escapar de su abrazo. Yo seguía indeciso, sabía que era precipitado besarla, pero si no lo hacía mi corazón no me lo perdonaría. Acerqué mis labios mínimamente a los suyos, Sandra no se acercaba, pero tampoco se alejaba, me acerqué un poco más y Sandra seguía inmóvil mirando mis ojos. Cuando me decidí de una vez por todas se abrió la puerta de la habitación, yo reaccioné rápido e intenté desaparecer, como Chispitas estaba abrazada a mi ella también desapareció así que yo aguantaría menos en ese estado que cuando desaparezco solo, si Mario y Jimena no se iban pronto apareceríamos los dos abrazados y yo sin camiseta ante sus ojos y si nos separábamos Sandra dejaría de ser invisible y quizás yo también y al vernos allí nos descubrirían:

M- Pues aquí tampoco están.
J- No nos precipitemos, Sandra no está, pero te recuerdo que Culebra se puede hacer invisible y por no ayudar en la limpieza de la casa seguramente ha echado mano de su poder.

Yo no aguantaba más, el corazón se me aceleraba y no precisamente por estar abrazado a Chispitas, se me aceleraba del cansancio y ahora mismo me podían ocurrir dos cosas: la primera aguantar todo lo posible, lo que podía ocasionar que me desmayara por el cansancio de usar tanto tiempo mi poder. La segunda volver al estado visible y que Mario y Jimena nos pillaran y se acabara todo nuestro cuento de hadas. ¿Qué camino coger? El sudor me recorría la frente y Sandra me miraba asustada, ¿sudor, asustada?, si Sandra se ponía nerviosa y su electricidad se ponía en contacto con mi sudor podría ser el fin de mis días. A pesar del apuro por el que estaba pasando en ese momento, no dejaba de sonreír a Chispitas, estaba controlando su poder muy bien y, auque fuese en esas circunstancias había que reconocerlo.

Narra Sandra:

Llevaba algunas semanas practicando, mi piel ya volvía a saber cuando entraba en contacto con otra persona y aunque eso era algo normal en todas las personas, para mí era algo que me llenaba de orgullo y satisfacción. Cada día esperaba ansiosa las clases de Culebra, estaba impaciente por poder llevar una vida normal y aunque hace algún tiempo no lo habría reconocido, estaba impaciente por poderle besar. Por fin llegó el tan esperado momento del día y como tantas otras veces, cuando subí a mi habitación ya estaba allí Culebra:

S- ¿Qué tienes preparado para la clase de hoy?
C- Hoy darás otro paso, ya basta de hacer manitas. Quítate la chaqueta.

Me sorprendió mucho que me pidiera que me quitara la chaqueta, pero en fin él era el profe, lo mejor sería hacerle caso. Vi como él se quitó su chaqueta y después se quitó la camiseta, lo que me faltaba, como no me costaba controlarlo cuando estaba vestido, como para controlarlo viéndole semidesnudo:

S- ¿Qué haces?
C- Confía en mi, venga cierra los ojos, respira hondo y piensa en un recuerdo agradable. Todo va a salir bien, no temas.

Cerré los ojos, respiré hondo y empecé a pensar en él, esta vez mi recuerdo se centraba en el momento en el que nos conocimos. Empecé a sentir calor, no era mi cuerpo, era otro, para ser exactos, era el cuerpo se Culebra, sentía su respiración cerca y también notaba como sus brazos me agarraban de la cintura. A mí me iba a dar algo ¿cuántas veces había soñado con aquel momento? en mis sueños ese abrazo era muy especial, pero en la realidad fue más especial aún, sentirlo así tan cerca, demostrándome que no le importaba lo que le pudiese hacer y que no me temía:

C- Ya puedes abrir los ojos.

Abrí los ojos y efectivamente allí estaba Culebra abrazándome, yo alargué mis brazos y los enredé en su cuello fuertemente como si se tratara de un niño pequeño que abraza a su peluche favorito. Sentía como se me aceleraba el pulso, pero daba igual, ni mi pulso ni nada me estropearía el momento, el momento en el que por fin era yo quien abrazaba a Culebra y no estaba como una espectadora más viendo como mi "hermano" abrazaba a Claudia. No se porque pero mis ojos se clavaron en los suyos casi sin que yo me diera cuenta:

C- No me mires así, que ya no hace falta que sientas el calor de un abrazo con una mirada.

Parecía un comentario más, pero ese comentario me hizo sentir bien "ya no hace falta que sientas el calor de un abrazo con una mirada", me alegraba saber que el también recordaba los buenos momentos que habíamos compartido. Me di cuenta de que Culebra iba acercando lentamente sus labios a los míos, yo no sabía si estaba preparada para besarlo así que no me acerqué a él, pero tampoco me alejé, aunque mi mente por miedo no quisiera besarlo, mi corazón sí. Nuestros labios estaban a unos centímetros cuando de repente se abrió la puerta del dormitorio. Eran Mario y Jimena, nos habían pillado. Haber que excusa les íbamos a poner ahora:

M- Pues aquí tampoco están.
J- No nos precipitemos, Sandra no está, pero te recuerdo que Culebra se puede hacer invisible y por no ayudar en la limpieza de la casa seguramente ha echado mano de su poder.

Al parecer Culebra había echo que los dos desapareciésemos, nunca le había visto hacer desaparecer a otra persona, así que yo tenía el honor de ser la primera en eso. Una duda asaltaba mi cabeza ¿y si Culebra no aguantaba lo suficiente? al pensar en eso dejé de mirar los ojos de Culebra, su frente estaba bañada en sudor y apretaba los dientes con fuerza, al ver aquello me puse un poco nerviosa, pero Culebra empezó a sonreírme como diciendo "todo saldrá bien" y eso me dio fuerzas para controlarme.


18. HARINA.

Narra Culebra:

Sandra y yo lleguemos a casa después de otro largo día de instituto:

C- Chispas, hoy donde ayer ¿de acuerdo?
S- Hoy prefiero subir a la habitación yo antes que tú, para irme relajando y eso.
C- Como quieras, total a mí mientras me pagues.

Fue abrir la puerta para entrar y ya se oían los gritos de los pequeños:

Ca- ¡Bien, macarrones con tomate!
L- No es justo, a mi no me gustan los macarrones.
Ca- Te chinchas.
L- No es justo.

Carlitos gritaba eufórico porque iba a comer macarrones con tomate, su plato favorito, pero mientras Carlos era la cara de aquella escena, Lucía era la cruz, a la pequeñaja no le gustaba la pasta y eso se lo había hecho saber a todos los que vivíamos allí para que cocinara el que cocinara, nunca hiciésemos nada de macarrones, espaguetis, etc. Me acerqué a la pequeña e intenté tranquilizarla:

C- Haber Lucía, siempre no podemos comer lo que nos gusta, hay que comer de todo.
L- Pero no es justo, a Carlitos le hacen su comida favorita y a mi no.
C- ¿Y cuál es tu comida favorita?
L- La pizza.
C- Bueno, eso le gusta a todo el mundo, no solo a ti. Pero la pizza es más para cenar ¿no crees?
L- Puede ser.
C- Entonces ahora aguántate un poco y cómete los macarrones, que ya veremos lo que vamos a cenar.

Después de comer vi. Como Sandra recogió su plato me quedé embobado mirando como salía de la cocina, pero entonces Lucía llamó mi atención:

L- Me los he comido.
C- Y no estaban tan malos ¿verdad?
L- Malos no, asquerosos.
C- No te quejes tanto.
L- ¿Vamos a cenar pizza?
C- No lo se, pero se hará lo que se pueda.

Después de la conversación con Lucía fui al dormitorio de las chicas y nada más entrar observé que había algo escrito en la pizarra "Lee-y-es-escribe-con-Sandra-Cas-Castillo-Rey":

C- Será una broma ¿no?
S- Nada de eso, hoy te toca a ti aprender, empezaremos por...

No la dejé acabar la frase:

C- No vas a empezar por nada, déjate de tonterías.
S- ¿Qué problema ves en que te quiera ayudar?
C- No te he pedido ayuda, y menos para esto, te he dicho muchas veces que este rollito no me va.
S- O sea, yo tengo que dejar que me enseñes, pero yo no te puedo enseñar.
C- No te confundas, son dos cosas muy distintas, tú me has pedido ayuda y deseas aprender a controlar, yo ni te he pedido ayuda ni quiero aprender estas cosas.
S- Culebra, parece mentira ¿acaso no te sientes mal cuando los peques te piden que les leas algo?
C- Para agradar a los peques no solo hace falta leer.
S- ¿Y qué más hace falta?
C- ¿Quieres saberlo?

Sandra me dijo que sí con la cabeza, el ambiente que se mascaba en aquel momento no me gustaba nada, tenía que pensar rápido:

C- Pues sígueme.

Salí de la habitación seguido por Sandra, bajé las escaleras y paré mi paso al llegar a la cocina:

S- ¿Qué vas a hacer aquí?

Me lavé las manos y me puse un delantal, Sandra empezó a reír:

S- ¿Tu en delantal? Lo que me faltaba por ver.
C- Ya ves te crees que lo sabes todo de una persona hasta que un día te sorprende y piensas que no sabes nada sobre ella.

Abrí la nevera y empecé a sacar cosas: tomate frito, queso, maíz, jamón york... Sandra me miraba a mí y a los ingredientes:

S- Culebra ¿Qué haces?
C- La canija quería pizza, y eso es algo que no se lee.
S- ¿Desde cuando cocinas?
C- Desde hoy.

Cogí un libro que Rosa Ruano le había regalado a Jimena y en el cual había muchas recetas, abrí el libro y empecé a intentar leerlo "a-arroz con ma-ris-co, ba-ca-la-o..."

S- Parece que asta para esto hace falta leer.

Me quedé mirándola y empecé a guardar los ingredientes. Antes de que acabara de guardarlos apareció Lucía y la pequeña debió pensar que en vez de guardarlos estaba sacándolos:

L- ¿Vas a hacer pizza?
C- Verás Lucía...

Intenté decirle a Lucía que no iba a hacer pizza, pero Sandra no me dejó:

S- Pues claro que va a hacer pizza.

Lucía salió de la cocina pegando saltos de alegría y gritando:

C- Pero tía ¿cómo le dices eso?
S- Venga, si puedes enseñar a controlar su poder a una persona tan terca como yo, esto es pan comido. Vamos yo leo las instrucciones y tu cocinas.
C- Guay.

Saqué los ingredientes de nuevo, no quería ni pensar en lo que pasaría si Mario y Jimena llegaban de su "visita obligada a los Ruano" y nos encontraban con las manos en la masa. Chispitas empezó a leer el libro:

S- Deshacer la masa con la manteca transformando todo en migas. Agregar el huevo, la sal y el agua y unir bien todo sin amasar...

Debido a que era novato en esto de la cocina, no entendía muchas de las cosas que decía el libro, pero allí estaba Sandra para explicarme todo lo que no sabía. Poco a poco íbamos llegando al final de la receta:

S- Añadir jamón york y queso al gusto sobre la capa de tomate y... ¡al horno!

Metí la pizza en el horno y empecé a guardar los ingredientes hasta que llegué a la harina:

C- Que pena me das Chispitas.
S- ¿Y eso?

Cogí un puñado de harina y se lo eché por encima del pelo:

S- Serás...

Sandra me arrebató el paquete de harina, cogió un puñado y me lo tiró al cuerpo. Y así fue como, uno tirando harina y el otro recibiéndola, acabemos los dos más blancos que una hoja de papel. Cuando más metidos estábamos los dos en nuestro particular juego aparecieron Mario y Jimena:

J- ¿Se puede saber que hacen?
C- ¿Que vamos a hacer? pues pizza.
M- ¿Vais a merendar pizza? un poco raro, además yo lo único que veo son a dos jovencitos rebosándose el uno al otro con harina.
C- Pero eso es porque estábamos esperando a que saliera del horno.
M- Mejor será dejarlo así. ¡Vendita juventud, no hay quien os entienda!

Mario y Jimena no dejaban de mirar la cocina pensando en como iban a limpiar todo eso. Sandra y yo cogimos la pizza y la llevemos al salón, donde nos la comimos con los peques y Lucas.

Narra Sandra:

Antes de entrar a casa Culebra y yo acordemos el lugar donde daríamos las clases:

C- Chispas, hoy donde ayer ¿de acuerdo?
S- Hoy prefiero subir a la habitación yo antes que tú, para irme relajando y eso.
C- Como quieras, total a mí mientras me pagues.

Nada más abrir la puerta se escuchaban los gritos de Lucía y Carlitos:

Ca- ¡Bien, macarrones con tomate!
L- No es justo, a mi no me gustan los macarrones.
Ca- Te chinchas.
L- No es justo.

Lucía al contrario que Carlitos no se llevaba muy bien con la pasta, y mientras él estaba deseando que empezásemos a comer, ella intentaba atrasar el momento de la comida. Culebra se quedó hablando con Lucía y mientras yo empecé a poner la mesa.

Después de comer subí a la habitación, Culebra no lo sabía, pero hoy sería yo la profesora, me daba lástima ver que Culebra no se defendía muy bien en temas de escritura y lectura, así que decidí echarle una mano. Cogí una tiza y escribí en la pizarra "Lee y escribe con Sandra Castillo Rey", Culebra entró por la puerta y se quedó mirando la pizarrita:

C- Será una broma ¿no?
S- Nada de eso, hoy te toca a ti aprender, empezaremos por...

Me miró y no me dejó terminar:

C- No vas a empezar por nada, déjate de tonterías.
S- ¿Qué problema ves en que te quiera ayudar?
C- No te he pedido ayuda, y menos para esto, te he dicho muchas veces que este rollito no me va.
S- O sea, yo tengo que dejar que me enseñes, pero yo no te puedo enseñar.
C- No te confundas, son dos cosas muy distintas, tú me has pedido ayuda y deseas aprender a controlar, yo ni te he pedido ayuda ni quiero aprender estas cosas.
S- Culebra, parece mentira ¿acaso no te sientes mal cuando los peques te piden que les leas algo?
C- Para agradar a los peques no solo hace falta leer.
S- ¿Y qué más hace falta?
C- ¿Quieres saberlo?

Le asentí con la cabeza, aunque en verdad tenía miedo a que sacara su lado oscuro y me contestara algo como "Los peques se conforman con que no los mates cuando los toques"

C- Pues sígueme.

Culebra salió de la habitación y yo seguía sus pasos, bajó las escaleras y se detuvo en la cocina:

S- ¿Qué vas a hacer aquí?

Se lavó las manos, cogió un delantal y se lo ató a la cintura, cuando creía que lo había visto todo de él cogía y me volvía a sorprender:

S- ¿Tu en delantal? Lo que me faltaba por ver.
C- Ya ves te crees que lo sabes todo de una persona hasta que un día te sorprende y piensas que no sabes nada sobre ella.

Abrió la nevera. Observó lo que había dentro y empezó a sacar cosas:

S- Culebra ¿Qué haces?
C- La canija quería pizza, y eso es algo que no se lee.
S- ¿Desde cuando cocinas?
C- Desde hoy.

Cogió un libro de recetas que andaba por allí y comenzó a leer "a-arroz con ma-ris-co, ba-ca-la-o...":

S- Parece que asta para esto hace falta leer.

Me miró con cara de mosqueo y empezó a guardar los ingredientes, cuando ya le faltaba poco que guardar apareció Lucía:

L- ¿Vas a hacer pizza?
C- Verás Lucía...

Si Culebra quería cocinar, yo le ayudaría, además no podía dejar que las esperanzas que Lucía había puesto en la pizza se vieran rotas por un librito de cocina:

S- Pues claro que va a hacer pizza.

Lucía salió de la cocina gritando de alegría y pegando saltos:

C- Pero tía ¿cómo le dices eso?
S- Venga, si puedes enseñar a controlar su poder a una persona tan terca como yo, esto es pan comido. Vamos yo leo las instrucciones y tu cocinas.
C- Guay.

Culebra volvió a sacar los ingredientes rápidamente y yo comencé a leer:

S- Deshacer la masa con la manteca transformando todo en migas. Agregar el huevo, la sal y el agua y unir bien todo sin amasar...

Culebra llevaba a cabo cada paso y me pedía que le fuera leyendo el siguiente, en algunas cosas se atrancaba y tenía que ayudarle, pero e de decir que no se le daba tan mal. Casi sin darme cuenta llegué a la última frase:

S- Añadir jamón york y queso al gusto sobre la capa de tomate y... ¡al horno!

El chico invisible dio el último paso y empezó a guardar los ingredientes, observé que se quedó pasmado mirando la harina:

C- Que pena me das Chispitas.
S- ¿Y eso?

De buenas a primeras me encontré con el pelo lleno de harina:

S- Serás...

En esa guerra no iba a ser yo la que perdiera, así que cogí un puñado de harina y se lo eché a Culebra por todo el cuerpo. Ya estábamos los dos embalsamados de pies a cabeza de harina cuando aparecieron Jimena y Mario:

J- ¿Se puede saber que hacen?
C- ¿Que vamos a hacer? pues pizza.
M- ¿Vais a merendar pizza? un poco raro, además yo lo único que veo son a dos jovencitos rebosándose el uno al otro con harina.
C- Pero eso es porque estábamos esperando a que saliera del horno.
M- Mejor será dejarlo así. ¡Vendita juventud, no hay quien os entienda!

Mario y Jimena se quedaron mirando toda la harina que había en el suelo y nosotros cogimos la pizza y nos fuimos al salón, donde nos la comimos con los demás niños "especiales" de la casa.


17. CLASES.

Narra Culebra:

Aquel día acabé de comer antes que nadie y subí a la habitación de Sandra y Lucía, ya le había dicho a Sandra donde debería buscarme aquella tarde así que era cuestión de tiempo que llegara. Vi que en la habitación había una pequeña pizarra con la que solían jugar Carlitos y Lucía, al verla se me ocurrió la idea de escribir mi nombre y el nombre de la asignatura como hacen algunos profesores al comienzo del curso, después de escribirlo me quedé mirando la pizarrita, la verdad es que mi caligrafía no era nada buena así que decidí coger el borrador y borrar lo que había escrito, justo en ese momento apareció Sandra:

S- Don Policarpio.

Me miró y sonrió, solo me dio tiempo a borrar el nombre de asignatura antes de que entrara:

S- ¿Por qué lo borras?
C- No, por nada, son tonterías mías, ya sabes que a veces soy un poco payasete.

Sandra sonrió y yo le hice un gesto para que se sentara en la cama, Chispas se sentó y yo empecé mi clase:

C- Este curso que usted va ha recibir es por cortesía de Don Policarpio Castillo Rey, obedezca en todo lo que le diga y todo ira bien ¿Entendido señorita?
S- Sí señor.

Me volvió a sonreir, yo sabía que la clase podía ser tensa debido a que su poder era más peligroso que el mío y que a ella le costaría más controlarlo que a mi, así que aprovechando que por ahora Chispitas se mostraba sonriente seguí soltando tonterías por mi boca:

C- Chispitas antes de nada me tienes que decir una cosa.
S- ¿Qué?
C- La factura de estas clases ascienden a los 150€, creo que es una cifra subidita de tono para su bolsillo ¿Cómo lo va a pagar?
S- Pues no se...

Sandra no paraba de reírse y yo aproveché el momento y la broma:

C- Si no puede pagarlo tendrá la obligación de darle de una vez por todas un beso a su profesor, por supuesto cuando usted se vea capaz de controlar su poder. ¿Le parece bien?
S- ¿Crees que podré controlarlo?

La niña como siempre tan positiva, le cambió la cara:

C- Joder Chispitas me has cortado la tontería.
S- ¿Empezamos ya?
C- Claro. ¿Recuerdas los pasos?

Sandra se quedó callada:

C- A partir de ahora vas a tener que estudiar más, a ver eran tres: tranquilízate, cierra los ojos y piensa en algo agradable.

Chispitas cerró los ojos:

C- Respira hondo, dime ¿Cuál es tu recuerdo?
S- Estoy en la playa, con mis padres, mi madre tiene tripa...

Interrumpí sus recuerdos:

C- Venga ya Chispas, un recuerdo de verdad, eso ya me lo contaste una vez.
S- Es que es uno de mis mejores recuerdos.
C- ¿En qué pensaste cuando besaste a Leo? Ese es el recuerdo que me tienes que describir.
S- Esta bien, te seré sincera, no hace mucho de este recuerdo, tengo muchos parecidos y con la misma persona, pero este es de los mejores.
C- Vale pues respira hondo y empieza a contarme tu gran recuerdo.

Sandra volvió a cerrar los ojos, respiró lentamente y me contó su recuerdo:

S- Me acababa de despertar en un sueño en el que, por aquel entonces, todo era muy distinto a la realidad, yo estaba con el chico que de verdad me gustaba...

Sandra abrió los ojos:

S- ¿No me vas a preguntar quién era ese chico?

La verdad es que tuve la tentación de hacerlo pero no podía interrumpirla o Chispitas acabaría estropeando la instalación eléctrica:

C- No te voy a preguntar nada, si te sirve de algo, se que ese chico soy yo. Venga cierra los ojos y continua la historia que sino nos van a dar las tantas.
S- Esta bien, bueno como iba diciendo, en el sueño estaba contigo y no con Leo, Claudia en aquel sueño no existía, ni ella, ni su hermano, ni ningún Ruano, y Jimena estaba feliz porque había recuperado a su hija, todo era perfecto, yo podía tocarte sin hacerte daño y ya no tenía que utilizar los ridículos guantes...

Sandra seguía hablando y parecía no darse cuenta de que le estaba quitando el guante, mientras yo se lo quitaba lentamente, ella continuaba la historia:

S- Pero entonces me desperté y allí estabas tú arropándome, me parecía increible que te hubieras preocupado por mí...

Le acabé de quitar el guante y empecé a acariciarla con uno de mis dedos:

C- Chispitas, abre los ojos, pero sigue tranquila y no pienses en nada malo, todo va bien.

Sandra abrió los ojos y fue entonces cuando se dio cuenta de que la estaba tocando:

C- ¿Te lo dije o no? Nada es imposible, solo tienes que confiar en mi.

Dicho esto aparté mi dedo de su mano:

S- Gracias.

A Sandra se le saltaron las lágrimas:

C- Pero ¿Qué haces llorona? Has dado un paso muy importante ¿Por qué lloras ahora?
S- Culebra, hace tanto tiempo que no toco a una persona que no me he dado cuenta de que me tocabas asta que he abierto los ojos.
C- Si no es una cosa es otra, al final siempre acabas llorando, ya te vale.

Sandra me miró y siguió con la broma que yo había empezado anteriormente:

S- No se si voy a poder pagarte.
C- Con dinero quizás no, pero con un beso te prometo que muy pronto, has dado un gran paso.
S- ¿Ya hemos terminado?
C- Por hoy sí, mañana seguimos, poco a poco Chispas.
S- Gracias por todo lo que haces por mí.
C- De nada y una cosa, si te quedas más tranquila te diré que aquella noche que me pillaste arropándote no estaba allí por Lucía, estaba por ti.
S- Lo suponía, no soy tonta.
C- Tampoco te crezcas Chispitas.

Me fui de la habitación de las chicas y no dejaba de pensar en cual sería el próximo paso a dar para que Sandra pudiera controlar su poder algún día.

Narra Sandra:

Culebra comió rapidísimo ese día y subió a la segunda planta de la casa, ya me había dicho que me esperaría en mi habitación para comenzar las clases. Iba a subir detrás de él pero me quedé quieta al ver como Carlitos quitaba su plato utilizando su poder. Su plato, su vaso y sus cubiertos volaban por toda la cocina hasta que apareció Mario:

M- ¡Carlitos para ahora mismo!

El pequeño al oír los gritos se volvió hacia su padre y bajó el brazo, lo que produjo que el plato, el vaso y los cubiertos cayeran al suelo:

M- La has liado buena, ¿qué te tengo dicho? poderes no, poderes no.

Recogí mi plato y subí arriba, entré en mi cuarto y vi como Culebra borraba algo que no pude leer, si pude leer algo que había escrito más abajo "Don Policarpio", me hizo gracia, pero ¿por qué lo borraba?:

S- Don Policarpio.

Al oírme se dio la vuelta y yo le sonreí:

S- ¿Por qué lo borras?
C- No, por nada, son tonterías mías, ya sabes que a veces soy un poco payasete.

Le volví a sonreir y él me hizo un gesto con la mano para que me sentara en la cama, entonces fue cuando puso cara seria y empezó a hablar:

C- Este curso que usted va ha recibir es por cortesía de Don Policarpio Castillo Rey, obedezca en todo lo que le diga y todo ira bien ¿Entendido señorita?
S- Sí señor.

Le sonreí por tercera vez y él continuó diciendo tonterías:

C- Chispitas antes de nada me tienes que decir una cosa.
S- ¿Qué?
C- La factura de estas clases ascienden a los 150€, creo que es una cifra subidita de tono para su bolsillo ¿Cómo lo va a pagar?
S- Pues no se...

No se lo que le había picado para estar así yo no aguantaba la risa y mis carcajadas las deberían de estar escuchando los Ruano:

C- Si no puede pagarlo tendrá la obligación de darle de una vez por todas un beso a su profesor, por supuesto cuando usted se vea capaz de controlar su poder. ¿Le parece bien?
S- ¿Crees que podré controlarlo?

Al hacerle esa pregunta el rostro de Culebra cambió:

C- Joder Chispitas me has cortado la tontería.
S- ¿Empezamos ya?
C- Claro. ¿Recuerdas los pasos?

La verdad es que yo tenía más bien poca memoria por lo que no me acordaba de eso, pero bueno, para eso estaba allí mi profe:

C- A partir de ahora vas a tener que estudiar más, a ver eran tres: tranquilízate, cierra los ojos y piensa en algo agradable.

Cerré los ojos y dejé que Culebra me diera las siguientes instrucciones:

C- Respira hondo, dime ¿Cuál es tu recuerdo?
S- Estoy en la playa, con mis padres, mi madre tiene tripa...

Culebra cortó mis recuerdos:

C- Venga ya Chispas, un recuerdo de verdad, eso ya me lo contaste una vez.
S- Es que es uno de mis mejores recuerdos.
C- ¿En qué pensaste cuando besaste a Leo? Ese es el recuerdo que me tienes que describir.
S- Esta bien, te seré sincera, no hace mucho de este recuerdo, tengo muchos parecidos y con la misma persona, pero este es de los mejores.
C- Vale pues respira hondo y empieza a contarme tu gran recuerdo.

Lo que sea por poder controlar mi poder, si tenía que pasar vergüenza contándole que mis mejores recuerdos son los que he vivido con él, pues me avergonzaría y se los describiría tal y como yo los viví:

S- Me acababa de despertar en un sueño en el que, por aquel entonces, todo era muy distinto a la realidad, yo estaba con el chico que de verdad me gustaba...

Abrí los ojos, quizás me sorprendió que Culebra no me dijera nada tipo "¿Quién era ese chico?":

S- ¿No me vas a preguntar quién era ese chico?
C- No te voy a preguntar nada, si te sirve de algo, se que ese chico soy yo. Venga cierra los ojos y continua la historia que sino nos van a dar las tantas.
S- Esta bien, bueno como iba diciendo, en el sueño estaba contigo y no con Leo, Claudia en aquel sueño no existía, ni ella, ni su hermano, ni ningún Ruano, y Jimena estaba feliz porque había recuperado a su hija, todo era perfecto, yo podía tocarte sin hacerte daño y ya no tenía que utilizar los ridículos guantes, nosotros dos estábamos juntos y a nadie le importaba. Pero entonces me desperté y allí estabas tú arropándome, me parecía increible que te hubieras preocupado por mí...

Culebra me volvió a interrumpir:

C- Chispitas, abre los ojos, pero sigue tranquila y no pienses en nada malo, todo va bien.

Abrí los ojos y vi que Culebra me estaba acariciando la mano, lo notaba feliz, yo estaba contenta ¿cómo no iba a estarlo?, pero era duro saber que tu piel ya no sabía cuando estaba siendo acariciada por otra persona. Culebra seguía tocándome, me miraba y sonreía:

C- ¿Te lo dije o no? Nada es imposible, solo tienes que confiar en mi.

Apartó su dedo de mi mano, no tenía palabras para mostrarle mi gratitud, así que dije lo típico:

S- Gracias.

Al pensar que mi sentido del tacto ya no reaccionaba igual al tocar a una persona no me quedó otra que llorar:

C- Pero ¿Qué haces llorona? Has dado un paso muy importante ¿Por qué lloras ahora?
S- Culebra, hace tanto tiempo que no toco a una persona que no me he dado cuenta de que me tocabas asta que he abierto los ojos.
C- Si no es una cosa es otra, al final siempre acabas llorando, ya te vale.

Tampoco era justo estropearle el momento de gloria a Culebra, así que me sequé las lágrimas y continué la broma con la que anteriormente había acabado:

S- No se si voy a poder pagarte.
C- Con dinero quizás no, pero con un beso te prometo que muy pronto, has dado un gran paso.
S- ¿Ya hemos terminado?
C- Por hoy sí, mañana seguimos, poco a poco Chispas.
S- Gracias por todo lo que haces por mí.
C- De nada y una cosa, si te quedas más tranquila te diré que aquella noche que me pillaste arropándote no estaba allí por Lucía, estaba por ti.
S- Lo suponía, no soy tonta.
C- Tampoco te crezcas Chispitas.

Cuando Culebra se fue mi mirada se clavó en la pizarra y al ver de nuevo el falso nombre de Culebra escrito allí lo entendí todo, entendí que había escrito más cosas pero que debido a su mala caligrafía quizás le diera vergüenza y lo borrara, después de todo parecía que yo no era la única que necesitaba recibir clases, yo también tenía cosas que enseñarle a él.


16. SUSURROS.

Narra Culebra:

Allí estaba yo, como otras muchas veces, frente a la puerta del director, por lo menos sabía que él no se encontraba allí, no se porque pero Andrés nos trataba muy bien y nos había sacado a mi y a Sandra de más de un lió. Toqué a la puerta y el jefe de estudio me habló:

A- Policarpio el directo todavía no ha llegado.
C- Tengo ordenes de que si no estaba él, me quedara contigo.
A- Esta bien, pasa.

Me senté en una silla y él en otra que había detrás de un escritorio:

A- ¿Qué has hecho esta vez?
C- Si le digo la verdad no lo se.
A- Policarpio, entre nosotros ya hay confianza, tutéame.
C- Entonces llámame Culebra.
A- La verdad es que te seguiré llamando Poli. ¿Qué profesor te ha echado?
C- El de literatura.
A- Entre tú y yo, hace tiempo que pensamos en despedirlo, pero no sabemos como decírselo.
C- Pues hacedlo rápido, porque sino el que se va de aquí soy yo, me ha cogido una manía...
A- No dejaré que te vayas.

¿No dejaré que te vayas? haber si Jimena iba a tener razón y este tío era de los malos:

A- Si es por culpa de ese profesor no te echaremos. Mira, tengo cosas que hacer quédate en los pasillos sin molestar y cuando acabe la clase de la que te han expulsado vuelves a entrar, si el profesor de literatura te dice algo, dile que venga a hablar conmigo, ya es hora de que alguien lo despida. Adiós Poli y no te metas en líos.
C- Lo intentaré, adiós Andrés.

Al salir del despacho me crucé con el director "por poco" pensé. Me fui a clase y me quedé en el pasillo esperando a que acabara la clase, apenas le quedaban unos minutos.

Al fin sonó la sirena que indicaba el cambio de clase, el profesor de literatura salió y me miró receloso, yo entré en clase, al entrar vi que Leo se acercaba a Sandra, no podía permitirlo:

C- Leo.
L- ¿Qué quieres?
C- Nada, que...Aunque no ha servido de nada, gracias por lo de antes.
L- De nada, y ahora si no te importa, tu hermana y yo tenemos cosas de que hablar.
C- No, no, porque yo le tengo que decir algo más importante aún y no puedo esperar.
L- Si es así, venga, habla tú primero con ella.

Me acerqué a Sandra, y le susurré al oído:

C- No te vayas a dejar liar por este tío, yo te quiero, y recuerda que esta tarde tienes clases conmigo, no me falles.

Ella se acercó a mi oído bajo la atenta mirada de Leo y me contestó susurrando:

S- Yo también te quiero, no te fallaré, esta vez el pequeño boy escaut no me liará.

Separó sus labios de mi oído y me sonrió, yo hice lo mismo, Leo seguía mirándonos sin perder detalle ¿habría escuchado algo de lo que nos habíamos dicho?, tenía que preguntarle a Lucía:

C- Papa Natas te la dejo.

Salí de la clase y me fui a la sección de primaria, allí estaba Lucía discutiendo con el hermano de Claudia:

B- Es verdad.
L- No, no es verdad, es mentira.
B- Es verdad, me lo ha dicho mi mamá.
L- Pues tu madre es una mentirosa.

¿De qué estarían hablando?, fuera lo que fuera no podía dejar que Lucía se peleara con el hijo de nuestra casera:

C- Haber, ¿Qué pasa aquí?

Borja al verme llegar se fue corriendo:

L- Dice que te van a echar del centro.
C- ¿Y tú lo vas a creer? Eso es mentira, te lo digo yo. Canija me haces falta ven conmigo.
L- Pero ¿Y las clases?
C- Esta mañana te importaron bien poco, venga vamos.

Me la llevé y entré en mi clase con la pequeña, Sandra me miró sorprendida:

S- Pero Culebra, ¿qué haces?
C- Intentar que no nos pillen. Lucía ves al Cara Cartón ¿no?, léele la mente y dime lo que piensa.

Lucía frunció el ceño y mientras Sandra me regañaba a su manera:

S- Pero ¿por qué traes aquí a Lucía? lévatela ya.
C- Déjame a mi Chispitas, que se lo que hago.

Lucía me miró:

L- Esta triste porque Sandra no le ha dado otra cita.
C- ¿Algo más?
L- Sí, siente curiosidad por saber que os habéis susurrado al oído.
C- Buen trabajo pequeñaja.

Cogí a Lucía y me dispuse a salir de clase pero una voz me paró los pies:

P- ¿Dónde cree que va?
C- La niña, que se ha perdido, es mi hermana, voy a llevarla a su clase, no le importará ¿no?
P- Esta bien, pero no tarde.

Narra Sandra:

Cuando sonó el timbre Culebra entró en clase y venía directo hacia mí, el problema, es que no era el único que iba directo hacia mí:

C- Leo.
L- ¿Qué quieres?
C- Nada, que...Aunque no ha servido de nada, gracias por lo de antes.
L- De nada, y ahora si no te importa, tu hermana y yo tenemos cosas de que hablar.
C- No, no, porque yo le tengo que decir algo más importante aún y no puedo esperar.
L- Si es así, venga, habla tú primero con ella.

Culebra se acercó a mi oído y me habó en voz baja:

C- No te vayas a dejar liar por este tío, yo te quiero, y recuerda que esta tarde tienes clases conmigo, no me falles.

Parecía que lo nuestro por fin iba en serio y que esta vez sería la definitiva. Me acerque a su oído y le hable también susurrándole:

S- Yo también te quiero, no te fallaré, esta vez el pequeño boy escaut no me liará.

Volvimos a coger distancia y Culebra se despidió a su manera de Leo:

C- Papa Natas te la dejo.

vi. como Culebra salía de clase ¿dónde iba esta vez?, es igual ahora tocaba hablar con Leo:

L- Joder ¿que misterio os traéis?
S- No es misterio, es que tú eres un cotilla.

Leo parecía sorprendido por mi comentario, pero enseguida cambió de tema. Vi como sacaba algo de su bolsillo:

L- Tú, yo y una buena película de estreno ¿Qué te parece?
S- Leo, lo siento pero tengo cosas que hacer.
L- Lo suponía, pero las entradas son válidas hasta el jueves y estamos a lunes, algún día podrás.
S- No Leo, no voy a poder.
L- Ya veo por donde vas.

Dicho esto Leo se fue y al poco tiempo vi a Culebra entar en la clase acompañado de Lucía:

S- Pero Culebra, ¿qué haces?
C- Intentar que no nos pillen. Lucía ves al Cara Cartón ¿no?, léele la mente y dime lo que piensa.

Lucía fijó sus ojos en Leo, y yo no entendía nada:

S- Pero ¿por qué traes aquí a Lucía? llévatela ya.
C- Déjame a mi Chispitas, que se lo que hago.

Pues sí, él sabría lo que hacía, porque lo que era yo no tenía ni idea, sabía que Lucía le estaba leyendo la mente a Leo, eso era obvio pero ¿para qué? Lucía se volvió y miró a Culebra:

L- Esta triste porque Sandra no le ha dado otra cita.
C- ¿Algo más?
L- Sí, siente curiosidad por saber que os habéis susurrado al oído.
C- Buen trabajo pequeñaja.

Culebra cogió a Lucía en brazos y salió corriendo de la clase, lástima que el profesor ya había entrado:

P- ¿Dónde cree que va?
C- La niña, que se ha perdido, es mi hermana, voy a llevarla a su clase, no le importará ¿no?
P- Esta bien, pero no tarde.

Era increible la habilidad que tenía para pensar rápidamente las excusas, no dejaba de sorprenderme, cada vez estaba más ansiosa por poder, aunque sea solo un segundo, acariciar su cara.


15. TE MIRO.

Narra Culebra:

Acabábamos de llegar al colegio, yo salí a beber un poco de agua y Sandra me esperaba en clase, cuando volvía al aula me di cuenta de que Lucía me seguía, me di la vuelta y le pregunté que hacía allí:

C- ¿No deberías estar en clase?
L- La seño no ha venido.
C- Pero eso no tiene nada que ver, venga tira que ya haréis algo, además no vas ha dejar a Carlitos solo.
L- Culebra ¿te vas a ir?

La pequeña me miraba con cara de tristeza y yo me puse a su altura mientras pensaba que le iba a decir:

C- ¿Por qué dices eso?
L- Lo oigo en tu cabeza.
C- ¿Y qué más has oído?
L- Que lo haces por Sandra yo quiero que estéis juntos, pero no quiero que te vayas.

No sabía que decirle a la pequeña y esta al ver mi rotundo silencio, continuó:

L- Si tú te vas, yo volveré al orfanato, me dijiste que no volvería allí.
C- Y te lo sigo diciendo, Lucía no vas a volver allí te lo prometí ¿crees en mi palabra?

Lucía se quedó callada:

C- Haber, dime ¿qué estoy pensando ahora?
L- Que no dejarás que vuelva al orfanato.
C- ¿Me crees ahora?
L- Sí, pero yo no quiero que te vayas.
C- Por ahora no me voy a ir. No te voy a engañar hay posibilidades, pero tú confía en mi. Y deja de comerte en la cabeza ¿cómo has podido pensar que dejaría que te llevaran al orfanato? Yo pensaba que confiabas más en mi palabra.
L- Lo siento pero...

No dejé acabar a la pequeña, si seguía hablando conseguiría ablandarme y no podía dejar que Lucía me viera llorar:

C- Ni pero ni nada, venga, a clase que seguro que Carlitos te esta esperando.

Volví a clase y para desgracia mía, el profesor ya había entrado, no podía dejar que me anotara un retraso, solo me quedaba una alternativa. Toqué a la puerta y mientras que el profesor se dirigía a abrir, me volví invisible y entré por la puerta de atrás. Me senté al lado de Sandra:

S- ¿Por qué has tardado tanto?
C- Lucía lo sabe.
S- ¿Qué sabe?
C- Lo nuestro.

El profesor cerró la puerta y volvió a entrar:

P- ¿Vosotros habéis escuchado como si alguien tocara?
C- Yo lo he escuchado, pero no le de más importancia, seguro que es un gamberrete, usted siga con su explicación que me tiene aquí de los nervios por saber lo de la Celestina.
P- ¿Tu que haces aquí? Habría jurado que antes no estabas, te he apuntado la falta.
S- Él ha estado aquí todo el tiempo.
P- Poli, tiene suerte de que crea en la palabra de su hermana, y por cierto, con la Celestina acabamos ayer la explicación, ahora estamos dando "El Conde Lucanor", haber si estamos más atentos en clase.

El profesor siguió explicando, todos miraban la pizarra y yo miraba a Sandra, esta se dio la vuelta:

S- ¿Tengo algo en la cara?
C- No, simplemente te miraba, no te importará ¿verdad?
S- No, claro, no me importa.

Al cabo de un tiempo volvió de nuevo su cara hacia mí:

S- ¿Quieres algo?
C- No, nada, solo te miraba, te da igual ¿no?
S- Sí, me da igual.

Pasados algunos minutos dejé de mirarla y ella al notar que mi cara se volvía hacia la pizarra me volvió a mirar:

C- ¿Quieres algo?
S- Solo te miraba.

El profesor dejó de escribir en la pizarra y se dirigió a nosotros con cara de pocos amigos:

P- Señorita, parece que ha heredado el mal comportamiento de su hermano.
C- Ya nos callamos, tranquilo no volverá a pasar.
P- Castillo no me intente tranquilizar, que me quedé desde el comienzo de la clase con la mosca detrás de la oreja por usted, dele gracias a su hermana de que no lo castigara, porque yo juraría que usted no estaba ahí sentado desde el comienzo de la clase.
C- Pues cómprese unas gafas o algo, porque yo estaba aquí.
P- Esto ya no lo tolero, a mi me habla con respeto, Castillo vaya ahora mismo al despacho del director.

Me dirigía a salir de clase, pero entonces alguien habló en mi defensa:

L- Profesor, le recuerdo que el director todavía no ha llegado.

¿Leo defendiéndome?, bueno ya era alguien, pero el profesor no se iba a dejar vencer:

P- Le recuerdo que este instituto también consta de jefe de estudios, Castillo si no está el director se va con Andrés ¿entendido?
C- Si señor.

Narra Sandra:

Culebra tenía sed y había salido a la fuente para beber un poco de agua, mientras yo le esperaba sentada y guardándole el sitio, cosa que no era nada fácil cuando Leo andaba por allí:

L- Siento haberme portado así contigo en el centro comercial, nuestra siguiente cita no será tan aburrida.
S- ¿Siguiente cita?
L- Sí, porque me darás otra oportunidad ¿no?
S- Pues, no se que decirte.
L- No tienes porque contestarme ahora, tómate tu tiempo, ¿me puedo sentar?
S- No, ahí va mi hermano, me ha pedido que le guarde el sitio.

Leo desapareció de mi vista y al poco tiempo el profesor comenzó la clase, ¿dónde se había metido Culebra?, si le ponían una falta sin justificar podría suponer que le expulsaran del centro. Alguien tocó a la puerta y el profesor se dirigió a abrir ¿de verdad se iba a presentar así sin más?, cuando me encontraba pensando en que excusa le íbamos a poner al profesor por el retraso de Culebra, el chico invisible apareció al lado mía:

S- ¿Por qué has tardado tanto?
C- Lucía lo sabe.
S- ¿Qué sabe?
C- Lo nuestro.

¿Ya nos habían pillado?, normal en una familia en la que, hasta el canario tiene poderes era muy difícil pasar desapercibido, solo quedaba rezar para que Lucía no se lo contara a nadie. El profesor cerró la puerta y habló a toda la clase:

P- ¿Vosotros habéis escuchado como si alguien tocara?
C- Yo lo he escuchado, pero no le de más importancia, seguro que es un gamberrete, usted siga con su explicación que me tiene aquí de los nervios por saber lo de la Celestina.
P- ¿Tu que haces aquí? Habría jurado que antes no estabas, te he apuntado la falta.
S- Él ha estado aquí todo el tiempo.
P- Poli, tiene suerte de que crea en la palabra de su hermana, y por cierto, con la Celestina acabamos ayer la explicación, ahora estamos dando "El Conde Lucanor", haber si estamos más atentos en clase.

¿Había alguien en el mundo capaz de inventarse una excusa más rápido que Culebra? yo creo que no, aunque yo después de estar tanto tiempo a su lado, había aprendido un poco de él y tampoco se me daba tan mal. El profesor no le dio más vueltas al asunto y continuó su clase, yo como el resto de los alumnos miraba la pizarra intentando comprender la explicación, aunque Culebra me desconcentraba, pues no apartaba su mirada de mí:

S- ¿Tengo algo en la cara?
C- No, simplemente te miraba, no te importará ¿verdad?
S- No, claro, no me importa.

Le intenté ignorar, pero él parecía una estatua, me miraba fijamente y eso me ponía nerviosa:

S- ¿Quieres algo?
C- No, nada, solo te miraba, te da igual ¿no?
S- Sí, me da igual.

Después de unos minutos Culebra se cansó y dejó de mirarme, yo al darme cuenta de que él desviaba su mirada, me volví una vez más hacia él:

C- ¿Quieres algo?
S- Solo te miraba.

El profesor soltó la tiza y se dio la vuelta, venía hacia nosotros y no precisamente a darnos una medalla:

P- Señorita, parece que ha heredado el mal comportamiento de su hermano.
C- Ya nos callamos, tranquilo no volverá a pasar.
P- Castillo no me intente tranquilizar, que me quedé desde el comienzo de la clase con la mosca detrás de la oreja por usted, dele gracias a su hermana de que no lo castigara, porque yo juraría que usted no estaba ahí sentado desde el comienzo de la clase.
C- Pues cómprese unas gafas o algo, porque yo estaba aquí.
P- Esto ya no lo tolero, a mi me habla con respeto, Castillo vaya ahora mismo al despacho del director.

Cuando Culebra estaba a un paso de salir de clase Leo intentó defenderlo:

L- Profesor, le recuerdo que el director todavía no ha llegado.

Era la primera vez que Leo hacía algo por Culebra y me sorprendió bastante, pero quien llevaba la voz cantante era el profesor, y no iba a dejar que las palabras de un adolescente le echaran para atrás:

P- Le recuerdo que este instituto también consta de jefe de estudios, Castillo si no está el director se va con Andrés ¿entendido?
C- Si señor.

Al final, ni Leo ni nadie pudo evitar que Culebra fuera castigado. Cuando Culebra salió de clase Leo se quedó mirándome con cara de disculpa y yo simplemente me limité a mirar su gesto.


14. PLANES.

Narra Culebra:

Desde que estaba en aquella familia había dejado de pensar en mi mismo y aunque no quería que Lucía volviera al orfanato, me decidí, "no pueden mandar a Lucía al orfanato porque yo esté con Sandra" pensé. Me vestí y bajé a desayunar, allí me esperaba Sandra:

S- Culebra, sobre lo que te he dicho antes, no me hagas caso es que a veces se me va la olla, a mi también me gustaría estar contigo.
C- No estoy cabreado contigo.
S- Me da la sensación de que has cambiado mucho desde que nos conocimos.
C- Chispitas, yo no he cambiado, me han cambiado.

Sandra se dispuso a hablarme pero no la dejé:

C- Escúchame, no hables, necesito que me escuches, yo ya no puedo más.
S- Pero ¿Qué te pasa?

Sandra me miraba preocupada:

C- Desde que te conocí he querido estar contigo, pero luego conocí a Lucía y eso me cortó un poco, le hice una promesa y si le fallo...
S- ¿Por qué le ibas a fallar?
C- Sandra, si estoy contigo le estoy fallando a ella.
S- No te entiendo.

Y se notaba en su cara que no tenía ni pajorela idea de lo que le decía, además la notaba preocupada:

C- Pero a pesar de todo quiero estar contigo.
S- Culebra no te entiendo.
C- A ver Chispitas... Lucía en parte ha pasado por lo mismo que yo y no quiero que vuelva al orfanato, si estoy contigo nos descubrirán y lo más probable es que Lucía acabe de nuevo en un orfanato, pero tengo un plan, solo podemos hacer una cosa.
S- ¿Podemos? ¿Tú y yo?
C- Sí, yo quiero estar contigo, y no voy a poner a mi corazón más impedimentos, lo siento pero no puedo más, ¿Estás conmigo?
S- Sabes que puedes contar conmigo pero ¿Cuál es el plan?
C- Básicamente que no nos pillen...
S- ¿Y si lo hacen?

Me callé unos segundos, ¿de verdad era capaz de hacer esto por una tía?:

C- Si lo hacen volveré a las calles, así podremos seguir viéndonos sin poner en peligro a los demás, mucha gente desaparece a lo largo del año, los vecinos no sospecharán.

Sandra se quedó paralizada, una lágrima recorría sus mejillas:

C- No, no llores, no te preocupes por mí, además todavía no nos han pillado, sigo viviendo aquí.
S- Culebra, no merece la pena, no soportaría que tuvieras que volver a la calle por mí.
C- Necesito estar contigo, no lo ago por ti, lo ago por mi. Además tampoco se vive tan mal ahí fuera, la gente no es tan falsa, ni tan arrogante.

Cada palabra que salía de mi boca hacía que de los ojos de Sandra salieran más y más lágrimas, intenté tranquilizarla, pero derrepente se oyeron voces:

J- ¿Os gustaron los columpios?
Ca- Me han encantado.
L- A mi también.

Los recién llegados hablaban alegremente y se sonreían unos a los otros, cuando entraron el la cocina todos se callaron y cambiaron sus rostros al ver a Sandra llorar:

M- Pero niña ¿qué te pasa? ni que te hubiera dejado el novio.

Sandra no sonrió al intento que Mario hizo por levantarle el ánimo:

M- Culebra, ¿tú sabes lo qué le pasa?
C- Lo de siempre Mario, los poderes y eso, pero tranquilos no es nada ya me la llevo a su dormitorio y la consuelo.
M- Que raros estáis hoy los dos.

Sandra y yo subimos a su habitación, cuando estaba un poco mejor, decidí que lo mejor era dejarla sola así que abrí la puerta para irme:

S- ¿A dónde vas?
C- A mi habitación.
S- ¿De verdad piensas en dejarnos solos?
C- Yo no he dicho eso, solo he dicho que si nos pillan me iré para poder estar contigo.
S- ¿Y cómo nos íbamos a ver?
C- Chispitas no llores por eso, además todavía no nos han pillado porque, ¿tenemos razones para que nos pillen no? quiero decir ¿estamos juntos?
S- Por supuesto que sí, solo que no entiendo porque te tienes que ir si nos pillan.
C- Mejor piensa en otra cosa, ahora mismo no nos han pillado, no creas que yo me dejo cazar tan fácilmente.

Le sonreí y ella contuvo las nuevas lágrimas que le iban brotando. Antes de salir le recordé algo:

C- Chispitas, te recuerdo que mañana después del instituto tienes clase con Don Poli, son clases extraescolares la asignatura se llama "Controla tu poder".

Le guiñé y al fin pude arrancarle una sonrisa. La decisión estaba tomada, estaba con Sandra sí o sí, no me importaba la opinión de los demás, haría lo que sea, lo que hiciese falta por no dejarla escapar.

Narra Sandra:

¿Qué le iba a decir a Culebra cuando bajara?, si no hubiera dicho esa maldita frase ahora no estaría pensando en que decirle para que no se cabreara, seguía dándole vueltas a la cabeza y casi sin que yo me diera cuenta Culebra estaba ya en la cocina, lo encontré muy serio ¿estaría cabreado?, solo me quedaba pedirle disculpas:

S- Culebra, sobre lo que te he dicho antes, no me hagas caso es que a veces se me va la olla, a mi también me gustaría estar contigo.
C- No estoy cabreado contigo.
S- Me da la sensación de que has cambiado mucho desde que nos conocimos.
C- Chispitas, yo no he cambiado, me han cambiado.

¿Qué mosca le había picado? ¿Se estaba quedando conmigo?, no, nunca lo había visto así, ¿Qué le pasaba realmente?, abrí la boca para preguntárselo pero no me dejó:

C- Escúchame, no hables, necesito que me escuches, yo ya no puedo más.
S- Pero ¿Qué te pasa?

Culebra seguía muy serio, no cambiaba la cara, ni se movía, tenía la mirada fija en mis ojos, yo me empecé a preocupar:

C- Desde que te conocí he querido estar contigo, pero luego conocí a Lucía y eso me cortó un poco, le hice una promesa y si le fallo...
S- ¿Por qué le ibas a fallar?
C- Sandra, si estoy contigo le estoy fallando a ella.
S- No te entiendo.

Repetía en mi cabeza sus palabras intentando comprender algo, pero nada, me estaba asustando ¿Qué le pasaba?:

C- Pero a pesar de todo quiero estar contigo.
S- Culebra no te entiendo.
C- A ver Chispitas... Lucía en parte ha pasado por lo mismo que yo y no quiero que vuelva al orfanato, si estoy contigo nos descubrirán y lo más probable es que Lucía acabe de nuevo en un orfanato, pero tengo un plan, solo podemos hacer una cosa.
S- ¿Podemos? ¿Tú y yo?
C- Sí, yo quiero estar contigo, y no voy a poner a mi corazón más impedimentos, lo siento pero no puedo más, ¿Estás conmigo?
S- Sabes que puedes contar conmigo pero ¿Cuál es el plan?
C- Básicamente que no nos pillen...
S- ¿Y si lo hacen?

Aquel momento se me hizo interminable, ninguno de los dos mediaba palabra, hasta que al fin Culebra continuó:

C- Si lo hacen volveré a las calles, así podremos seguir viéndonos sin poner en peligro a los demás, mucha gente desaparece a lo largo del año, los vecinos no sospecharán.

Nunca había visto a Culebra así y aunque no me gustaba la posibilidad de que se tuviera que ir de la casa, me sentía bien al escucharle decir esas cosas, nunca nadie había hecho nada por mi, y menos un chico ¿de verdad Culebra estaba dispuesto a llegar a esos extremos?, no aguantaba más la presión así que empecé a llorar:

C- No, no llores, no te preocupes por mí, además todavía no nos han pillado, sigo viviendo aquí.
S- Culebra, no merece la pena, no soportaría que tuvieras que volver a la calle por mí.
C- Necesito estar contigo, no lo ago por ti, lo ago por mi. Además tampoco se vive tan mal ahí fuera, la gente no es tan falsa, ni tan arrogante.

Cada palabra que escuchaba hacía que yo llorara más y más, pensaba decirle que no valía la pena, que no debía hacer eso por mí, pero mi cuerpo no me lo permitía, tan solo podía llorar. La puerta que daba a la calle se abrió y entró toda la tropa, los niños venían muy contentos y Jimena y Mario un poco cansados:

J- ¿Os gustaron los columpios?
Ca- Me han encantado.
L- A mi también.

Cuando entraron en la cocina y me vieron les cambió la cara, todos se callaron, Mario quiso saber el porque de tanta lágrima:

M- Pero niña ¿qué te pasa? ni que te hubiera dejado el novio.

¿Cómo le iba a responder a una persona que podía causar la marcha de Culebra?, aún viendo mis pocas palabras, Mario insistió, buscando esta vez la respuesta en Culebra:

M- Culebra, ¿tú sabes lo qué le pasa?
C- Lo de siempre Mario, los poderes y eso, pero tranquilos no es nada ya me la llevo a su dormitorio y la consuelo.
M- Que raros estáis hoy los dos.

Culebra me acompañó a mi habitación, tan solo se limitó a escucharme llorar, cuando me calmé un poco dispuso de irse:

S- ¿A dónde vas?
C- A mi habitación.
S- ¿De verdad piensas en dejarnos solos?
C- Yo no he dicho eso, solo he dicho que si nos pillan me iré para poder estar contigo.
S- ¿Y cómo nos íbamos a ver?
C- Chispitas no llores por eso, además todavía no nos han pillado porque ¿tenemos razones para que nos pillen no? quiero decir ¿estamos juntos?
S- Por supuesto que sí, solo que no entiendo porque te tienes que ir si nos pillan.
C- Mejor piensa en otra cosa, ahora mismo no nos han pillado, no creas que yo me dejo cazar tan fácilmente.

Culebra me sonrió y yo intenté parar de llorar, antes de salir de mí dormitorio se volvió hacia mí:

C- Chispitas, te recuerdo que mañana después del instituto tienes clase con Don Poli, son clases extraescolares la asignatura se llama "Controla tu poder".

Dicho esto me guiñó como solo el sabe y yo le sonreí. Había esperado mucho a que Culebra me dijera que quería estar conmigo y cuando por fin me lo dice yo no hago otra cosa que llorar, tenía que admitir que era rara y no solo por los poderes, pero es que no soportaría que Culebra se fuera de la casa por mi, él decía que seguiríamos viéndonos, pero yo no lo veía nada claro ¿y si le pasaba algo malo ahí fuera?, dejé de pensar en eso, de tosa formas era improbable que se fuera, para eso antes nos tenían que pillar y ninguno de los dos estábamos dispuestos a ponerle las cosas fáciles a Mario y Jimena, lo más difícil sería ocultarlo a Rosa Ruano.


13. PROMESAS Y FRASES TONTAS.

Narra Culebra:

Lucía me despertó aquella mañana:

L- ¡Culebra! ¡Culebra!
C- ¿Qué quieres?

Lucía se quedó mirándo a Sandra y yo intenté disimular:

C- ¿Para qué me necesitas?

Lucía siguió mirando a Sandra:

S- Si Sandra está aquí es porque ya le has dicho que la quieres ¿No? ¿Sois novios?

Me quedé petrificado sin saber que decir ¿cómo se le explican estas cosas a una niña de 7 años?

C- Lucía, te recuerdo que Sandra y yo somos hermanos, es imposible que pase eso entre nosotros.
L- Vaya rollo...
C- ¿Por qué?
L- Porque yo quiero que Sandra y tú estéis juntos, no quiero que ella esté con Cara Cartón y tú con Claudia.

Me quedé mirando a la pequeña, no sabía que decirle, de pronto Sandra se dio la vuelta y contestó:

S- Lucía, a los ojos de los demás Culebra y yo somos hermanos.
L- ¿Y qué tiene eso que ver?

Esta vez era Sandra la que no sabía como responder a la pequeña, creo que al igual que yo no acababa de reconocer que me quería, a mi me pasaba lo mismo con ella, pero ¿y qué culpa teníamos nosotros de ser tan compatibles el uno con el otro? Miré a Sandra y esta me sonrió, lo que hizo que Lucía continuara su discurso:

L- ¿Pero si os queréis, por qué no...?

Le tapé la boca corriendo al ver que andaba por allí Mario:

M- Vamos Lucía, ¿no queríais ir al parque?
S- ¿Os vais?
M- Sí, os quedáis solos Culebra y tú, Lucas se viene también, no vayáis a echar la casa abajo.

Mario cogió en brazos a Lucía, "por poco" pensé, pero antes de salir por la puerta Mario se dio la vuelta:

M- Ahora que lo pienso, Sandra ¿Tu que haces aquí?
C- Acaba de venir con Lucía.

Mario no se quedó muy contento con mi respuesta:

M- ¿Que estaréis tramando? ¡Bendita juventud!

Sin mediar más palabra Mario desapareció y yo me apresuré a cerrar la puerta para que no volviera a entrar, no podía permitir que nadie descubriera esto, si alguien lo hacía se iría todo al traste y yo tendría que volver a las calles que aunque no lo admitiera delante de los demás, yo sabía que eran muy duras, me encontraba más agusto con mi nueva familia que buscándome la vida yo solo. Sandra notó mi malestar:

S- ¿Te pasa algo?
C- No, nada, es que... Chispitas nadie se puede enterar de lo nuestro.
S- ¿De lo nuestro?, me dijiste que me preferías antes que a Claudia y yo te dije que te prefería antes que a Leo, pero no dijimos nada de estar juntos.

Quizás me precipité en mis palabras, o quizás Sandra solo me prefería a mí antes que a Leo pero nada más, me había hecho ilusiones que no llevaban a ningún lado, la gente nos veía como hermanos y si llegáramos a tener una relación de pareja no la aceptarían ni Mario ni Jimena, era muy peligroso. Si yo tenía que volver a las calles para poder estar con Sandra me daba igual, lo que sea por ella, pero, piense lo que piense la gente de mi, si una cosa la prometo la cumplo y le prometía a Lucía que no volvería al orfanato, si todo se iba al garete me llevaría a la pequeña conmigo, pero nunca dejaría que volviera al orfanato, nunca permitiría que volviese a pasarlo mal viendo como otras personas la miraban con desprecio por no ser como los demás, yo sabía lo que era sentirse así.

Vi que Sandra salía de la habitación:

C- ¿Te vas?
S- Voy a cambiarme. Nos vemos en el desayuno, baja cuando te vistas.

Le asentí con la cabeza, y seguí dándole vueltas a lo de Lucía, no podía romper mi promesa por un amor que, la noche anterior sí, pero esta mañana parecía no ser correspondido.

Narra Sandra:

Parecía un angelito, estaba durmiendo ¿qué soñaría?, no paraba de recordar buenos momentos junto a él, me sentía desahogada, la noche anterior le pude decir a la cara lo que verdaderamente sentía por él y, aunque no pude besarlo estuve cerca y me prometió ayudarme con mi poder para así algún día poderle besar. Mientras andaba inmersa en mis pensamientos oí que la puerta del dormitorio se abría, me di la vuelta y me hice la dormida, era Lucía que llamaba a Culebra como una loca:

L- ¡Culebra! ¡Culebra!
C- ¿Qué quieres?

Lucía no hizo caso a Culebra y este volvió a insistir:

C- ¿Para qué me necesitas?

Lucía no le respondió, se quedaron los dos en silencio y yo sentía la mirada de Lucía clavada en mi cuerpo, la pequeña sintió curiosidad al verme allí:

S- Si Sandra está aquí es porque ya le has dicho que la quieres ¿No? ¿Sois novios?

Me quedé pensando en las palabras de Lucía ¿ya le has dicho que la quieres? ¿Es que acaso Culebra me quería realmente?, mi corazón sonrió al saber que lo que anoche me dijo Culebra no lo dijo por cumplir. Después de unos interminables segundos Culebra respondió:

C- Lucía, te recuerdo que Sandra y yo somos hermanos, es imposible que pase eso entre nosotros.
L- Vaya rollo...
C- ¿Por qué?
L- Porque yo quiero que Sandra y tú estéis juntos, no quiero que ella esté con Cara Cartón y tú con Claudia.

Lucía parecía bien informada, al ver que Culebra no sabía que decir me di la vuelta y le eché un guante:

S- Lucía, a los ojos de los demás Culebra y yo somos hermanos.
L- ¿Y qué tiene eso que ver?

Lucía consiguió cortarme la palabra a mi también, Culebra me miró como esperando mi respuesta pero yo tan solo me limité a sonreirle. La pequeña al ver que los dos nos quedemos sin argumentos continuó:

L- ¿Pero si os queréis, por qué no...?

Como si de un acto reflejo se tratase Culebra puso su mano encima de la boca de Lucía impidiendo que continuase con su pregunta, yo no entendía nada, pero tardé poco en entenderlo todo ya que vi como Mario entraba en la habitación:

M- Vamos Lucía, ¿no queríais ir al parque?
S- ¿Os vais?
M- Sí, os quedáis solos Culebra y tú, Lucas se viene también, no vayáis a echar la casa abajo.

Mari cogió a Lucía, me quedé mirándo a Culebra, él seguía mirando la puerta, en mi mente miles de frases rondaban y yo intentaba escoger la adecuada para aquel momento, pero cuando me dispuse a hablar Mario se dio la vuelta:

M- Ahora que lo pienso, Sandra ¿Tu que haces aquí?

No sabía que responder, pero Culebra fue muy rápido:

C- Acaba de venir con Lucía.
M- ¿Que estaréis tramando? ¡Bendita juventud!

Mario salió y Culebra cerró rápidamente la puerta, lo noté tenso y no pude evitar preguntarle que le ocurría:

S- ¿Te pasa algo?
C- No, nada, es que... Chispitas nadie se puede enterar de lo nuestro.
S- ¿De lo nuestro?, me dijiste que me preferías antes que a Claudia y yo te dije que te prefería antes que a Leo, pero no dijimos nada de estar juntos.

Para un vez que Culebra aceptaba que había algo entre nosotros dos allí estaba yo para estropear el momento, me maldije mil veces por mis palabra, Culebra se quedó callado y no me respondió, quizás ahora barajaba la posibilidad de irse con Claudia por la respuesta que le había dado ¿otra vez íbamos a jugar a los celos? no por favor, ¿cómo podía solucionar el desastre que había creado yo misma con mis palabras?, lo primero que tenía que hacer era hablarle, no podía dejar que Culebra diera por terminada la conversación solo porque mis palabras no fueron las adecuadas, tenía que decirle algo, de repente se me ocurrió algo, dejaría que él comenzara la conversación ¿cómo? poniendo un excusa para tener que irme de allí y que él me preguntara por qué lo hacía:

C- ¿Te vas?
S- Voy a cambiarme. Nos vemos en el desayuno, baja cuando te vistas.

Me dijo que sí con la cabeza como si yo le acabara de invitar a una cita y él estuviera aceptando mi petición no podía dejar que lo comenzado la noche anterior se acabara por una tonta frase que dije sin pensar.


12. RESPUESTAS.

Narra Culebra:

C- Sandra.

Chispitas abrió los ojos y se quedó mirándome como si no supiera que hacía allí:

C- Te recuerdo que te debo una respuesta, te espero en el pasillo.

Salí al pasillo y esperé a que Sandra saliera de la habitación, no esperé mucho, salió enseguida:

S- Lo siento, no me he acordado ¿Llevas mucho tiempo esperándome?
C- Un rato.

La verdad es que no la esperé nada, ya que yo había estado casi toda la noche a su lado preguntándome si era mejor despertarla para responder sus preguntas o dejarla dormir y no ponerme en un compromiso, pero si yo le respondía ella también debía hacerlo y llevaba tiempo queriendo saber algunas cosas:

S- Siento haberte hecho esperar ¿Dónde podemos hablar?
C- Escóndete en el baño, ahora vuelvo.
S- ¿Qué vas a hacer?
C- Déjamelo a mí.

Me fui a mi habitación y desperté a Lucas, hablar con Sandra en el baño era arriesgado ya que en cualquier momento alguien se podría levantarse y pillarnos:

L- ¿Qué quieres ahora?
C- Conviértete en Sandra y vete a dormir a su habitación.
L- No puedo hacer eso, te recuerdo que para transformarme tengo que tocar a la persona por la que voy a hacerme pasar y si toco a Sandra...
C- Pues, vete a alguna parte, no se, vete a ver la tele.
L- Tengo sueño, además ya te dije que no te iba a hacer más favores.
C- Por favor Lucas. Si lo haces ya te debo dos.
L- Haber ¿Tú para que quieres que me vaya? ¿Es por Sandra a que sí?
C- Mañana te lo digo, pero por favor márchate de aquí.

Lucas me miró a los ojos y aceptó mi petición, cuando este salió de la habitación fui a por Sandra:

S- ¿Y Lucas?
C- ¿De verdad vas a gastar tu primera pregunta en esa tontería?
S- No, déjame pensar... Ah sí, lo que te pregunté esta mañana ¿Claudia o yo?
C- Empezamos fuertes, te recuerdo que fui yo quien te preguntó primero esta mañana, así que respetemos el orden, dime ¿Leo o yo?

Sandra se sonrojó y me apartó la mirada:

C- Eso significa que yo ¿No?
S- Pues, te explico, Leo al contrario que tú siempre es amable conmigo y está ahí cuando lo necesito, pero me alegra más un minuto contigo que una hora con él.
C- ¿Eso significa qué me quieres?
S- Dos preguntas seguidas no vale. Me toca a mi ¿Claudia o tu hermanita?
C- Claudia es del montón, tú eres única, te elijo a ti Chispitas.

Las luces de la habitación se encendieron solas:

C- Si te hubiera dicho que me gusta Claudia, ¿cómo te lo hubieras tomado?
S- Estoy acostumbrada a oírte decir eso, pero en el fondo siempre he tenido el presentimiento de que me preferías. ¿Por qué te pones tan celoso cuando estoy con Leo?
C- Porque en nuestra historia Leo sobra.

Me acerqué a Sandra y las luces se volvieron locas:

C- ¿Por qué te pones nerviosa cuándo me acerco a ti?
S- Eso no es verdad.

Tras la respuesta Sandra acortó la distancia que nos separaba aún más y yo di otro paso hacia ella:

S- ¿Por qué te acercas a mi?
C- ¿Por qué tú no te alejas?

La distancia entre nosotros dos era cada vez más pequeña y nuestros labios se iban acercando poco a poco, el momento se me hacía eterno, cuando estábamos a punto de besarnos Sandra se alejó y yo observé que una lágrima le recorría la cara, antes de que yo preguntara ella contestó:

S- Siento tener que estropear el momento pero entiéndeme, no quiero hacerte daño.

Me quedé mudo, había estado tan cerca, había sentido su respiración tan cerca:

S- Culebra lo siento.
C- No es culpa tuya, no tienes culpa de lo que te pasa, pero ten clara una cosa, pienso esperar lo que haga falta, no te librarás de mi tan fácilmente.

Le sonreí y ella me devolvió la sonrisa:

C- Siempre nos quedarán las miradas ¿No?
S- ¿Me podrías ayudar a controlar mi poder?
C- Eso está hecho y te enseñará tan bien que la próxima vez no podrás poner la excusa de que no quieres hacerme daño.

Le guiñé y ella tocó mi cara con su guante:

S- Supongo que me tengo que ir.
C- Lucas no va a volver te puedes quedar.
S- ¿No te importa?
C- De todas formas, si no te quedaras, iba a ir a tu habitación, me iba a esconder y te iba a mirar toda la noche. Mejor te quedas y no me lo pones tan difícil.

Sandra se acostó en la cama de Lucas y yo en la mía, ya faltaba poco, muy poco, para que me pudiera tocar sin necesidad de guantes, y quien sabe, quizás algún día poderme besar.

Narra Sandra:

Alguien me despertó susurrándome al oído:

C- Sandra.

Abrí los ojos, era Culebra pero ¿para qué me necesitaba?:

C- Te recuerdo que te debo una respuesta, te espero en el pasillo.

¿Cómo lo podía haber olvidado?, me puse los guantes rápidamente y salí al pasillo:

S- Lo siento, no me he acordado ¿Llevas mucho tiempo esperándome?
C- Un rato.
S- Siento haberte hecho esperar ¿Dónde podemos hablar?
C- Escóndete en el baño, ahora vuelvo.
S- ¿Qué vas a hacer?
C- Déjamelo a mi.

Dejé la puerta del baño entreabierta y pude ver como Culebra entró en su habitación y al poco tiempo salió Lucas con una cara de sueño que no podía tirar de si mismo, pensé que Culebra había elegido su habitación ya que al no haber niños pequeños era más probable que no entraran ni Mario ni Jimena, Culebra vino hacia mi y me invitó a entrar. Una vez en su habitación quise saber como había hecho para librarse de Lucas:

S- ¿Y Lucas?
C- ¿De verdad vas a gastar tu primera pregunta en esa tontería?
S- No, déjame pensar... Ah sí, lo que te pregunté esta mañana ¿Claudia o yo?
C- Empezamos fuertes, te recuerdo que fui yo quien te preguntó primero esta mañana, así que respetemos el orden, dime ¿Leo o yo?

Si yo no le respondía primero él nunca lo haría, Culebra era muy valiente para casi todo, pero para abrir su corazón era más bien reservado, no sabía lo que responderle, me puse un poco nerviosa y le aparté la mirada, al ver esto a Culebra le faltó tiempo para ponerme más nerviosa aún:

C- Eso significa que yo ¿No?
S- Pues, te explico, Leo al contrario que tú siempre es amable conmigo y está ahí cuando lo necesito, pero me alegra más un minuto contigo que un día con él.
C- ¿Eso significa qué me quieres?
S- Dos preguntas seguidas no vale. Me toca a mi ¿Claudia o tu hermanita?
C- Claudia es del montón, tú eres única, te elijo a ti Chispitas.

Nunca pensé que me contestaría sin andarse con rodeos, yo cada vez estaba más nerviosa y Culebra me lo notaba, y si mi cara no le expresaba nerviosismo las luces se encargaban de hacérselo saber:

C- Si te hubiera dicho que me gusta Claudia, ¿cómo te lo hubieras tomado?
S- Estoy acostumbrada a oírte decir eso, pero en el fondo siempre he tenidopresentimiento de que me preferías. ¿Por qué te pones tan celoso cuando estoy con Leo?
C- Porque en nuestra historia Leo sobra.

También sobraba Claudia pero no encontraba palabras para decírselo, Culebra avanzó hacia mi y las luces más que de dormitorio parecían de discoteca:

C- ¿Por qué te pones nerviosa cuándo me acerco a ti?
S- Eso no es verdad.

Sabía que Culebra se daba cuenta de mi nerviosismo, pero no me gustaba que me lo dijera así que acorté el espacio que nos separaba, Culebra dio un paso más hacia mi, yo quise saber su interés por acercase a mi:

S- ¿Por qué te acercas a mi?
C- ¿Por qué tú no te alejas?

Culebra iba acercándose cada vez más y yo también daba pasos hacia él, nuestros cuerpos cada vez estaban menos distanciados y nuestros labios estaban a punto de rozarse, yo había soñado con ese momento muchas veces y por fin se iba a cumplir pero ¿y si le hacía daño?, si continuaba acercándome y dejando que el se acercara podría llegar a matarlo, no podía dejar que eso ocurriera así que me aparté de él y sentí como una lágrima recorría mi mejilla:

S- Siento tener que estropear el momento pero entiéndeme, no quiero hacerte daño.

Culebra se quedó cayado, su mirada me lo decía todo:

S- Culebra lo siento.
C- No es culpa tuya, no tienes culpa de lo que te pasa, pero ten clara una cosa, pienso esperar lo que haga falta, no te librarás de mi tan fácilmente.

Me sonrió forzosamente y yo le devolví la sonrisa, intentó tranquilizarme con sus palabras y no le dio mucha importancia al casi beso:

C- Siempre nos quedarán las miradas ¿No?
S- ¿Me podrías ayudar a controlar mi poder?
C- Eso está hecho y te enseñará tan bien que la próxima vez no podrás poner la excusa de que no quieres hacerme daño.

Me guiñó un ojo y yo toqué su cara con mi guante, me moría por dentro al pensar que quizás esta vez podría haber intentado controlar mi poder, pero no podía hacerlo si mi pensamiento siempre se ponía en lo peor:

S- Supongo que me tengo que ir.
C- Lucas no va a volver te puedes quedar.
S- ¿No te importa?
C- De todas formas, si no te quedaras, iba a ir a tu habitación, me iba a esconder y te iba a mirar toda la noche. Mejor te quedas y no me lo pones tan difícil.

¿Sería una broma o era cierto lo que me acababa de decir? no le di muchas vueltas y me acosté en la cama de Lucas, no quería apartarme de Culebra, quería alargar el momento que había sucedido anteriormente. No pude dejar de pensar en una cosa durante toda la noche ¿cómo se comportaría Culebra conmigo el día siguiente?


11. CENTRO COMERCIAL (2ª PARTE)

Narra Culebra:

En mi camino hacia el centro comercial apareció Claudia, pasé por su lado y la ignoré, pero ella no se iba a dar por vencida:

Cl- ¿Ya ni me saludas?

Seguí mi camino y no hice caso de sus palabras, pero ella salió detrás de mí y me cogió la mano:

Cl- ¿Qué te pasa conmigo?
C- Nada ¿Por qué lo dices?
Cl- Como veo que ya ni me saludas.
C- Es que no te he visto.
Cl- Pues ve al oculista, porque yo invisible no soy.

Pero yo sí, y como siguieras insistiendo mucho te lo demostraría:

C- Adiós Claudia.
Cl- ¿Tan pronto?
C- Es que no tengo tiempo.
Cl- ¿A dónde vas con tanta bulla?
C- A un sitio.
Cl- Eso ya lo suponía.
C- Adiós Claudia, me tengo que ir.
Cl- Te acompaño.

Que pesada podía llegar a ser, no quería hablarle de malas maneras pero no me dejaba otra:

C- ¿Qué me acompañas?
Cl- Sí, vamos.
C- Prefiero ir solo.
Cl- ¿No prefieres ir conmigo?
C- Mejor solo que mal acompañado ¿No?
Cl- ¿Eso piensas de mí? A tí te gustará ir solo, pero yo hoy estoy sola todo el día, mis padres y mi hermano se han ido y...
C- Mira Claudia, si quieres compañía, cómprate un perro, pero a mi déjame en paz.

Tras esas palabras seguí mi camino y Claudia no volvió a insistir más.

Al fin llegué al centro comercial, pero ahora había otro problema, aquello era grandísimo ¿cómo iba a saber dónde se encontraba Sandra?, miré atentamente a través de los cristales de las tiendas que había a mí alrededor, pero no la veía. De pronto ví como las luces de una tienda se fundieron, ¿estaría allí Sandra?, efectivamente, allí la encontré:

C- Que casualidad ¿Cómo tú por aquí?
S- Pues ya me ves.
C- ¿No te aburre esto?
S- Si te soy sincera un poco.
C- Pues si quieres venirte, yo tengo un plan mejor.
S- ¿Cuál?
C- Dime, ¿Qué prefieres? ¿Seguir aquí sentada viendo a este probarse ropa, o venirte conmigo y ver como me la pruebo yo?
S- No le veo mucha diferencia.
C- La compañía Chispitas, eso es importante, seguro que conmigo no te lo pasa igual que con él, además tu no serás la única que veas a alguien probarse ropa, prometo comprarte algo a ti también.
S- Ya, ¿Y cómo lo vas a pagar?
C- Chispitas, cuando me haces estas preguntas me mosqueas un poquito ¿Por quién me tomas? A esta ronda de compras invito yo, pero no con mi dinero, tranquila con el tuyo tampoco, que sé que estas pelada.
S- Culebra, no, mira si quieres nos vamos y hacemos otra cosa que no cueste dinero.
C- Momentos que no cuesten dinero hemos tenido muchos y ninguno ha salido bien.
S- Además ¿Si a ti no te gusta ir de compras?
C- Pues hacemos otra cosa.

Leo salió del probador:

L- ¿Qué tal estoy?
C- ¿Cómo vas a estar? Pues feo, como siempre.
L- ¿Tu qué haces aquí?
C- Cuando me enteré de que mi hermanita estaba aquí contigo no me quedó otra, no quiero que nadie de la familia muera de aburrimiento. ¡Me la llevo pringaete!
L- Eso si ella quiere. Sandra tú decides.
S- Yo... La verdad es que prefiero irme Leo.
L- Como quieras, pero otra vez te lo piensas antes de venir.
C- Cara Cartón, a nadie de los míos le hables así, habértelo pensado tú antes de matarla de aburrimiento. Y Gracias.
L- Gracias ¿Por qué?

Leo esperó mi respuesta unos instantes y al ver que no le respondía se volvió a meter en el probador, Sandra tampoco sabía por donde iban los tiros:

S- ¿Por qué le has dado las gracias?
C- Porque, mi invitación corre a cargo de su cuenta.

Sandra no dijo nada, tan solo me miró con los ojos muy abiertos, yo me volví invisible, entré en el probador y le robé algo de dinero a Leo, cuando salí Sandra me miró con cara de sorpresa:

C- Hija, ni que fuera la primera vez que le hago algo así, dime, si ya no te apetece más ropa ¿A dónde vamos?
S- Lo dejo a tu elección.
C- Vamos a ver... ¿Te apetece tomar algo?
S- Pues ahora que lo dices sí.
C- En marcha Chispitas.

Después de tomar algo volvimos a casa, Sandra estaba contenta y yo supuse que el mosqueo que teníamos uno hacia el otro ya era historia, ahora todo estaba bien entre nosotros dos y Sandra estaba más contenta que nunca conmigo. De camino a casa aproveché la ocasión del buen ambiente que había entre nosotros dos:

C- Va a ser que después de todo, el plan da igual el que sea, lo importante es la compañía.
S- El plan también influye algo.
C- ¿A sí? A ver estabas comprando ropa, eso es algo que te encanta y has preferido venirte conmigo al bar de la esquina. Miénteme y dime que no prefieres estar conmigo antes que con Leo.
S- ¿Y tú? ¿Con quién prefieres estar, con Claudia o conmigo? Te recuerdo que has sido tú el que ha venido a buscarme.

Estábamos a punto de entrar en casa:

C- Mejor seguimos hablando luego Chispitas.
S- Ya claro, ahora la conversación no te conviene, eso es lo que te pasa.
C- Te voy a responder, pero ahora no, Mario y Jimena no se pueden enterar.
S- Quiero la respuesta ahora.
C- Lo bueno se hace esperar.

Le lancé un guiño y abrí la puerta.

Narra Sandra:

Llevaba ya un buen rato dándole mi opinión a Leo, parecía que él no se cansaba nunca de probarse ropa, pero para mi el tiempo cada vez pasaba más despacio:

L- ¿Qué tal esta camisa?
S- Como las otras, muy bonita.
L- Me la voy a probar, ahora salgo.
S- Aquí te espero.

Miré hacia atrás, al ver que la gente que había llegado después que nosotros ya hacía un rato que se había marchado me puse histérica y las luces de la tienda parpadearon, nuevos clientes entraban y salían y yo seguía allí inmóvil esperando a que saliera Leo, de repente reconocí una cara muy familiar entre los clientes de la tienda, era Culebra ¿qué hacía aquí?, con un poco de suerte vendría a llevarme de vuelta a casa, me dio un vuelco el corazón al ver que se dirigía hacia mi:

C- Que casualidad ¿Cómo tu por aquí?
S- Pues ya me ves.
C- ¿No te aburre esto?
S- Si te soy sincera un poco.
C- Pues si quieres venirte, yo tengo un plan mejor.
S- ¿Cuál?
C- Dime, ¿Qué prefieres? ¿Seguir aquí sentada viendo a este probarse ropa, o venirte conmigo y ver como me la pruebo yo?
S- No le veo mucha diferencia.
C- La compañía Chispitas, eso es importante, seguro que conmigo no te lo pasas igual que con él, además tu no serás la única que veas a alguien probarse ropa, prometo comprarte algo a ti también.
S- Ya, ¿Y cómo lo vas a pagar?
C- Chispitas, cuando me haces estas preguntas me mosqueas un poquito ¿Por quién me tomas? A esta ronda de compras invito yo, pero no con mi dinero, tranquila con el tuyo tampoco, que sé que estas pelada.
S- Culebra, no, mira si quieres nos vamos y hacemos otra cosa que no cueste dinero.
C- Momentos que no cuesten dinero hemos tenido muchos y ninguno ha salido bien.
S- Además ¿Si a ti no te gusta ir de compras?
C- Pues hacemos otra cosa.

Leo salió del probador y me volvió a preguntar como tantas otras veces su opinión, aunque esta vez no le respondí yo:

L- ¿Qué tal estoy?
C- ¿Cómo vas a estar? Pues feo, como siempre.
L- ¿Tu qué haces aquí?
C- Cuando me enteré de que mi hermanita estaba aquí contigo no me quedó otra, no quiero que nadie de la familia muera de aburrimiento. ¡Me la llevo pringaete!
L- Eso si ella quiere. Sandra tú decides.
S- Yo... La verdad es que prefiero irme Leo.
L- Como quieras, pero otra vez te lo piensas antes de venir.
C- Cara Cartón, a nadie de los míos le hables así, habértelo pensado tú antes de matarla de aburrimiento. Y Gracias.
L- Gracias ¿Por qué?

Leo esperó unos momentos la respuesta, pero al final siguió probándose ropa, yo tampoco entendía muy bien a que venía que le diera las gracias así que se lo pregunté:

S- ¿Por qué le has dado las gracias?
C- Porque, mi invitación corre a cargo de su cuenta.

No le dije nada, no me gustaba que le hiciese eso a Leo, pero tenía tantas ganas de salir de allí que no le puse ningún impedimento. Culebra se volvió invisible, entró en el probador y a los pocos segundos volvió junto a mí, yo me quedé mirándolo y él me hablo como si aquello fuese lo más normal del mundo:

C- Hija, ni que fuera la primera vez que le hago algo así, dime, si ya no te apetece más ropa ¿A dónde vamos?
S- Lo dejo a tu elección.
C- Vamos a ver... ¿Te apetece tomar algo?
S- Pues ahora que lo dices sí.
C- En marcha Chispitas.

De camino a casa supe que ninguno de los dos estaba peleado con el otro, en el bar no habíamos parado de bromear y me lo pasé francamente bien. Cuando faltaba poco para llegar a casa Culebra hizo una reflexión en voz alta para que lo escuchara:

C- Va a ser que después de todo, el plan da igual el que sea, lo importante es la compañía.
S- El plan también influye algo.
C- ¿A sí? A ver estabas comprando ropa, eso es algo que te encanta y has preferido venirte conmigo al bar de la esquina. Miénteme y dime que no prefieres estar conmigo antes que con Leo.
S- ¿Y tú? ¿Con quién prefieres estar, con Claudia o conmigo? Te recuerdo que has sido tú el que ha venido a buscarme.

Culebra se dispuso a abrir la puerta de casa, y eso fue lo que aprovechó para no tener que responderme:

C- Mejor seguimos hablando luego Chispitas.
S- Ya claro, ahora la conversación no te conviene, eso es lo que te pasa.
C- Te voy a responder, pero ahora no, Mario y Jimena no se pueden enterar.
S- Quiero
C- Lo bueno se hace esperar.

Tras decirme esto me guiño un ojo. Por lo menos sabía que antes o después tendría una respuesta, lo cual significaba que yo también tendría que darle respuestas a él.


10. CENTRO COMERCIAL (1ª PARTE)

Narra Culebra:

Era sábado por la mañana, y yo no había dejado de darle vueltas a una cosa y es que ayer cuando le pregunté a Sandra que si lo de ir al servicio era un excusa ella no me respondió y como dice el dicho "el que calla otorga", estaba tan seguro de que aquello había sido una excusa que busqué el encuentro con Sandra, al primer lugar donde acudí fue al servicio, como no, muchas de las cosas importantes entre nosotros dos habían sucedido allí, entré al baño y no había nadie, seguí en mi búsqueda, siguiente parada, su habitación, tampoco estaba allí ¿Dónde se había metido?, bajé las escaleras, no estaba ni en el salón, ni en la cocina, solo me quedaba un lugar donde mirar, el patio, pero tampoco estaba allí, me recorrí de nuevo las habitaciones de la planta alta y cuando volví a bajar Mario me miraba fijamente:

M- Pues sí que te has despertado hoy con ganas. ¿Te ocurre algo?
C- ¿A mi? no, no me pasa nada, es solo que he perdido mi MP3, ¿Sabes dónde puede estar?
M- Normal que lo hayas perdido, es que utilizáis las cosas, las dejáis por ahí y luego esto es lo que ocurre...
C- Otra vez tendré más cuidado.
M- Oye, Jimena y yo vamos a hacer la compra ¿No te importa quedarte con los peques?
C- No, no me importa.
M- Gracias, cuida bien de ellos y... mira en el segundo cajón del salón.
C- ¿Y eso?
M- Tú solo ve y mira.

Jimena y Mario se fueron a comprar y yo fui a mirar lo que había en el segundo cajón del salón, lo abrí y allí estaba mi MP3, no era lo que buscaba, pero ya tendría entretenimiento para esos días en los que no te apetece hablar con nadie. Carlitos, que andaba por allí jugando con Lucía me miró atentamente:

Ca- ¿No te alegras? Ya lo has encontrado.

Lucía respondió por mí:

L- No se alegra porque en verdad no buscaba eso.
Ca- Entonces ¿Qué buscaba?
L- Pues buscaba a...

Antes de que dijera nada le tapé la boca:

C- Pues Carlitos, lo que me pasa es que este no es mi MP3, es el de Lucas y su música no me gusta.
Ca- Ah vale, si veo el tuyo te lo digo.
C- Gracias. Carlitos ¿Por qué no vas a despertar a Lucas?
Ca- Vale, ¡Lucía no te vayas que ahora vengo!

Cuando Carlitos se fue empecé a hablar con Lucía:

C- Lucía, ¿Qué te tengo dicho?
L- Que lo que piensas no se lo puedo decir a nadie.
C- Pues a ver si gastas más cuidado.
L- Vale, perdón.
C- ¿Perdón? Haber Lucía, no tienes que pedirme perdón por eso. ¿Sabes dónde está Sandra?
L- Vino Cara Cartón a por ella.
C- ¿Cara Cartón? ¿Tú dónde aprendes esas cosas?
L- En tu cabeza.
C- Bueno, delante mía lo llamas como quieras, pero delante de los demás llámale Leo.
L- Esta bien.
C- Y otra cosa por casualidad ¿No le habrás leido la mente a Sandra esta mañana?
L- Sí, pero yo no quería.
C- Tranquila, que no te voy a regañar. ¿Sabes a dónde ha ido?
L- Al centro comercial.
C- Gracias pequeña.

Estaba dispuesto a ir asta allí para impedir que Leo la enredara, pero ¿con quién iba a dejar a Carlitos y Lucía? Carlitos llamó mi atención:

Ca- Lucas no se levanta.
C- Ya veremos si se levanta o no.

¿Cómo no se me ocurrió antes? Lucas se podría quedar con los pequeños, pero antes había que despertarlo, Carlitos lo había intentado por las buenas y Lucas no le había hecho caso, así que yo no iba precisamente con buenas intenciones. Entré a la habitación gritando su nombre, al ver que me ignoraba me volví invisible y le pegué una buena colleja en la cabeza, al sentir el dolor Lucas se dio la vuelta:

L- ¿Quién ha sido? ¡Ayer me dormí muy tarde, tengo derecho a levantarme un poquito después!

Cuando volvió a coger la postura le volví a dar otra vez en la nuca:

L- ¿Quién es? ¡Carlitos como seas tú se lo voy a decir a Mario!

Cuando se puso de nuevo en posición para volverse a dormir le di de nuevo, esta vez se levantó y empezó a mirar debajo de las camas para ver quien era el que le pegaba y se escondía, al ver que no había nadie cayó en la cuenta:

L- Culebra ¿Eres tú?

Entonces aparecí:

C- ¡Premio para el señor del pijama! Levanta ya, que pareces nocturno chaval.
L- Para tu información ayer no dormí bien.
C- Me da igual, mira yo me voy y tú te quedas con los pequeños ¿Te queda claro?
L- Pues no se, ¿Por qué siempre cumplo yo con tus obligaciones?
C- A pues no se pregúntale a otro, venga te recompensaré.
L- Esta bien, pero que sea la última vez.
C- Adiós primito.

Me puse la chaqueta y salí a la calle en busca del Cara Cartón y Sandra.

Narra Sandra:

Me desperté, era temprano, pero el día anterior había quedado con Leo para acompañarle a renovar su armario, cuando bajé a desayunar la única que estaba despierta era Jimena:

J- Que madrugón para ser sábado.
S- Es que he quedado.
J- ¿Con un chico no? entiendo, estas en la edad de eso.
S- Jimena no te confundas es un amigo.
J- Ya, como la vecina con Culebra.

Ese comentario me afectó un poquito, por suerte antes de que Jimena siguiera preguntando apareció Lucía:

J- Lucía ¿Por qué no vuelves a la cama? Aún es temprano.
L- Ya no tengo más sueño.
S- Parece que al género femenino de esta casa le ha dado hoy por madrugar.

Jimena se rió y Lucía sonrió aunque yo creo que no sabía lo que significaba género. Después de desayunar alguien tocó a la puerta, Jimena se dispuso a abrir, pero yo no la dejé:

S- Jimena, ya voy yo, total lo más seguro es que sea para mi.

Abrí la puerta y allí estaba Leo, puntual como un clavo:

L- ¿Vamos?
S- Claro. ¡Adiós mamá, adiós Lucía!

El camino hacia el centro comercial estaba siendo bastante silencioso, era temprano y ninguno tenía ganas de hablar, por otra parte, yo no podía dejar de pensar en lo del día anterior, parecía como si Culebra me hubiera leido la mente y me hubiera dicho lo que pensaba, pero era imposible que desarrollara otro poder, con uno ya le bastaba para liarme y hacerme enfurecer. No quería seguir pensando en Culebra, así que le saqué conversación a Leo:

S- ¿Tienes pensado más o menos lo que vas a comprar?
L- La verdad es que no. Oye ¿Cómo es que decidiste acompañarme?

Si en algo se parecían Leo y Culebra era en que los dos acababan hablando de lo que querían, era increible como le daban la vuelta a las cosas:

S- Pues nada, me apetecía.
L- Pero, ¿Por qué te gusta ir de tiendas o por la compañía que ibas tener?
S- Ya empezamos, Leo si cada vez que estoy contigo me interrogas...
L- Vale, vale, pero entiende que quiera saberlo, tu ya sabes mis sentimientos hacia ti, yo también tengo derecho a saber lo que te gusta de mi, porque digo yo que te gustará algo de mi ¿no?, todo lo que pienses de mi no será malo.
S- Y no es malo todo lo que pienso de ti.
L- Entonces ¿Por qué no me lo dices? ¿Hay otra persona?
S- ¿Te soy sincera?
L- Me gustaría.
S- Mira, tú me caes muy bien, pero no eres el único que ocupa mi mente.
L- Lo sabía ¿Quién es el otro?
S- Leo, si vas a seguir preguntando, me voy a mi casa y en vez de pelear contigo peleo con mi hermano.
L- No, no te vayas, ya estamos llegando, a ver que tal me aconsejas.
S- Lo haré lo mejor que pueda.

Entremos al centro comercial y Leo se fue directo a una tienda:

L- Me encanta la ropa de esta tienda.
S- Pues nada, empieza a probarte cosas que yo ya te daré mi veredicto.

Leo me sonrió y empezó a preguntarme que si me gustaba esto, que qué tal me parecía lo otro, que cómo le quedaba... La verdad es que yo me aburría bastante, pero era lo que tocaba hacer aquel día.


9. EXCUSAS.

Narra Culebra:

Sandra estaba allí durmiendo bajo mi atenta mirada, acurrucada entre sus sábanas blancas y dejando reposar su mejilla en la almohada. Esa noche, para mi sorpresa Lucía ya estaba dormida cuando llegué y yo al entrar y ver a Sandra allí no pude resistirme y me mantuve en pie al lado de su cama, me negaba a tener que observarla otra noche más desde detrás de las cortinas, además levaba desde el miércoles sin poder hablarle y casi sin poder ni mirarla por culpa del dichoso jueguecito que nos traíamos, pero por fin podría poner solución e intentar pedirle perdón ya que aquella era la noche del viernes y en el fin de semana había menos posibilidades de encontrarse con Leo y Claudia.

Sentí la necesidad de ir al servicio así que así lo hice, mientras permanecía dentro del baño oí que alguien se había levantado, pensé que alguien estaba esperando a que yo saliera así que me di prisa, al abrir la puerta me encontré de frente con Sandra, bendecí mi suerte al pensar que si se hubiera despertado un poco antes me habría pillado. Me quedé inmóvil mirándola:

S- ¿Me vas a dejar entrar?

Al oírla reaccioné y me aparté de la puerta para que ella pudiese entrar. Andé unos pasos hacia mi habitación, pero Sandra cortó mi paso con sus palabras:

S- ¿No te vienes otro ratito?

¿Me había visto mientras estaba en su habitación? Me quedé un tiempo en blanco, pero al fin pude reaccionar:

C- No se de que me hablas.
S- Culebra, que te he visto salir de mi habitación.
C- Ah, es eso, me pareció que Lucía...

Sandra no me dejó terminar con mi excusa:

S- No me lo digas, te pareció que Lucía había gritado ¿no?
C- ¿Por qué lo sabes? ¿Te lo ha contado ella?, entonces me voy, ya que veo que estás bien informada.
S- No me lo ha contado ella, me lo has contado tú, ese cuento ya me lo se así que no me lo cuentes otra vez.
C- ¿No entras al baño? Se supone que has venido a eso.
S- No me cambies de tema, responde ¿Qué hacías en mi cuarto?
C- ¿Y tú? ¿A que has venido hasta aquí?

Se miró la mano, agarró la mía con fuerza y me metió en el servicio:

S- Ya he entrado, ahora toca que me contestes.
C- ¿Para esto querías entrar? ¿Para hablar conmigo?
S- ¡Qué contestes ya!

Las luces parpadearon:

C- Ey, tranquilízate Chispitas.

Las luces volvieron a la normalidad y Sandra respiró hondo y volvió a insistir:

S- Por favor Culebra, ¿Me puedes explicar qué hacías en mi habitación?
C- Pues... no.
S- Pero ¿Cómo no vas a poder?
C- Joder Chispitas, pues porque no.
S- No entiendo nada.

Cogí el pomo de la puerta dispuesto a salir pero Sandra no me lo permitió, me volvió a coger de la mano y tiró de mí:

S- No voy a dejar que te vayas hasta que me expliques que hacías allí.
C- ¿Para qué quieres que te lo explique?
S- Quiero saberlo.
C- Tu no quieres saber lo qué hacía, a ti te da igual que halla ido por Lucía, por que se me olvidó algo allí... y te da igual, porque siempre vas a pensar que lo que te digo es una excusa. Lo que quieres realmente es escuchar de mi boca que es cierto lo que dices, que no lo has soñado, que es verdad, que he estado allí. Necesitas que te diga que he ido por ti ¿no es cierto?, no vas a aceptar otra excusa ni otra cuartada que no esté relacionada contigo, y no la vas a aceptar porque necesitas creer que siento algo por ti, necesitas creer que tú sigues en mi mente, y lo necesitas porque yo sigo en la tuya, en cada recuerdo, en todos los momentos, en los buenos y en los malos, el pasado no lo puedes borrar y en tu pasado aparezco yo ¿no es cierto?. Sandra, se que en el fondo quieres despertarte cada mañana y que yo siga siendo tu pasado, quieres despertarte mañana y tener otro recuerdo en el que aparezca yo y quieres despertarte otra mañana con la certeza de que no solo seré tu pasado, sino que también seré tu presente y tu futuro. Estás enamorada, y no te engañes, no es de Leo.

Ahora era Sandra la que se disponía a salir:

C- ¿Te vas?

Apretó los labios como cuando se intentan contener las lágrimas y mirando al suelo me contestó:

S- Sí, me voy, porque tu no me vas a contestar y para perder tiempo aquí contigo lo pierdo en mi habitación.
C- Te lo he dicho otras veces, eres como un libro abierto.
S- ¿A qué te refieres?
C- A que no te vas porque estés perdiendo el tiempo, te vas porque has escuchado la verdad, no te engañes. Eso de que te marchas porque no quieres perder tiempo conmigo, primero, no estás perdiendo tiempo y segundo no estás perdiendo tiempo porque para ti estar conmigo no es tiempo perdido.
S- No te crezcas chaval, yo puedo vivir sin verte.
C- Entonces ¿por qué has venido en busca mía? Porque al servicio no es que le hayas prestado mucha atención, a sido una excusa ¿verdad?

Sandra se quedó callada y salió del cuarto de baño, estuve a punto de cogerla de la mano y obligarla a quedarse como ella había hecho anteriormente conmigo, pero no lo hice, ya era suficiente por hoy.

Narra Sandra:

Abrí los ojos y vi que alguien salía de la habitación, era un chico, Carlitos era demasiado pequeño como para encajar en el perfil, Lucas y Mario no necesitaban entrar para nada, y Culebra, Culebra no creo que fuera después de lo de los últimos días, aunque no sería la primera vez que lo descubría en mi habitación. Me animé al pensar que cabía la posibilidad de que hubiera sido Culebra, llevábamos un tiempo sin hablarnos y ahora era la ocasión perfecta para intentar reconciliarnos, así que salté de la cama y fui al dormitorio de Culebra y Lucas, este último dormía como un tronco, pero la cama de Culebra estaba vacía ¿Abría pasado la noche con Claudia? Al pensar aquella posibilidad me vine un poco abajo, pero cuando me dirigía de nuevo a mi habitación la puerta del servicio se abrió justo cuando pasaba en frente de ella, quien salía de allí era Culebra, me quedé mirándolo y el hizo lo mismo, ¿Y si me preguntaba que hacía allí? Pensé rápido una excusa y le solté lo primero que me paso por la cabeza:

S- ¿Me vas a dejar entrar?

Culebra se hizo a un lado para permitirme el paso, observé que se dirigía a su habitación, no podía permitirlo, necesitaba saber si era él al que vi salir de mi habitación:

S- ¿No te vienes otro ratito?

Se volvió hacia mí y respondió:

C- No se de que me hablas.
S- Culebra, que te he visto salir de mi habitación.
C- Ah, es eso, me pareció que Lucía...

Esas palabras ya las conocía lo que quería decir que efectivamente era él el que había salido de mi habitación:

S- No me lo digas, te pareció que Lucía había gritado ¿no?
C- ¿Por qué lo sabes? ¿Te lo ha contado ella?, entonces me voy, ya que veo que estás bien informada.
S- No me lo ha contado ella, me lo has contado tu, ese cuento ya me lo se así que no me lo cuentes otra vez.
C- ¿No entras al baño? Se supone que has venido a eso.
S- No me cambies de tema, responde ¿Qué habías en mi cuarto?
C- ¿Y tú? ¿A que has venido hasta aquí?

Cada vez estaba más nerviosa así que tras asegurarme de que llevaba mis guante lo agarré y lo metí en el servicio, no podía dejar que los demás oyeran nuestra conversación:

S- Ya he entrado, ahora toca que me contestes.
C- ¿Para esto querías entrar? ¿Para hablar conmigo?
S- ¡Qué contestes ya!

Me puse más nerviosa aún, si seguíamos así conseguiría como tantas otras veces cambiarme de tema:

C- Ey, tranquilízate Chispitas.

Respiré hondo y cuando logré tranquilizarme seguí insistiendo:

S- Por favor Culebra, ¿Me puedes explicar qué hacías en mi habitación?
C- Pues... no.
S- Pero ¿Cómo no vas a poder?
C- Joder Chispitas, pues porque no.
S- No entiendo nada.

Culebra se dispuso a salir del baño, pero yo se lo impedí:

S- No voy a dejar que te vayas hasta que me expliques que hacías allí.
C- ¿Para qué quieres que te lo explique?
S- Quiero saberlo.
C- Tu no quieres saber lo qué hacía, a ti te da igual que halla ido por Lucía, por que se me olvidó algo allí... y te da igual, porque siempre vas a pensar que lo que te digo es una excusa. Lo que quieres realmente es escuchar de mi boca que es cierto lo que dices, que no lo has soñado, que es verdad, que he estado allí. Necesitas que te diga que he ido por ti ¿no es cierto?, no vas a aceptar otra excusa ni otra cuartada que no esté relacionada contigo, y no la vas a aceptar porque necesitas creer que siento algo por ti, necesitas creer que tú sigues en mi mente, y lo necesitas porque yo sigo en la tuya, en cada recuerdo, en todos los momentos, en los buenos y en los malos, el pasado no lo puedes borrar y en tu pasado aparezco yo ¿no es cierto?. Sandra, se que en el fondo quieres despertarte cada mañana y que yo siga siendo tu pasado, quieres descartarte mañana y tener otro recuerdo en el que aparezca yo y quieres despertarte otras mañana con la certeza de que no solo seré tu pasado, sino que también seré tu presente y tu futuro. Estás enamorada, y no te engañes, no es de Leo.

Culebra llevaba mucha razón en sus palabras y yo no sabía por cuanto tiempo más podría contener mis lágrimas, así que decidí irme:

C- ¿Te vas?

No quería que pensara que me iba por culpa de su discursito así que me excusé:

S- Sí, me voy, porque tu no me vas a contestar y para perder tiempo aquí contigo lo pierdo en mi habitación.
C- Te lo he dicho otras veces, eres como un libro abierto.
S- ¿A qué te refieres?
C- A que no te vas porque estés perdiendo el tiempo, te vas porque has escuchado la verdad y no te engañes eso de que te marchas por que no quieres perder tiempo conmigo, primero, no estás perdiendo tiempo y segundo no estás perdiendo tiempo porque para ti estar conmigo no es tiempo perdido.
S- No te crezcas chaval, yo puedo vivir si verte.
C- Entonces ¿por qué has venido en busca mía? Porque al servicio no es que le hayas prestado mucha atención, a sido una excusa ¿verdad?

Me quedé callada, no sabía como seguir respondiéndole, siempre me pasaba lo mismo, él le daba la vuelta a nuestras conversaciones como y cuando quería. Abrí la puesta y salí, tan solo me quedaba pensar en como se presentarían mañana las cosas después de lo de esta noche.


8. JUEGO DE CELOS.

Narra Culebra:

Ya era de día, aquella noche no había pegado ojo por culpa de no haberme tragado mi orgullo el día anterior, me comía la cabeza pensando que si la hubiera dejado explicarse ahora podría estar con ella, o por lo menos hablarle, pues cuando nos peleábamos lo único que hacíamos era jugar a ponernos celosos el uno al otro, en este juego casi siempre empezaba yo moviendo ficha, pero esta vez no haría nada, tampoco iba a intentar arreglar las cosas pero no las empeoraría más.

De camino al colegio el silencio reinaba más que nunca, me moría de ganas de pedirle perdón, pero tanto ella como yo sabíamos que esa palabra no estaba en mi vocabulario. Ya en clase me senté donde siempre, Sandra se sentó a mi lado, yo buscaba en mi mente las palabras adecuadas para arreglar las cosas, pero mis oportunidades se nublaron cuando apareció Leo:

L- Sandra ¿te sientas conmigo?
S- No veo porqué no.
L- Eso quería oír.

Leo y Sandra se sonrieron el uno al otro y se fueron unas tres filas delante mía, mientras ellos hablaban yo intentaba averiguar cual era su conversación, podría haberme hecho invisible y acercarme a ellos, pero no, Sandra se enteraría de ello antes o después, así que busqué otro método para saber de que hablaban, no se me ocurrió otra cosa que leerles los labios, pero ¿a quién iba a engañar? no sabía ni leer un libro ¿cómo iba a saber leer labios?, mis intentos eran nulos, pero aún así seguía observando los labios de Sandra y Leo, cuando más sumergido estaba en lo de leer los labios llegó Claudia:

Cl- ¿Qué miras?
C- Nada.
Cl- ¿Tu hermana te ha dejado solo?
C- ¿Qué me ha dejado solo? Que va, se puede sentar donde quiera, yo no necesito compañía.
Cl- ¿Prefieres estar solo?
C- Me da igual.
Cl- Entonces ¿me puedo sentar?
C- ¿Es qué no queda otro sitio libre?

Claudia ignoró mi pregunto y se sentó a mi lado ¡Lo que me faltaba! Que ahora Sandra me viera con la Ruano y se cabreara aún más, aunque, visto por otra parte, esta vez había empezado ella y no podía engañarme a mi mismo, mi sueño de la semana perfecta era imposible. ¿La niña quería jugar a los celos? Pues no iba a dejarme perder:

C- Bueno Claudia cuéntame ¿qué tal tu vida?
Cl- Pues como siempre, un poco aburrida, echo en falta a alguien.
C- ¿A quién?
Cl- ¿A quién va a ser? a ti, que antes estábamos muy unidos, pero hijo, te dio por tu hermana y solo tenías ojos para ella.
C- Ya sabes... rachas que se cogen.
Cl- ¿Y la racha de estar conmigo cuándo te llega?
C- Bueno... ahora estamos juntos ¿no?
Cl- Sí, ahora, pero cuando acaben las clases tu seguro que vuelves a casa con Sandra y a mi que me den, como siempre.
C- Eso de que hoy tenga que volver con Sandra todavía no está decidido.
C- Hay que ver lo que te gusta jugar conmigo.

Claudia se quedó mirándome y yo le aparté la mirada para no liar las cosas aún más.

Al finalizar las clases Claudia me recordó la conversación que habíamos tenido anteriormente:

Cl- ¿Está decidido ya con quién vas a volver?

Busqué con la mirada a Sandra y observé que salía de clase acompañada por Leo, solo al comprobar que Sandra no se iría sola podía responder a Claudia:

C- A no ser que alguien me quiera acompañar me iré solito.
Cl- ¿Solo? ¡Con la de peligros que hay en estas calles! Lo mejor para tu seguridad es que te acompañe.

Volví a casa con Claudia y con su hermano Borja, como el pequeño estaba allí Claudia no me dirigió la palabra y yo tampoco le quise dar conversación. Al llegar a casa observé que ya estaban allí todos los demás, Sandra y yo nos quedemos mirándonos el uno al otro, aquella mirada me hizo pensar que al fin y al cabo yo quería estar con ella y no con Claudia ¿por qué tenía que complicar tanto las cosas? ¿Tan difícil era pedir perdón?

Narra Sandra:

El nuevo día tras la discusión con Culebra empezaba, ese día solo significaba una cosa: él con Claudia y yo con Leo, yo no solía acudir a Leo, pero cuando Culebra no se despegaba de Claudia no me quedaba otra. Esta vez no dejaría que se adelantara, tan pronto como tuviera oportunidad de estar con Leo la aprovecharía.

Cuando lleguemos al Astoria me senté al lado de Culebra, recién levantada tenía las cosas muy claras, pero al verlo mi mente entró en confusión, aquel día no buscó a Claudia como hacía otras veces, también era cierto que no me dirigía la palabra, pero es que yo tampoco le hablaba ¿y si estaba esperando el momento idóneo para pedir perdón? ¿Perdón?, había oido salir de la boca de Culebra miles de palabras, pero esa nunca, aunque para todo hay una primera vez. Cuando estaba cada vez más convencida de darle una oportunidad a Culebra llegó Leo:

L- Sandra ¿te sientas conmigo?
S- No veo porqué no.
L- Eso quería oír.

Leo me sonrió y yo le devolví la sonrisa. Mi intención era rechazarlo, pero si la culpa de la discusión de ayer era de Culebra debía de ser él quien viniera a disculparse, y no yo la que estuviera a su lado esperando la disculpa. Me senté con Leo y este enseguida empezó a preguntar:

L- Cuéntame, ¿cómo es que hoy si quieres sentarte conmigo?
S- Pues... ya ves, hoy me apetece.
L- ¿Y el otro día por qué no?
S- Leo, si me has traido hasta aquí para interrogarme me voy.
L- No, no te vayas. Además, no se donde te vas a sentar.

Miré hacia atrás, vi que Claudia se había sentado con Culebra y charlaban sonrientes el uno con el otro, ¿celos? pues la verdad es que en aquel momento los sentí ¿Culebra quería una partidita al juego de los celos? Pues no iba a dejar que me ganara:

S- Leo ¿con quién vuelves a casa?
L- Supongo que con mis amigos, como siempre.
S- Entonces, supongo que no querrás acompañarme.
L- ¿Acompañarte? Por supuesto que sí, por un día que no vaya con ellos no me dirán nada.
S- A la salida te espero en la puerta principal.
L- De acuerdo, pero ¿por qué me vas a esperar? Salimos de clase juntos y yasta ¿no?

Le había dicho lo de esperarle para ver si Culebra iba a buscarme o me esperaba allí como hacíamos siempre, pero claro, eso no se lo iba a explicar a Leo:

S- Tienes razón, decidido entonces.

Al finalizar las clases Leo me sonrió y salimos juntos de vuelta a casa, me percaté de que Culebra me observaba ¿estaba celoso? Pues eso es lo que yo había sentido tantas otras veces, ahora que lo sintiera él. Durante el camino Leo no paró de hablar ni un segundo, yo no le prestaba mucha atención, tan solo me limité a asentir con la cabeza. Por fin llegué a casa estaban allí casi todos: Lucas, Mario, Jimena, Lucía y Carlos, faltaba Culebra, pensé que quizás estaría aún con Claudia. De repente se abrió la puerta, era Culebra, no se porqué mis ojos buscaron los suyos y yo quedé inmersa en los buenos momento que habíamos pasado juntos ¿de verdad merecía la pena estar así por una riña tonta?


7. SOLOS EN CASA.

Narra Culebra:

L- ¡Culebra!
C- ¿Qué quieres?
L- Levanta o te pasará como ayer.
C- Ya voy.

Lucas y yo nos estábamos preparando para ir al instituto cuando de pronto entró Jimena en la habitación:

J- Culebra, no hace falta que te pongas el uniforme.
C- ¿Y eso?
J- Sandra está enferma, ni Mario ni yo podemos quedarnos con ella y los peques lo que necesitan es que los cuiden a ellos.

Después de lo ocurrido la noche anterior no me apetecía ver a Sandra, así que le di otra alternativa a Jimena:

C- ¿Y Lucas?

Jimena miró a Lucas y este respondió antes de que se lo pidiera:

L- Yo no puedo, tengo un examen y no puedo faltar.
J- Culebra, eres el único que se puede quedar con ella.
C- ¿Y si me abren un expediente por faltar a clase?
J- Nunca pensé que pondrías tantas excusas para ir al colegio. Tranquilo hablaré con los profesores. Hoy te quedarás aquí ¿está bien?
C- Como quieras.
J- Eso quería oír, te explico, desde que se despertó se encontraba mal así que se acostó de nuevo, no la despiertes, déjala descansar, si necesita algo te llamará.
L- Pobrecilla, ¿tiene mucha fiebre?
J- El termómetro que teníamos era eléctrico.
C- ¿Y que tiene eso que ver?
J- Pues que al ponérselo lo ha roto.

Lucas y yo sonreímos al imaginarnos al pobre termómetro:

J- No se donde le ven la gracia, en fin, Culebra confio en ti.
C- Tranquila Jimena, yo me encargo.

Todos se fueron y al ver que Sandra no se había despertado me puse a ver la tele, al poco tiempo sentí que bajaba las escaleras, así que fui a ver si me necesitaba:

C- ¿Necesitas algo?
S- No, ya me las apaño yo.

Empezó a buscar algo por toda la cocina mientras yo la observaba apoyado en la pared:

C- ¿Seguro que no me necesitas?
S- Seguro.

Me volví al salón y al poco tiempo llegó ella:

C- ¿Qué quieres?
S- No encuentro el zumo.
C- Es lo que sucede en esta casa cuando no te despiertas a tiempo.
S- ¿Qué es lo que sucede?
C- Que habemos tantos, que los cereales y el zumo vuelan y como te levantes el último solo pillas sobras.
S- ¿Y que solución me das?
C- Pues que te hagas uno natural.
S- ¿Yo? Se supone que estás aquí para...
C- Ya, ya se que estoy aquí para cuidarte, pero ¿qué quieres que te diga?, muy enferma no se te ve.

Me miró moviendo la cabeza de un lado a otro:

C- Está bien, quédate aquí, ahora vuelvo.

Le exprimí una naranja y volví al salón con el zumo:

S- Gracias.

Tras tomarse el zumo me miró, yo la ignoré y seguí viendo la tele:

S- ¿Te pasa algo?
C- ¿A mi? ¿Qué me va a pasar?
S- No se, estás raro.
C- ¿Yo raro?

Sandra asintió con la cabeza:

C- A ti lo que te pasa es que tienes fiebre y ves las cosas de otra manera.
S- Y a ti lo que te pasa es que no quieres hablar de lo de anoche.
C- Es que me da igual lo que pasara anoche.
S- A ti siempre te da igual, pero a mi no y quiero explicarte lo que me pasó.
C- Ya, pero yo no quiero saberlo.
S- Se que me fui sin explicarte nada, pero es que había soñado que...

Interrumpí su explicación:

C- ¿Además de mala estás sorda? ¡Qué me da igual lo que te pasara!
S- ¿No te importo?
C- Para que engañarnos, bastante poco la verdad.
S- Entonces ¿qué hace aquí?
C- Jimena me lo a pedido, si por mi fuera yo no estaría aquí.

Tras escucharme se puso en pie:

C- ¿Dónde vas?
S- ¿Eso si te importa?, Pues para tu información voy a mi dormitorio, y no se te ocurra entrar, porque me voy para no verte idiota.
C- Tranquila, no tenía intención de ir ¡qué te mejores!

Sandra me miró enfadada y yo le aparté la mirada para seguir viendo la televisión, aunque por poco tiempo, ya que, debido al mosqueo de Chispitas, la tele se apagó sola y no había forma de volverla a encender.

Narra Sandra:

Aquella mañana me dolía la cabeza, cuando bajé a desayunar Jimena notó mi malestar:

J- ¿Te ocurre algo?
S- Me duele un poco la cabeza.
J- Desayuna algo, a ver si se te pasa.
S- No tengo hambre.

Jimena me observó:

J- Tienes mala cara, deberías ponerte el termómetro.

Me entregó el aparato y yo me lo puse sin caer en la cuenta de que era eléctrico así que el termómetro se estropeó cuando entró en contacto con mi piel. Jimena se quedó mirando el termómetro:

S- Lo siento.
J- No pasa nada, lo mejor es que hoy no vayas al colegio, acuéstate.

Obedecí y volví a mi habitación, con el ruido de toda la tropa desayunando y yendo de un lado para otro no podía dormirme, hasta que al fin se fueron todos y pude descansar un poco.

Desperté y miré el reloj, llevaba muy poco tiempo durmiendo, así que intenté dormirme de nuevo, pero no lo conseguía y además tenía un poco de hambre. Me levanté y al bajar las escaleras empecé a oír el televisor, pensé que alguien se había quedado allí para cuidarme, cuando acabé de bajar escaleras Culebra se plantó frente a mí:

C- ¿Necesitas algo?
S- No, ya me las apaño yo.

Con toda la gente que formábamos la familia y tenía que ser él quien cuidara de mi. Sabía que me sacaría el tema de lo ocurrido la noche anterior, así que traté de arreglármelas para hablar lo menos posible con él. Me observaba atentamente mientras yo buscaba el zumo y al ver que mi búsqueda no daba resultado me ofreció su ayuda de nuevo:

C- ¿Seguro que no me necesitas?
S- Seguro.

Se fue y yo seguí buscando el dichoso zumo, al ver que no aparecía fui en busca de Culebra:

C- ¿Qué quieres?
S- No encuentro el zumo.
C- Es lo que sucede en esta casa cuando no te despiertas a tiempo.
S- ¿Qué es lo que sucede?
C- Que habemos tantos, que los cereales y el zumo vuelan y como te levantes el último solo pillas sobras.
S- ¿Y que solución me das?
C- Pues que te hagas uno natural.
S- ¿Yo? Se supone que estás aquí para...
C- Ya, ya se que estoy aquí para cuidarte, pero ¿qué quieres que te diga?, muy enferma no se te ve.

La verdad es que mi dolor de cabeza ya no era tan fuerte, pero no me sentó nada bien esa contestación, estos últimos días había estado muy simpático y no entendía porque se comportaba tan mal aquel día, aunque al final cedió:

C- Esta bien, quédate aquí, ahora vuelvo.

Pasado un tiempo vino con un zumo de naranja:

S- Gracias.

Me tomé el zumo y lo observé para ver si me hablaba aunque fuera tan solo para echarme en cara que lo estaba mirando. Mis miradas no hacían efecto ya que él seguía viendo la tele, por una vez tuve que romper el hielo yo:

S- ¿Te pasa algo?
C- ¿A mi? ¿Qué me va a pasar?
S- No se, estás raro.
C- ¿Yo raro?

Lo afirmé asintiendo con la cabeza:

C- A ti lo que te pasa es que tienes fiebre y ves las cosas de otra manera.
S- Y a ti lo que te pasa es que no quieres hablar de lo de anoche.

Yo tampoco quería hablar de ello, pero no aguantaba verlo así:

C- Es que me da igual lo que pasara anoche.
S- A ti siempre te da igual, pero a mi no y quiero explicarte lo que me pasó.
C- Ya, pero yo no quiero saberlo.
S- Se que me fui sin explicarte nada, pero es que había soñado que...

Me interrumpió:

C- ¿Además de mala estás sorda? ¡Qué me da igual lo que te pasara!
S- ¿No te importo?
C- Para que engañarnos, bastante poco la verdad.
S- Entonces ¿qué hace aquí?
C- Jimena me lo a pedido, si por mi fuera yo no estaría aquí.

Quería creer que todo eso que me estaba diciendo no lo pensaba de verdad, así que me levanté del sofá para no seguir escuchándolo:

C- ¿Dónde vas?
S- ¿Eso si te importa?, Pues para tu información voy a mi dormitorio, y no se te ocurra entrar, porque me voy para no verte idiota.
C- Tranquila, no tenía intención de ir ¡qué te mejores!

Me apartó la mirada y siguió viendo la tele, no tardó mucho en dejar de verla ya que, cuando subía las escaleras sentí que hacía ruidos raros hasta que se dejó de oír completamente.


6. PESADILLA.

Narra Culebra:

Aquella noche, como de costumbre, fui a la habitación de Sandra y Lucía, la pequeña me esperaba despierta, y cuando entré me sonrió, yo le devolví la sonrisa y me escondí como pude detrás de las largas cortinas que casi rozaban el suelo. Mi mirada quedó clavada en Sandra y mis pensamientos intentaban desvelar sus sueños, quería saber lo que soñaba, sabía que si se lo pedía a Lucia me lo diría, pero no podía arriesgarme y además, mientras no supiera con quien soñaba tenía una oportunidad, pero si descubría que soñaba con otro ya no existiría esa mínima esperanza. De repente Sandra salió de su cama ¿me había descubierto? no, se dirigía a la puerta para salir del dormitorio, miré a Lucía y esta tras arrugar su pequeña frente y fijar sus ojos en mí respondió las dudas que asaltaban mi mente:

L- No sabe que estás aquí, ha salido al baño a echarse agua en la cara porque ha tenido una pesadilla.

Al oir las palabras de Lucía no lo pensé y fui al baño, toqué en la puerta y Sandra respondió:

S- Estoy yo.
C- No tardes Chispitas.
S- ¿Eres tu Culebra?

Tras la pregunta retórica abrió la puerta, y se lanzó a mí para darme un abrazo pero se detuvo:

C- ¿Te pasa algo?
S- No, nada es una tontería.
C- Ya te dije que puedes confiar en mí.

Se quedó callada, andó unos pasos hacia la puerta del baño para salir de él, pero antes de salir se frenó y se volvió hacia mí:

S- También me dijiste que los abrazos se pueden dar con miradas ¿no?
C- Sí.

Nos quedamos paralizados, ella miraba mis ojos y yo los suyos:

S- ¿Sientes el calor de mis brazos?

Tardé un poco en responder, me acerqué a ella y le dije casi susurrando:

C- Siento el fuego de tu mirada.

Ella dio un paso hacia mí y tras tragar saliva me dijo:

S- ¿Crees que alguna vez podré abrazar a alguien con ayuda de mis manos y no de mis ojos?

Di un paso más hacia ella y contesté su pregunta:

C- Es cuestión de tranquilizarse, cerrar los ojos y pensar en algo agradable. ¿Confías en mí?
S- Sí.

Tras su respuesta me acerqué a ella con intención de abrazarla, pero ella dio unos pasos hacia atrás intentando esquivarme:

S- Creo que debo empezar por algo más sencillo.
C- Esta bien, iremos a tu ritmo.

Alargó su mano en posición de saludo:

C- Cierra los ojos, tranquilízate y busca un recuerdo agradable.

Cuando mi mano estaba a escasos centímetros de la suya abrió los ojos y la apartó:

C- ¿Qué haces?

Me miró y salió del cuarto de baño, yo me quedé en pie unos minutos pensando en lo ocurrido y después volví a mi habitación.

Narra Sandra:

Entré en el baño y vi que dentro estaba Culebra mirándose en el espejo:

S- Lo siento.
C- Puedes pasar.

Culebra estaba triste, pensé que lo que le pasaba podría estar relacionado con su pasado ya que no podía controlar su poder:

S- ¿Te ocurre algo?

No dijo nada, tan solo se abalanzó hacia mí para abrazarme, al entrar en contacto con mi piel cayó al suelo:

S- ¡Culebra! ¡Despierta!

Había quedado inconsciente en el suelo y yo no podía hacer nada.

Abrí los ojos, me encontraba en mi habitación, todo había sido una pesadilla, fui al baño para refrescarme la cara, cuando estaba a punto de terminar alguien llamó a la puerta:

S- Estoy yo.
C- No tardes Chispitas.
S- ¿Eres tu Culebra?

Necesitaba ver que todo estaba en orden y que no había sido más que una pesadilla así que le abrí la puerta. Al verlo no pude evitarlo y me lancé a abrazarlo pero frené mi paso, tenía miedo de herirle:

C- ¿Te pasa algo?
S- No, nada es una tontería.
C- Ya te dije que puedes confiar en mí.

Sabía que él estaba bien y también sabía que si seguía allí me acabaría sonsacando algo, así que decidí irme, pero justo antes de dar el último paso para salir me detuve y lo miré:

S- También me dijiste que los abrazos se pueden dar con miradas ¿no?
C- Sí.

Nos quedemos los dos quietos mirándonos fijamente el uno al otro durante unos silenciosos segundos:

S- ¿Sientes el calor de mis brazos?

Se acercó un poco y me dijo en voz baja:

C- Siento el fuego de tu mirada.

Esa respuesta me impactó, por lo que respondí cuando pude salir de mi estado de shock, tras acortar la distancia aún más continué nuestra conversación:

S- ¿Crees que alguna vez podré abrazar a alguien con ayuda de mis manos y no de mis ojos?

Dio otro pequeño paso hacia mí y me contestó:

C- Es cuestión de tranquilizarse, cerrar los ojos y pensar en algo agradable. ¿Confías en mí?
S- Sí.

Se acercó a mí dispuesto a abrazarme, en aquel momento volví a recordar la pesadilla por la cual estaba en el baño, no podía dejar que se hiciese realidad así que interrumpí su avance dando unos pasos hacia atrás:

S- Creo que debo empezar por algo más sencillo.
C- Esta bien, iremos a tu ritmo.

Alargué la mano hacia él, Culebra me miró y me recordó los pasos a seguir:

C- Cierra los ojos, tranquilízate y busca un recuerdo agradable.

Esta vez le hice caso y cerré mis ojos, pero mis pensamientos seguían puestos en la pesadilla, así que abrí los ojos y aparté la mano justo antes de que nuestras manos entraran en contacto la una con la otra, Culebra me miró sorprendido:

C- ¿Qué haces?

Ni quería, ni encontraba palabras para contarle lo que me sucedía así que salí del baño y me acosté en mi cama. Aquella noche no pude dormir temiendo volver a vivir aquella terrible pesadilla.


5. EL DIBUJO.

Narra Culebra:

Cuando estaba dispuesto a salir de la habitación vi que había un papel doblado encima de mi mesita, lo cogí y vi que decía "Para Poli", sonreí al ver que aquello era para mí, no sabía lo que era, y aunque fuese un trozo de papel, me gustaba pensar que alguien lo había hecho acordándose de mí, abrí la hoja de papel y descubrí que dentro había un dibujo, era un chica que guiñaba un ojo, el dibujo estaba bien echo así que no podía ser de los peques, estaba seguro que era de Sandra, la noche anterior no me lo devolvió por lo que aquel detalle me gustó bastante, me lo guardé en el bolsillo para llevarlo conmigo y asegurarme de que nadie lo vería. Aquella mañana la casa estaba en completo silencio, parecía que estaba solo, al ver el reloj del salón lo confirmé, estaba solo, y faltaban siete minutos para que empezaran las clases, no me la podía jugar, no podía dejar que me abriesen un expediente, así que pensé en quedarme en casa y al día siguiente echar una excusa, pero tenía tantas ganas de que Chispitas me explicará el por qué del dibujo que salí corriendo de casa. Cuando llegué al instituto vi que Sandra no tenía a nadie a su lado así que me senté yo, enfurecida me señaló su reloj, pero cuando vio que yo sacaba de mi bolsillo su dibujo se olvidó de la hora y me hizo un gesto para que lo guardara.

Mientras esperaba a que Sandra saliera para volver a casa juntos apareció Lucas y se quedó parado a mi lado:

C- ¿Qué quieres?
L- ¿Qué voy a querer? Rosa le pidió a Mario que recogiera a sus hijos hoy, el coche está completo.
C- ¿Y?
L- No me voy a ir solo.
C- Tranquilo Lucas, que nadie está diciendo que vuelvas a casa solo, lo único que digo es que conmigo no.
L- Ya, ¿entonces que hago?, ¿me voy con Sandra y tú vuelves solo?
C- Esta bien vente, pero otra vez te pillas un taxi o algo.

Pocos segundos después apareció Sandra:

S- Lucas ¿qué haces aquí?

Yo contesté por Lucas:

C- Pues nada hermanita, que hoy nos toca ser canguros del primo Lucas.

Sandra se quedó mirándome y Lucas miraba al suelo. Cuando lleguemos a casa y me libré de Lucas, vi que Sandra se dirigía al patio, la seguí para poder quedarme a solas con ella:

S- ¿Me sigues?
C- Solo quiero hablar contigo.
S- ¿De qué?
C- Mira, yo no se dibujar, pero...

Antes de que terminara de hablar Sandra me interrumpió:

S- Déjalo, por favor, digamos que ha sido un error.
C- ¿Un error?

Me cambió radicalmente la conversación:

S- Bueno ¿Y estas horas a las que llegas a clase?
C- Digamos, que no he pasado una buena noche.

Entré en casa y al entrar Lucía llamó mi atención, decía que tenía que hablar conmigo:

L- ¿Te gusta el dibujo?
C- ¿Y tú cómo sabes eso?
L- Es que Sandra lo estuvo dibujando ayer, pero se le olvidó dártelo, y por eso lo he puesto encima de tú mesita.

Al escuchar aquello fui en busca de Sandra, estaba haciendo deberes, así que para no interrumpirla, me volví invisible y le dejé el dibujo en la mesa, ella se percató y al observar el dibujo me llamó:

S- ¿Culebra estás ahí?

Al escuchar su llamada aparecí:

C- Sí, aquí estoy.
S- ¿Por qué me lo devuelves?
C- Ya se que llegó a mí por error así que...
S- Gracias por devolvérmelo.
C- No hay de que. Te dejo Picassa.

Tras aquel apodo Sandra me sonrió y yo me fui de la habitación.

Narra Sandra:

Lucas, Carlitos, Mario y Jimena ya se habían ido, en casa solo quedábamos Lucía y yo que esperábamos a que se levantara Culebra, al ver que no lo hacía me dirigía la puerta para salir:

S- Vamos Lucía, si seguimos esperándolo se nos va a hacer tarde a nosotras también.
L- Pero ¿no podemos ir a despertarlo?

Era una posibilidad pero no me iba a arriesgar a que justo cuando entrara él estuviera cambiándose y me lo estuviera echando en cara el resto de mi días.

S- No, Lucía vámonos ya.

Lucía obedeció y las dos salimos de casa. Durante el camino Lucía me llamó:

L- Oye Sandra ¿tu crees que a Culebra le gustará el dibujo?
S- ¿Qué dibujo?
L- El que le hiciste ayer.
S- No tiene por que verlo, porque no se lo he dado.
L- Tranquila como se te olvidó, yo me he encargado de ponerlo en su mesita.

Al oir aquello miré la hora, ya no me daba tiempo a volver para que no viera el dibujo, intenté calmarme y me despreocupé pensando que con un poco de suerte Culebra no lo vería.

Me senté en última fila pensando en las posibilidades que había de que Culebra viera el dibujo pero poco duraron mis expectativas ya que Leo interrumpió mis pensamientos:

L- ¿Me puedo sentar a tú lado?
S- Lo siento Leo, pero mi hermano me ha pedido que le guarde el sitio.
L- ¿Para qué? va a hacer lo mismo aquí o en otro lado ¿no?
S- Pues lo mismo digo, vas a hacer lo mismo aquí o en otro lado.

Al oir aquello Leo se marchó y al poco tiempo llegó Culebra respirando profundamente y sudando, no le dejé descansar ni un momento y antes de que se sentara yo le estaba señalando el reloj con cara de pocos amigos, pero el enfado se me quitó al ver que sacaba algo del bolsillo, era mi dibujo, no podía ser cierto lo había visto, estaba perdida, le hice un gesto para que lo guardara y el obedeció ofreciéndome una de sus sonrisas.

Al finalizar las clases Culebra salió del aula, yo intenté seguirlo pero Leo me volvió a interrumpir:

L- Te lo has pasado bien al lado del macarrita.
S- Para empezar es mi hermano, y sí, mejor me lo paso con él que contigo.

Leo borró la sonrisa de su cara y se fue con sus amigos. Yo seguí mi camino hacia la puerta del Astoria, cuando llegué estaban Culebra y Lucas esperándome, yo quise saber que hacía allí Lucas así que pregunté:

S- Lucas ¿qué haces aquí?

Lucas abrió la boca para contestar, pero Culebra no le dejó:

C- Pues nada hermanita, que hoy nos toca ser canguros del primo Lucas.

Miré a Culebra, me gustaba que los dos volviésemos solos a casa, pero al estar allí Lucas, Culebra no sacaría el tema del dibujo. Cuando lleguemos a casa fui al patio para no tener que hablar con Culebra sobre el dibujito, pero él me siguió:

S- ¿Me sigues?
C- Solo quiero hablar contigo.
S- ¿De qué?
C- Mira, yo no se dibujar, pero...

Antes de que siguiera con el temita corté sus palabras:

S- Déjalo, por favor, digamos que ha sido un error.
C- ¿Un error?

Parecía que él no se daba cuenta de que no me apetecía hablar de ello, así que no me quedó otra que cambiarle de tema:

S- Bueno ¿Y estas horas a las que llegas a clase?
C- Digamos, que no he pasado una buena noche.

Siempre se las apañaba, para hablar solo de lo que a él le apetecía, pero esta vez por suerte se fue.

Acababa de empezar los deberes cuando me di cuenta de que una hoja de papel doblada apareció en mi mesa, la abrí y vi que era mi dibujo, antes de que Culebra saliera de la habitación lo llamé:

S- ¿Culebra estás ahí?

Al escucharme apareció:

C- Sí, aquí estoy.
S- ¿Por qué me lo devuelves?
C- Ya se que llegó a mí por error así que...
S- Gracias por devolvérmelo.
C- No hay de que. Te dejo Picassa.

Le sonreí y él salió de la habitación tan pronto como pudo, me gustó que me devolviera el dibujo pero ya que él lo había visto daba igual quien de los dos lo tuviera, a decir verdad me hubiera gustado que se lo quedara, al fin y al cabo lo hice para él.


4. DÍAS ESPECIALES.

Narra Culebra:

Era lunes, primer y peor día de la semana, volvían las prisas, los desayunos rápidos, el instituto... y los líos, líos porque en estos días lo tenía más difícil con Sandra, difícil por Leo, difícil por Claudia y difícil por los estudios, que a mi no me preocupaban, pero a Sandra la llevaban por la calle de la amargura. Entre semana siempre andaba preocupada por los estudios y los deberes hasta el punto de que tanta tarea la eclipsaba y no le dejaba ver las demás cosas que sucedían a su alrededor. Pero esta semana sería distinta, quien la eclipsaría esta vez sería yo y no un libro, quería demostrarle que no era una persona con la que solo se podía discutir, quería demostrarle que conmigo no tenían por que ser todo problemas, y sobre todo quería demostrarle que yo era mejor que Leo. Todo comenzaba hoy, esa semana la enamoraría y tendría que aceptarlo.

Entremos en clase, nos sentamos juntos en última fila, donde nadie interrumpiera nuestra semana. El profesor entró y tras pasar lista se dirigió a mí:

P- Castillo, corrija el ejercicio número seis.
C- ¿El seis?
P- Sí, eso he dicho.
C- Pues verá... ese no lo entendía.
P- Corrija el siete entonces.
C- Perdóneme, pero tampoco va a ser posible.
P- ¿De nuevo viene si los deberes? fuera de la clase ahora mismo Castillo.

Salí de la clase bajo la atenta mirada de todos, mi "semana especial" no empezaba nada bien pues Sandra siempre me daba la lata con los deberes y yo nunca le hacía caso, aquello no era lo mío. Las otras clases pasaron una tras otra con normalidad hasta que finalizaron todas. Los peques y Lucas volvían a casa con Mario y yo a solas con Sandra, el camino hacia la urbanización era cada vez más corto y Sandra seguía sin dirigirme la palabra, así que tuve que ser yo el que rompiera el hielo:

C- ¿Qué tal el día Chispitas?
S- Normal.
C- ¿Te ocurre algo?
S- Nada.

Intentaba sacarle algo de conversación y aunque ella era muy cortante en sus palabras yo seguí insistiendo:

C- Sandra, soy tu "hermano", me lo puedes contar todo, confía en mí.
S- ¿Puedo confiar en ti? ¿Cuándo Culebra? ¿Cuándo veo que nos vas a condenar a todos por no hacer unos malditos deberes?

Me quedé sin palabras, no sabía que decirle, y ella al verme a mí sin palabras siguió hablando:

S- ¿O confió en ti cuando me robas el cariño de Lucía?
C- ¿Eso es lo que te preocupa? ¿El cariño de Lucía?

Se quedó pensando y a los pocos segundos se dirigió a mí conteniendo sus lágrimas:

S- Pues sí Culebra es eso, cada vez me siento más alejada de todos y todo por culpa de...
C- De tu poder ¿no?
S- Sí Culebra ya lo sabes todo ¿te sientes mejor ahora?
C- No eres la única que se siente rara.
S- Soy la única que no puede tocar a nadie.
C- Una caricia, un abrazo, un beso... son cosas que no son solo un contacto físico, a veces llega más al corazón los sentimiento que se expresan con una mirada o una palabra, el contacto físico siempre oculta algo, pero una mirada es limpia.

Dicho esto me quedé mirándola y le lancé un guiño y ella me respondió con otro. El resto del camino de vuelta fue silencioso, Sandra parecía menos triste después de su conversación conmigo y si ella no estaba triste yo estaba feliz. Después de comer Sandra se puso a hacer deberes y yo aproveché para hablar con Lucía:

C- Pequeña, vamos a volver a la normalidad, o sea, yo pasaré unas horas de la noche en tu habitación escondido, pero me tiene que hacer un favor.
L- Me parece bien.

Después Lucía frunció el ceño y siguió hablando:

L- Y sí, le diré a Sandra que la quiero y que no debe estar triste por lo de ayer.

Esta chica si que era especial, no había hecho falta ni que le pidiera el favor, sino que simplemente se metió en mi mente y me prometió que lo cumpliría. Aquella noche se veía a Sandra más animada, en la cena se sentó frente a mí y en unos instantes en los que nadie parecía enterarse de que nosotros dos nos habíamos quedado petrificados mirándonos mutuamente le sonreí y le guiñé, esta vez Sandra no contestó pero la bombilla del comedor lo hizo por ella ya que se fundió, entonces todos fijaron sus ojos en Chispitas y esta se sonrojó.

Narra Sandra:

Desde por la mañana se notaba que Culebra era otro, estaba más feliz, más simpático y menos chulo y prepotente, pero aquella ilusión óptica terminó en la primera clase de la mañana cuando Culebra volvió a ser Culebra:

P- Castillo, corrija el ejercicio número seis.
C- ¿El seis?
P- Sí, eso he dicho.
C- Pues verá... ese no lo entendía.
P- Corrija el siete entonces.
C- Perdóneme, pero tampoco va a ser posible.
P- ¿De nuevo viene si los deberes? fuera de la clase ahora mismo Castillo.

E de admitir que en aquel momento sentí lástima por él, era triste ver como se dirigía a la puerta bajo la mirada de todos y las burlas de Leo y sus amigos, quizás me dio pena porque no respondió a los insultos como hacía normalmente, aunque odiaba cuando lo hacía. El resto de las clases fueron pacíficas, más que nada porque Culebra no llamaba la atención como hacía habitualmente. La verdad es que ese día parecía comportarse mejor que en ningún otro, pero yo no tenía mucho ánimo debido a lo que sucedió la noche anterior, así que seguí sin dirigirle la palabra. En el camino de vuelta a casa Culebra rompió nuestro silencio:

C- ¿Qué tal el día Chispitas?
S- Normal.
C- ¿Te ocurre algo?
S- Nada.

Yo intentaba romper la conversación, aunque había algo dentro de mí que necesitaba hablar con él. Culebra seguía intentando sacarme las palabras:

C- Sandra, soy tu "hermano", me lo puedes contar todo, confía en mí.
S- ¿Puedo confiar en ti? ¿Cuándo Culebra? ¿Cuándo veo que nos vas a condenar a todos por no hacer unos malditos deberes?

Se quedó mirándome y yo pensé que igual me había pasado, pero continué hablando:

S- ¿O confió en ti cuando me robas el cariño de Lucía?
C- ¿Eso es lo que te preocupa? ¿El cariño de Lucía?

Había dado justo en el blanco, y por ello me dieron ganas de llorar, y es que la verdad duele, pero me contuve:

S- Pues sí Culebra es eso, cada vez me siento más alejada de todos y todo por culpa de...
C- De tu poder ¿no?
S- Sí Culebra ya lo sabes todo ¿te sientes mejor ahora?
C- No eres la única que se siente rara.
S- Soy la única que no puede tocar a nadie.
C- Una caricia, un abrazo, un beso... son cosas que no son solo un contacto físico, a veces llega más al corazón los sentimiento que se expresan con una mirada o una palabra, el contacto físico siempre oculta algo, pero una mirada es limpia.

Después de decirme esto, Culebra se quedó mirándome y me guiño yo le respondí con otro guiño. No me podía creer lo que acababa de soltar Culebra por su boca, había dos opciones o era Lucas convertido en Culebra o Jimena le había echado algo raro a las tostadas, pero fuese lo que fuese aquellas palabras y aquel guiño y aquella mirada hicieron que me sintiera mejor. Después de comer me puse a hacer los deberes y cuando estaba acabando llegó Lucia:

L- Sandra, lo siento por lo de ayer.
S- No tienes porque.
L- Sí, lo de ayer no estuvo bien, y no quiero que piense que no te quiero.
S- Si te quedas más tranquila te perdono, pero no tengo nada que perdonarte enana.
L- Gracias Sandra.

Después de esta conversación con Lucía me sentí verdaderamente bien. En la cena me senté en frente de Culebra a caso hecho aunque yo disimulé. Mientras cenábamos hubo un instante en el que Culebra levantó la mirada y me encontró a mi mirándolo, esto ya había ocurrido otras veces en las que los dos apartemos la mirada el uno del otro, pero esta vez fue distinta, ninguno apartó la mirada del otro, de repente observé como Culebra se reía yo estaba como petrificada así que no pude responder a la sonrisa, tras la sonrisa me guiñó un ojo, eso si que no me lo esperaba, me puse de los nervios, la bombilla del comedor se fundió y todos se quedaron mirándome, yo me sonrojé e intenté acostarme cuanto antes para que nadie me preguntara por lo sucedido.


3.¿QUÉ SABRÁS TÚ?

Narra Culebra:

Me desperté antes de que sonara el despertador, seguía allí, cogido de la mano de Lucía, la pequeña estaba despierta así que se dio cuenta de que me levanté de la cama:

L- ¿Dónde vas Culebra?
C- A mi habitación ya es de día y pronto sonará el despertador.
L- Gracias por estar conmigo.
C- No hay de que pequeña, los hermanos se ayudan ¿no?

Lucía me sonrió y yo salí de la habitación, quedaba poco para que todos despertaran así que tras vestirme, fui al salón y vi un poco la tele mientras los demás se levantaban. Al poco tiempo bajaron lo demás. Después del desayuno alguien llamó a la puerta, era Leo que venía en busca de Sandra, esta no le puso ninguna excusa y salió con él. De repente Lucía llamó mi atención:

L- ¿Qué le has hecho a Sandra?
C- Nada, ¿por qué?
L- Estos últimos días pensaba mucho en tí, pero desde ayer piensa más en Leo.

Me quede callado, sin saber que decirle a Lucía. Al prestarle atención a Claudia el día anterior no conseguí lo que quería, y es que con Sandra nunca se sabía, ahora en vez de pensar más en mí, pensaba en el idiota de Leo, intenté no pensar en ello, cuando llegó la esquivé todo lo que pude. Por la noche, ya tarde, todos se habían acostado, exepto Sandra Lucas y yo, de repente se oyó un grito, era Lucía yo salí corriendo y al llegar a su habitación me di cuenta de que Sandra me seguía:

S- Tranquilo ya voy yo.
C- ¿Y porque vayas tú me tengo que tranquilizar?
S- A ver, yo soy quien está con ella todas las noches.
C- ¿Todas?
S- Es verdad, perdón, que tú has logrado tranquilizarla dos noches....
C- ¿Qué sabrás tú?

Lucía se quedó observándonos, tenía que elegir entre Sandra o yo, después de pensárselo, se quedó conmigo y yo me alegré, le hice un gesto a Chispas para que se largara y esta obedeció, cuando nos quedemos solos Lucía empezó a hablar:

L- ¿Por qué estás así con Sandra?
C- Lo que importa ahora eres tú ¿qué te pasa?
L- Ya sabes, pesadillas...
C- No te preocupes, pasaré esta noche contigo, igual que ayer ¿te parece bien?
L- ¡Sí!

Lucía y yo nos acostamos, Sandra debió acostarse cuando yo dormía ya que no la vi más aquella noche.

Narra Sandra:

Desperté de mi dulce sueño ¿dulce?, aquella noche había soñado con Leo y aunque no me gustaba, en el sueño parecía todo perfecto, me iba a levantar, pero de repente escuché una voz muy familiar:

L- ¿Dónde vas Culebra?
C- Ha mi habitación ya es de día y pronto sonará el despertador.
L- Gracias por estar conmigo.
C- No hay de que pequeña, los hermanos se ayudan ¿no?

Al oir esta conversación recordé que Culebra había dormido allí aquella noche, lo escuché levantarse, así que me hice la dormida y no me levanté hasta que no lo hizo Lucía para no quedarme a solas con Culebra.

Después del desayuno llamaron a la puerta, era Leo, después de lo que pasó el día anterior no podía rechazar su invitación, así que salí a pasear con él. El paseo estaba siendo bastante agradable hasta que Leo lo interrumpió:

L- Sandra, un día me rechazas, otro me aceptas, siento la comparación, pero cada día te pareces más a Claudia.

Esa fue toda la conversación del trayecto, pués él no volvió a hablar y yo lo dejé estar. A la vuelta del paseo, ya en casa, Culebra me ignoró completamente, yo intentaba coincidir con él, pero el chico invisible me esquivaba, visto por otra parte, estaba en su derecho ya que yo hice lo mismo el día anterior. Al final del día, cuando casi todo dormían, por fin pude estar con él, bueno con él y con Lucas, estábamos viendo una película cuando de pronto se oyó un grito, Culebra saltó del sofá y subió las escaleras corriendo, yo le seguía muy de cerca, cuando estaba a punto de entrar en la habitación le interrumpí:

S- Tranquilo ya voy yo.
C- ¿Y porque vayas tú me tengo que tranquilizar?
S- A ver, yo soy quien está con ella todas las noches.
C- ¿Todas?
S- Es verdad, perdón, que tu has logrado tranquilizarla dos noches....
C- ¿Qué sabrás tú?

Lucía se quedó mirándonos, era como si tuviera que elegir entre Culebra o yo, después de unos silenciosos segundos, la pequeña fue a los brazos de Culebra y este me hizo un gesto para que saliera de la habitación, yo obedecí, en ese momento solo tenía ganas de llorar así que me encerré en el baño, cuando pasó un tiempo tocó a la puerta Lucas:

S- Puedes entrar.
L- ¿Por qué lloras?
S- Cosas mías...
L- Si es por Leo seca esas lágrimas, no te merece la pena.
S- No es por eso, Lucas déjalo, gracias de todos modos.

Salí del baño y fui a mi habitación, a mi derecha la pequeña Lucía agarrando con fuerza la mano de Culebra, y a mi izquierda una cama vacía que esperaba que yo la ocupara, y así lo hice.


2. EL PARQUE.

Narra Culebra:

Después de lo que ocurrió la noche anterior no podía seguir arriesgándome a que me viera, si me quería le tocaba a ella mover ficha en este juego estábamos los dos. Pero antes tenía que hablar con Lucía, le prometí que todas las noches me iría un rato con ella si ella no desvelaba mis sentimientos a Sandra, hasta ahora los dos habíamos cumplido nuestra parte del trato, pero antes de que Sandra me pillara tenía que parar eso como fuera, fui para el salón donde se encontraba Lucía y Carlitos viendo la televisión, llamé a Lucía y vino corriendo a mis brazos:

C- Lucía creo que ya estas preparada para dormir sola.
L- No, por favor Culebra, si estoy sola volveré a tener pesadillas.
C- Pero, no estas sola, Sandra está contigo.
L- Ya pero, no es lo mismo.
C- ¿Por qué? también te quiere mucho, además Lucas está solo y también él merece compañía ¿no?
L- A Sandra no la puedes abrazar, en cambio a ti te abrazo y ya no.....
C- Lucía, ayer casi me pilla Sandra.
L- Pero no lo hizo, yo te ayudé.
C- Lucía lo siento, te recompensaré, dime ¿hay algo que te haga ilusión hacer?
L- Bueno, hoy es sábado, Mario y Jimena están muy liados ¿nos podrías llevar tú al parque?
C- Eso está echo, vestiros que ahora vengo a por vosotros.

Fui a mi habitación para vestirme, después al servicio para peinarme, y allí estaba Sandra peinándose, al ver que estaba ella salí, pero ella me paró los pies:

S- Tranquilo solo me estoy peinando puedes entrar.
C- Es que contigo nunca se sabe Chispitas.
S- Ya acabo imbecil.

Justo cuando iba a salir por la puerta le llamé la atención:

C- ¡Oye!
S- ¿Qué?
C- ¿Tienes algo que hacer?
S- No.
C- ¿Vienes al parque?
S- Vale.

Otra vez me tocó a mí mover ficha ¿cómo me las apañaba? Me peiné y baje y allí estaban los tres: Carlos, Lucía y Sandra. Mario y Jimena nos dijeron a mí y a Sandra que gastáramos cuidado con los peques, y tras que estos dos nos enumeraran toda clase de peligros yo grité ¡en marcha! Lleguemos al parque los peques empezaron a corretear y Sandra y yo nos quedemos en un banco vigilándolos. De repente apareció Claudia, después de lo de la noche anterior y lo de la invitación al parque, no quería que Sandra pensara que ella no tenía que hacer nada para estar conmigo, así que cuando Claudia llegó junto a nosotros le presté más atención que ha Sandra:

Cl- ¡Hola Culebra!
C- Hola Claudia.

Chispitas se fue viendo que allí sobraba:

Cl- No sabía que traías a tus hermanos al parque.
C- Ya ves.
Cl- Cada día me sorprendes más Culebra.

Y tu cada día apareces antes le quise a ver dicho, Claudia se acercó a mi para besarme, pero yo la esquivé.

C- Claudia, ya te dije que yo por ti no siento nada.

Claudia no dijo nada y se fue, así que me quede yo solo en el banco porque Sandra no volvía. Pasado un tiempo Llamé a los peques y volvimos los cuatro para casa. Sandra no me dirigió la palabra y el resto del día me esquivó. Por la noche acosté yo a Lucía que estaba muy nerviosa al saber que aquella noche no estaría yo allí. Me acosté y a media noche escuché que alguien se levantó, me levanté y encontré en el salón a Lucía con lágrimas en los ojos:

C- ¿Lucía qué te pasa?
L- Nada, solo tengo sed.

Le dí un vaso de agua y seguí hablando con ella.

C- Lucía sabes que a mi me lo puedes contar todo ¿es una de tus pesadillas verdad?
L- Sí, yo intento tranquilizarme y Sandra intenta ayudarme, pero...
C- Bueno, tranquilízate, mañana será otro día y lo volverás a intentar, esta noche duermo yo contigo si quieres.
L- Sí por favor.

Lucía estaba muy nerviosa aquella noche, no le bastaba con saber que invisible o escondido estaba allí, así que dormí con ella y tuve que tenerla toda la noche cogida de la mano para que sintiera que no me iba a ir de allí.

Narra Sandra:

Aquella mañana me desperté, me vestí y fui al baño a peinarme, intentaba olvidar lo del día anterior, pero justo entonces entró Culebra, al ver que estaba yo salió por la puerta pero antes de que la cerrara le hablé:

S- Tranquilo solo me estoy peinando puedes entrar.
C- Es que contigo nunca se sabe Chispitas.
S- Ya acabo imbecil.

Me dirigía a salir pero entones el que me interrumpió fue él:

C- ¡Oye!
S- ¿Qué?
C- ¿Tienes algo que hacer?
S- No.
C- ¿Vienes al parque?
S- Vale.

¿Era esto verdad? ¿Culebra me invitaba a salir?, me quede atónita y baje corriendo a esperarlo, cual fue mi sorpresa que abajo también lo esperaba Carlitos y Lucía,
¿Cómo podía ser tan tonta?, tan solo me invitó para tener con quien hablar mientras los niños jugaban. Culebra bajó y tras que Mario y Jimena nos advirtieran de los peligro gritó ¡en marcha! y les arrancó una sonrisa a los peques. Ya en el parque Carlitos y Lucía jugaban, y Culebra y yo los vigilábamos sentados en un banco. Apareció Claudia, vaya día: primero creo que me invita una cita, después me entero que me invita a vigilar a los peques y ahora llegaba Claudia que venía directa hacia nosotros, bueno, venía directa hacia Culebra porque a mí ni me saludó:

Cl- ¡Hola Culebra!
C- Hola Claudia.

Culebra parecía que se la iba a comer con los ojos y Claudia me hizo un gesto para que me largará a si que me fui con los pequeñajos. Mientras estaba con Carlos y Lucía, desvié la mirada un momento hacia el banco y me encontré con Claudia intentando besar a mi "hermano", no quise seguir mirando y seguí jugando con Carlos y Lucía. Claudia se fue en seguida y Culebra se quedó solo en el banco, después de lo que había visto no iba a ser yo la que le hiciera compañía a si que lo ignoré y no solo en el parque si no el resto del día. Por la noche después de cenar Culebra subió con Lucía a la habitación para acostarla, me dieron celos al ver que Lucía lo prefería a él antes que a mí. A media noche, mientras estaba duchándome oí a Lucía bajar las escaleras, cuando acabé de ducharme y fui al cuarto de la pequeña y mío, vi que Culebra ya se había encargado de ella y los dos dormían juntos cogidos de la mano, por si no fuera poco lo de esta mañana me tocaba dormir en la misma habitación que él, pensé en irme yo a su cama para no verlo en mi habitación, pero al final me quedé dormida.


1. LAS NOCHES DE CULEBRA.

Narra Culebra:

Entre en su cuarto y allí estaba ella, desarropada, cogí su manta y la arropé, aquella noche hacía frío. De repente se despertó y me encontró allí, con la manta en la mano arropándola:

S- ¿Qué haces?
C- Pues nada, que eres rara, pero tampoco es plan de dormir desarropada reina.
S- ¿Por qué estás aquí?
C- Tranquila Chispitas, que no he venido a verte a ti, me pareció oir que Lucía gritaba pero, ya veo que está todo en orden. Ya me voy.
S- ¿Te vas?
C- Sí, no vaya a ser que Lucas me eche de menos.

Entonces me volví invisible y cerré la puerta de forma que yo me quedé dentro de la habitación, Sandra no se dio cuenta, y allí estaba yo, como tantas otras noches, escondido para verla simplemente dormir, esa actitud no encajaba conmigo pero no podía dejar de pensar que en qué soñaría o con quién, no me gustaba pensar que podría estar soñando con el idiota de Leo. Mientras me encontraba en mi reflexión sobre los sueños de Sandra, se abrió la puerta y entró Lucía, Sandra la miró con cara rara, se suponía que yo había entrado a ver como estaba Lucía y ni si quiera se encontraba en la habitación, entonces Chispitas sonrió:

S- ¿Lucía has tenido una pesadilla?
L- No te preocupes Sandra, últimamente no tengo ninguna.
S- ¿Te has cruzado con alguien al venir?

Lucía no sabía lo que responder, sabía que yo estaba allí y también sabía que no quería que Sandra se enterara de mis sentimientos, además yo creo que últimamente se sentía como en deuda conmigo porque yo pasaba allí unas horas de la noche y a la pequeña parecía darle seguridad que yo estuviera allí, ella me decía que cuando estaba allí no se preocupaba por nada y todo eran sueños bonitos:

S- ¿Lucía te has cruzado con alguien?
L- Bueno. me he cruzado con Culebra que ha estado conmigo, creía que había tenido una pesadilla, me llevó al servicio y me dijo que me esperaba en la habitación, pero al final me lo he encontrado en el pasillo, estaba invisible, él no me a dicho nada, pero yo sabía que estaba porque le he escuchado pensar.

A Chispitas le cambió la cara y yo sonreí al ver que Lucía me defendía bastante bien. Antes de que sonara el despertador y Sandra me encontrara allí salí y me fui a mi habitación, parecía mentira pasaba horas y horas de las noches sin estar en mi cuarto y Lucas no se daba cuenta, es fácil engañarle o inventarse alguna excusa con él, es como un niño pequeño.

Narra Sandra:

Era ten hermoso ese sueño, de repente desperté y me sorprendí al ver que Culebra estaba allí arropándome ¿le dejaba tiempo libre Claudia para que se preocupase por mí?, este chico era increíble unas veces era la persona más imbecil del mundo y otras veces se ponía romántico y le daba por hacerme caso:

S- ¿Qué haces?
C- Pues nada, que eres rara, pero tampoco es plan de dormir desarropada reina.
S- ¿Por qué estás aquí?
C- Tranquila Chispitas, que no he venido a verte a tí, me pareció oir que Lucía gritaba pero, ya veo que está todo en orden. Ya me voy.
S- ¿Te vas?
C- Sí, no vaya a ser que Lucas me eche de menos.


Después de la despedida se volvió invisible y se fue y yo me quedé como una boba mirando la puerta para ver si volvía a entrar, de repente la puerta se abrió ¿sería Culebra de nuevo?, no, esta vez era Lucía, me decepcioné al pensar que podría a ver sido Culebra, pero ahora que lo pensaba, Culebra me puso la excusa de que vino a ver a Lucía y esta no estaba en su cama ¿había venido a verme a mí?, antes de que la alegría llenara mi mente quise asegurarme preguntando a Lucía:

S- ¿Lucía has tenido una pesadilla?
L- No te preocupes Sandra, últimamente no tengo ninguna.
S- ¿Te has cruzado con alguien al venir?

Lucía se quedó callada un tiempo, lo que hizo que yo me entusiasmara más aún con la idea de que Culebra vino a verme a mí:

S- ¿Lucía te has cruzado con alguien?
L- Bueno, me he cruzado con Culebra que ha estado conmigo, creía que había tenido una pesadilla, me llevó al servicio y me dijo que me esperaba en la habitación, pero al final me lo he encontrado en el pasillo, estaba invisible, él no me ha dicho nada, pero yo sabía que estaba porque le he escuchado pensar.

Con esa respuesta de Lucía se me fue toda la alegría, Culebra estaba esperando a Lucía y al ver que me había despertado se fue, yo ilusionada y resulta que él ni siquiera deseaba verme despierta, como en la vida real nunca ocurriría nada entre Culebra y yo, intente seguir soñando con él.





































203 comentarios:

  1. ¡Ya se pueden realizar comentarios!

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  2. En seRio Alba... ME ENCANTA TU FIC !!!! =) !! ¿Lo escribes tu? =) me encantaa !! Cada cuanto actualizas? actualizalo rapidoo =) !!!

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  3. Gracias, me gusta saber que alguien lo lee, pues actualizo cuando puedo, ahora mismo voy a pasar la parte 7 al ordenador, la subiré al blog esta noche o mañana por la mañana.

    Gracias por comentar ;)

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  4. Se me olvidaba contestar a tu primera pregunta xD sí, lo escribo yo.

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  5. wiii =) !! me encantaa ahora mismoo voy a leer la parte siiete =) !!! cuando termine te vuelvo a dejar comentario !! =) ! bssts

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  6. OH MY GOD.... !!! QUE FUERTEEEEE =( pobre sandra... pero a qué venian los malos modales de Culebra?? =( !!! actualiza rapiidoooooooooo=)

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  7. Samara gracias por leer y comentar =)

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  8. wii =) ya subiste el capi 8 !! =) ahora mismo lo leoo !! =)

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  9. OH MY GOD !!! Me mueroo !!! contiinuaa prontoo por faaa !!!!! =) esta genial !! :D

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  10. OK lo mas seguro es que la parte 9 la publique el Miercoles.

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  11. Oiie cuuantass partess tendraa el fiic?? =) estaa geniial

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  12. Joder me encanta este fic ! Y lo de culebra a sido TOTAL.. !!! =) continua rapido

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  13. me encanta!!! pon + partes porfa(L)

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  14. Gracias, me encanta ver que os animais a comentar, muy poca gente se anima a hacerlo, seguiré poniendo partes, y como hasta ahora seguiré avisando de ello en el foro de Los Protegidos de Formula Tv, perdonadme si ahora tardo más en publicar, es que ya he empezado las clases y me quitan tiempo.

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  15. cuanto vas a tardar en poner otra parte.
    es genial, me encanta como escribs

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  16. pues ahora mismo voy a escribirla, para mañana por la tarde estará. Gracias por comentar =)

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  17. ¡Al final me ha dado tiempo a publicar hoy!

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  18. pon rapido la parte 11, estoy enganxada, ojala esto pasara en la serie.

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  19. cuando vas a subir la proxima parte?

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  20. Me encanta =D!
    no dejes de escribir
    pasate por mi blog y lee mi historia
    Un beso

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  21. me encanta como escribes, pasate por mi blog y dime q t parece:
    http://belinda21-losprotegidos.blogspot.com
    besos

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  22. Gracias por comentar, ahora mismo voy a empezar a escribir, voy a hacer todo lo posible por subirla hoy.

    ¡¡Gracias a los que seguis el Fic!!

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  23. DATE PRISA, NO PUEDO ESPERAR

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  24. me ha encantado, pon pronto la parte 11

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  25. Gracias por comentar, subiré la parte 12 lo antes posible, que no la tengo ni escrita ni pensada, pero creo que me puede salir algo bonito porque va a ser un encuentro más de Sandra y Culebra de noche y además se deben respuestas el uno al otro.

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  26. ola cuando vas a subir el 13 o otra parte del 12?¿
    porfa hazlo cuando puedas que me encanta estoy super enganchada y tienes muy buena mano para escribir guionitos

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  27. En cuanto pueda la subo, mañana me pondré a ello así que la subiré o mañana o el viernes, gracias por comentar.

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  28. me puedes dar un pequeño adelanto de lo que saldra en el 13 porfa dime que va a pasar algo pokito plissss

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  29. Como siempre abrá algo entre Sandra y Culebra jaja no te puedo decir nada más porque todavía no la he escrito, pero no te voy a hacer esperar mucho, esta tarde la voy a escribir, si puedo la subo hoy y si no de mañana no pasa gracias por comentar.

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  30. pues sube la part 14 rapidito

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  31. mañana la subo seguro, porque hoy he escrito la 13 y la 14, mañana subiré la 14, gracias por leer el fic y comentar =)

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  32. pero a ke hora mas o menos?¿ es que estoy impaciente
    subelo encuanto puedas porfa

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  33. Dioos cada vez me gusta más la historia
    jajaj=D

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  34. gracias!! eso es lo que intento jeje

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  35. está genial ! =) lo siento, no pude comentar antes, he estado un poco mala... ¬¬ xD =) pero en serio te quedó genial ! =)

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  36. cuando subiras el 15 y si me puedes hacer un pequeñito adelanto

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  37. Espero que te recuperes pronto Samara, pues intentaré subirlo hoy ¿adelanto?? pues lo siento pero de verdad no se que decirte yo es que escribo y subo, escribo y subo, o sea que todavía no he escrito la parte 15

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  38. Hola, he estado leyendo, y me ha encantado.
    Pero la he cagado, porque he empezado leyendo el último capítulo que has escrito (el 14) y no me he dado cuenta hasta el capítulo 4.
    Cuantos capítulos vas a hacer?

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  39. Me alegra saber que hay un nuevo lector =) pues no se cuantos voy a hacer, ni si quiera se lo que pasará en el capitulo 16 jeje, ya veremos, estoy pensando en hacer otro blog con otra historia que no tenga nada que ver con Los Protegidos porque esta algún día la tendré que acabar, pero no me animo a hacerla aunque más o menos tengo los personajes y la historia, si os gustaría que la empezara a eccribir me lo decis porque es que estoy indecisa.

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  40. No sé. Pero a mí esta me encanta ya he leído el nuevo capítulo, pero también sé que esta algun día tendrá que acabar :(
    ¿Qué tienes pensado?
    Porque yo lo leeré, porque me encanta como escribes.

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  41. La típica historia de amor adolescente =) gracias por el ánimo.

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  42. Hombre de nada.
    ¿Cuándo colgarás el cap.16?
    Es que el 15 es muy corto XD.
    Pero tampoco es plan de que te agobies =)

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  43. Tranquilo si cuando me meteis algo de prisa me gusta porque pienso que es porque os gusta jeje intentaré subirala mañana.

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  44. Yaaa, me encanta, me he pasado casi todo el día actualizando tu página a ver si habias añadido algo. jejeje. Me lo he leído 2 veces, y después capítulos sueltos XDD

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  45. Nueva lectora! ^^
    Me gusta mucho tu fic ^^
    Adoro a esta pareja ^^
    Culebra y Sandra son los mejores ^^
    Escribes genial ^^
    Actualiza pronto porfissss ^^

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  46. Gracias me gusta que os guste xD, ahora mismo voy a escribir.

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  47. si lo vas a escribir hoy te dara tiempo tambien a colgarlo hoy?¿
    porfa dime que si es que estoy super enganchada

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  48. ahora mismo voy a editar la página para poner el capitulo 16 "Susurros"

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  49. Jooooo, yo quiero ya las clases de Culebra haber si hay suerte y se besan.
    Pero como dice Ana en una entrevista: Lo bueno se hará de rogar XD.
    Pero de todos modos muy bueno el capítulo

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  50. ola wapixxima muchas gracias por subir el 16
    ¿cuando subiras el 17?
    no te quiero dar prisa pero es que estoy super ansiosa
    ¿ya seran las clases de sandra y culebra de lo de los poderes?
    porfa contesta

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  51. Pues eso tengo pensado que sean las clases, intentaré subirlo mañana pero no se si podré, gracias por comentar!!

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  52. porfa haz todo lo posible por ponerlo mañana plissss

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  53. al final lo vas a poner hoy?¡

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  54. ahora mismo edito la página y lo pongo.

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  55. CUANDO VAS A SUBIR LA 18?¿ Y ESTA A ESTADO BIEN PEROME A PARECIDO QUE ESTABAN UN POCO DISTANTES

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  56. Muy bueno, ¿cuando pondrás el 18? XD

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  57. lo subiré sobre las seis y media y las siete menos algo, tengo escrita la parte de Culebra y ahora voy a escribir la parte de Sandra.

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  58. Ok, pues que bien. Bueno yo mientras me entretendré con tu Blog y foros oficiales de Ana XD

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  59. Jooo, sin beso... :( jejejeje, XD LO BUENO SE HARÁ DE ROGAR XD.

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  60. ke way pero no podias hacer que no estubieran tan distantes no se despues de decirse lo que sentian el uno por el otro estan muy distantes
    si me meto donde no me importa perdona

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  61. Yo creo que no estan nada distantes! Cada vez menos, aver si te a pasado lo mismo que a mi, que has empezado por el 18 y has acabado en el 1?

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  62. no pero voy siguiendolos del 1 hasta el 18 todos los dias que lo suben
    perono se se dicen todo lo que sienten y luego son juegguecitos solo
    no se esperaba que fueranmas muestras de lo que sienten pero bueno que da igual la que escribe es ella y igual me encanta

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  63. OOOH !!! Me encantaaaan !! =) Son taaan genialess !! :D me encanta el fiic ! =)

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  64. ME ENCANTAA EL FIIC !! =) me leii los ultimos capis de un tiron ! :D en serio me encanta actualiza pronto :D

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  65. cuando vas a poner la 19?¿

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  66. Se me había olvidado: Está genial. sigue asi

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  67. cuando vas a poner el 19?¿

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  68. No creo que pueda poner el 19 hoy, intentaré ponerlo mañana.Entiendo a los que creen que la pareja está distanciada, pero entendedme no va a ser empezar a salir y que ya se puedan dar besos siempre que quieran. De todas formas intentaré que en el siguiente capitulo estén más unidos lo prometo xD gracias a todos los que comentais.

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  69. gracias, pero haz todo lo que puedas para que este hoy xD me encanta

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  70. Gracias a ti por escribir, y también por no agobiarte cuando te damos prisas XD

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  71. a que hora lo vas a subir hoy ?¿

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  72. muxas gracias he vist mas acercamiento y me ha encantado xD jajaj ahora spero la llegada del capitulo 20 jaja

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  73. me alegro, el 20 va a estar muy bien, lo más seguro es que lo suba mañana.

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  74. Uy uy uy, no nos puedes dejar asi. XDXD, que ganas de saber que les pasa... Ahora a esperar.

    Muy bueno el capítulo.

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  75. Buen fic te está quedando ^^ me gusta muchísimo Sandra y Culebra ^^ escribes genial ^^ sigue así ^^
    Espero ansiosa la continuación. ^^

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  76. cuando vas a aponer el 20 por fa ponlo lo mas pronto posible

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  77. escribes genial!!!!!
    sube pronto el 20

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  78. a k ora lo pondras?¿

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  79. ahora mismo edito la página para ponerlo.

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  80. k bueno tengo ganas de ver el proximo joo komo se nos muera ojala pudieras actualizar esta nxe xD

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  81. no nos puedes dejar asi continua pronto

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  82. madre mia dime que no se va a amorir que sandra con los poderes lo sanlvara
    porfavor continua pronto no nos puedes dejar con esta incertidumbre

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  83. Muy muy muy muy bueno!! Yo creo que sé lo que va a pasar, pero de todos modos me ha dejado con la duda.
    Actualiza pronto porfaa.

    Gracias

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  84. sigue asi! si matas a culebra te mato yo a ti!! jeje

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  85. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  86. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  87. Una cosa, cuando podrás poner el cap.21?? estoy muy ansioso jejeje

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  88. genial muxas gracias se k es muxo pedir pero sobre k ora?¿ jaja

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  89. sobre k ora lo vas a poner?¿?¿ me tiene intrigadisima

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  90. No te he podido decir la hora porque no he visto tu comentario antes.

    Ahora mismo edito para poner el nuevo capitulo.

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  91. jaja muxas gracias speremos k vuelvas pronto a actualizar xD esta muy aunk nose kokmo podra seguir

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  92. que guay bueno supongo k el proximo sera de marrio y jimena hablando con sandra y culebra ¿no?
    bueno actualiza cuando puedas esta super bien me encanta como escribes
    bssss

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  93. ¡Hemos llegado a los 100 comentarios en esta página! xD (este es el 101)

    El próximo capitulo será el de la charla sobre el amor de Sandra y Culebra.

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  94. k ganas ya de que llegue
    sperare kon ganas la llegada de mañana
    y saber como continua

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  95. No quiero que se vayaa. muy bueno.

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  96. por favor, sube pronto la proxima parte

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  97. cuando vas a poner la siguient parte, me muero d ganas por leerla

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  98. Lo más seguro es que la suba mañana por la mañana, yo creo que para las 11:30 o las 12:00 estará.

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  99. Aiins cada vez está más emocionante

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  100. que bonito menos mal que los dejan estar juntos
    el proximo capitulo de que lo vas a hacer mas o menos?
    y cuando lo colgaras?

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  101. jaja k bnito spero k la proxima historia esten otra vez een casa solos sin nadie!!!!! y cuando kolgaras el siguiente capitulo?

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  102. En el siguiente capitulo Culebra no puede dormir y se le ocurre que puede......
    haber quien lo descifra:

    _ s _ _ i b _ r u_a c _ n _ _ o _

    haber quien lo descifra xD lo pondré mañana.

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  103. kien sepa la respuesta k lo ponga k stoy isterica jajaja si kieres alba dilo xD

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  104. creo que yo ya lo se pero no se si es eso
    escribir una cancion

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  105. lo siento pero no lo se tendre k esperar a mañana o k alba ponga lo k dice
    sobre a k ora lo pondras? esk tengo trabajo

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  106. me encanta, sube rapido la proxima part

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  107. El/La que ha respondido escribir una canción lo ha hacertado jeje

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  108. toma esa es que soy super buena es palabras escondidas
    bueno cuando subiras la 24 porfa intenta subirla lo mas pronto

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  109. si por favor k tengo unas ganas de leerla xD

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  110. Os adelanto un poco, el 24 se llama "La invitación de Leo" y la persona que aparece en el título, es decir Leo, tiene mucho que ver con el capitulo y aunque aún no lo tengo escrito creo que con el 25 también tendrá que ver.

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  111. danos alguna pista +

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  112. a k ora lo pondras?¿

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  113. porfi una pista o subelo rapido.

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  114. dios k ganas de k llegue el proximo danos una pista y a k ora lo subiras xD

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  115. El próximo lo subiré mañana ¿una pista? Leo tendrá una charla a solas con Culebra.

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  116. ppero sobre k ora?¿

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  117. que guay que a estado porfa el de mañana intenta subirlo almedio dia esque llego del cole loca por leerlo

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  118. pobre leo!!! jejeje, se lo tiene bien merecido!

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  119. tienes toda la razon justo lleguo de clase cojo el ordenador y me lo miro y me llevo una gran sorpresa asi k actualiza el medio dia jaja porfa

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  120. Es que yo también soy estudiante y a mi casa llego sobre las 15:00 y mientras que como y todo eso tardo algún tiempo.

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  121. y no lo podrias subir esta noche o algo ?

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  122. ya se q tampoco es plan d agobiar, pero ... vas a tardar mucho en subirla? yo no m aguanto

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  123. que bonito que esta ¿me puedes adelantar un pokito del 26?
    cuando lo colgara?

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  124. danos alguna pista

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  125. k pasara en el proximo?¿

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  126. El próximo lo colgaré mañana sobre las 16:00 os puedo adelantar que se llama "El momento adecuado" y que Lucía tendrá mucho que ver.

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  127. El próximo se titula "El momento adecuado" y Lucía tendrá mucho que ver. Gracias por comentar ;)

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  128. muxas gracias alba por siempre estar aki xD

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  129. me encanta ¿cuando subiras el 27?adelantanos algo,por favor

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  130. si por favor dinos k pasaras?¿

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  131. super bonito ¿nos puedes dar un adelanto de lo que pasara? y sobre que hora lo subiras?

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  132. Lo subiré sobre las 15:30 y las 16:00, el próximo capitulo se llama "recuerdos del pasado" os puedo decir que por algún motivo Culebra llorará.

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  133. k way k ganas de leerlo k pasara a k ora lo pondras?¿

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  134. Jajaja, por fin le partirá la cara!! Ya que en la serie no pasó, o eso creo XDD

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  135. Os adelanto que habrá pelea pero eso no será lo más importante del capitulo ni mucho menos pasarán dos cosas clave que no puedo contaros, el de mañana será más largo porque la historia seguirá girando en torno a él. Os puedo decir que se titula "La nota"

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  136. plis, una pista +

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  137. a que hora lo subiras?¿ puedes intentar ponerlo antes de las 11?¿ te lo agredeceria

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  138. Los fines de semana los subo por la mañana y lo normal es que lo suba antes de las 11.

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  139. que bonito por fin el beso tan esperado
    porfa siguelo mañna y nos puedes dar una pista porfa
    gracias por subirlo que guay

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  140. k way!!!!!!me encanta mañanaaaaa k ganas!!!!!!!!

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  141. k pasara en el proximo capitulo?¿

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  142. Hermosura01 mayo, 2010

    Hola ^^
    Me gusta mucho tu fic ^^ por fin se besaron Culebra y Sandra ^^
    Me gusta muchísimo tu fic ^^
    Actualiza pronto porfavor ^^
    Escribes genial ^^

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  143. Lo subiré mañana por la mañana antes de las 12:00, el siguiente se llama "Reuniones y refranes" os adelanto que sabremos quien es el chico misterioso.

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  144. A mi tambien me encanta tu fansfic es uno de los mejores que he visto gracias por hacerlo y no lo dejes nunca a media

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  145. una cosa, cuando subiras el proximo y de q ira, una pista

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  146. El próxima se titula "Leo a la carga". Culebra está un poco raro desde que se reunió con Iván y eso le afecta en su día a día, espera ansioso una señal de Iván que se hace de rogar. Lo subiré mañana por la tarde.

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  147. que guay esta super interesante
    me puedes adelantar un poco del siguiente?¿
    a que hora lo subiras?¿
    bss wapa

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  148. Pues aunque hoy me he retrasado un poco siempre intento subirlo antes de las 16:00 el próximo se llama "El plan perfecto" y como podréis imaginar por el título, Iván ideará un plan para meterse en el escondite de los secuestradores de niños.

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  149. como es que has puesto el 30 2 veces?¿

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  150. ¿Cuándo subes el próximo?

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  151. Gracias por avisar del fallo, lo siento jeje ya he corregido el error.

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  152. porfa nos puedes adelantar de lo que ira el proximo capitulo?¿
    y por lo del fallo no te preocupes que un error lo tiene cualquiera jejejeje :D

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  153. En el próximo basicamente se enfrentarán Culebra y Leo.

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  154. se volveran a besar sandra y culebra????

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  155. Eso me pregunto yo jeje, ya se verá... jeje

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  156. ola que interesante y emocionante
    ¿me puedes adelantar de que sera el otro?

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  157. k pasara en el proximo capitulo¿?¿?'

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  158. Si os digo la verdad tenía escrito un poco y lo he borrado porque no me convencía. Ahora no se nada de lo que va a pasar porque no lo he escrito aún, tengo varias cosas en la mente pero no se por cual decantarme. Lo que sí os puedo decir es que Culebra entratá en la guarida de los del elefante.

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  159. sabes lo que podrias hacer es darnos las historias k no sabes k poner y nosotros te decimos kual nos apetece mas k te parece???????

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  160. Lo que va a suceder más o menos lo tengo pensado pero es que no quiero alargar mucho el fic y además a veces he cortado conversaciones porque intento que los capitulos sean de más o menos el mismo tamaño. Tu propuesta me parece bien pero ¿qué cosas preguntaría? Si os pregunto que si queréis que Sandra y Culebra se besen me diréis que sí, y si os pregunto que si queréis que aparezca el hermano de Culebra la mayoría también contestará que sí. Aunque me has dado una idea, se me acaba de ocurrir que podría escribir una especie de fic de Los Protegidos donde el rumbo de la historia la decidan los lectores jeje estaría bien.

    Lo que me pasa es que hay demasiado que contar porque esta es una serie que da mucho juego pero el fic no puede ser eterno xD además a la vez que estoy escribiendo esto también estoy escribiendo otra historia que no se si algún día verá la luz.

    Gracias a todos/as que leéis y comentáis!!

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  161. jaja tienes toda la razon pero lo k te keria decir es k por ejemplo si tu dices de k kereis k vaya el proximo capitulo pelea kon leo, sobre el hermano o sobre sandra y lo demas lo escribes tu sino nosotros facilitarte el trabajo y k no tengas k kurrartelo tanto es decir nosotros te podemos decr aora podria sandra curar a culebra y tener otro fic de amor
    pero tu seguir aciendo la historia.
    jajaja me encantaria k pasara lo k te e escritoo jejejeje
    espero haberte servido de ayuda xD

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  162. Ya lo he escrito, habrá un poco de todo. Os gustará jeje, ya vereis...

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  163. lo pudes subir esta nxe???? o es muxo pedir????

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  164. k va a pasar en el proximo kapitulo?????? este me a gustado un monton

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  165. que bonito
    me puedes contar que ba a pasar en el proximo?
    y cuando lo subiras a las 16:00 como casi siempre?
    de verdad precioso

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  166. El siguiente se llama "Un nuvo hogar" os puedo decir que se descubrirá si Culebra a podido llevar a Blanca con su madre.

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  167. y la proxima historia de k ira?¿?¿

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  168. En el próximo capitulo Blanca ha tenido una pesadilla, ha soñado que Alex irá a la casa de los Castillo Rey pero no irá con buenas intenciones...

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  169. Lee el capitulo 29, hay es la primera vez donde aparece. Es el hermano de Culebra en caso de que sea verdad que esta vivo, porque Culebra no se lo acaba de creer.

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  170. AAA, gracias, es que yo para los nombres soy muy malo XDD

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  171. que guay que intriga
    adelantanos algo sobre el proximo capitulo sandra encontrara a culebra

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  172. El siguiente tendrá que ver con cosas del pasado de Culebra y se sabrá su verdadero nombre (o sea el que a mi me ha apetecido ponerle xD)

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  173. jaja bien exo xD jiji

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  174. que intrigante
    de que ba el proximo

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  175. una pista porfa de q ira

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  176. No puedo contar mucho, puedo decir que Sandra y Alex van a salvar a Culebra.

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  177. a k ora lo subiras?????

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  178. Sienpre los intento subir antes de las 16:00 menos los fines de semana que los publico por la mañana.

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  179. k pasara en el proximo?¿?¿?¿

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  180. lo siento, no he visto tu comentario antes y ahora voy a colgar el nuevo capi así que ya es inutil que te adelante algo.

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  181. y el proximo?????

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  182. Puedo adelantar que Claudia se colará en la casa de los Castillo Rey.

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  183. este que has pues to es el ultimo?¿
    porfa noooooooooo
    siguelo

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  184. Este ha sido el último.
    No puedo poner más porque la historia ya ha terminado y no tengo base para más problemás, además el fic ya estaba siendo muy largo.
    Hay muchos fic de Los Protegidos en internet y muy buenos, busca en formula tv :)

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  185. yo los e copiado para mi ermanita k le gustan los protegidos y le an gustado mucho

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  186. me gustan muxo estan muy bien me e leido todos en dos dias
    cuando empieze la 2 temporada vas a seguirlo sk me as dejado con la intriga

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  187. nuevo blog http://lo-que-quieras-leer.blogspot.com/
    me encanta.... una lástima que se acabara, podrías escribir otro ;)

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